Ojo Centinela
Roberto Méndez Herrera • Periodista y abogado -
La Corte Constitucional de Colombia acaba de darnos una lección de respeto a la institucionalidad y al Estado de Derecho, y también al sistema democrático al declarar inconstitucional una ley que buscaba llamar a un referéndum reeleccionista.
Con la decisión del tribunal, máxima autoridad para decidir asuntos de la Carta Magna, se cerró definitivamente la posibilidad de un tercer mandato inmediato de Álvaro Uribe porque los fallos del alto tribunal son inapelables.
”Acato y respeto la sentencia de la honorable Corte Constitucional", dijo tranquilo Uribe.
De esa manera, un Uribe que alcanzó un pico de 80% de aceptación y que en diciembre del año pasado había descendido a 55% cuando anunció su tercera reelección, según la encuestadora Gallup, tuvo que dar un paso al costado, porque la misma población había notado el desgaste, y fundamentalmente porque la democracia, es eso: renovación.
Y la determinación del máximo tribunal de justicia basado fundamentalmente en el sentir del pueblo debe ser una lección para tanto gobernante aventurero que cree que cuando llega a su poder, debe quedarse eternamente.
Como lo hizo el venezolano Hugo Chávez que a pesar de haber perdido en un referéndum por medio de la Asamblea Legislativa controlada por él, consiguió aspirar de nuevo a la reelección después de once años.
Pero eso no acaba ahí, en un acto proselitista sobre la enmienda de la Constitución en Caracas, Chávez argumentó que permitir la reelección ilimitada no sólo del presidente sino también de los gobernadores, alcaldes, concejales y diputados nacionales y regionales constituiría “un punto de ruptura con la vieja democracia”. Eso es porque ahora controla todo el poder, además de una gran mayoría de las gobernaciones, y porque de ahí a la dictadura, hay un hilo bien delgado.
Y porque nosotros los bolivianos debemos mirarnos en ese espejo latinoamericano.
Con la decisión del tribunal, máxima autoridad para decidir asuntos de la Carta Magna, se cerró definitivamente la posibilidad de un tercer mandato inmediato de Álvaro Uribe porque los fallos del alto tribunal son inapelables.
”Acato y respeto la sentencia de la honorable Corte Constitucional", dijo tranquilo Uribe.
De esa manera, un Uribe que alcanzó un pico de 80% de aceptación y que en diciembre del año pasado había descendido a 55% cuando anunció su tercera reelección, según la encuestadora Gallup, tuvo que dar un paso al costado, porque la misma población había notado el desgaste, y fundamentalmente porque la democracia, es eso: renovación.
Y la determinación del máximo tribunal de justicia basado fundamentalmente en el sentir del pueblo debe ser una lección para tanto gobernante aventurero que cree que cuando llega a su poder, debe quedarse eternamente.
Como lo hizo el venezolano Hugo Chávez que a pesar de haber perdido en un referéndum por medio de la Asamblea Legislativa controlada por él, consiguió aspirar de nuevo a la reelección después de once años.
Pero eso no acaba ahí, en un acto proselitista sobre la enmienda de la Constitución en Caracas, Chávez argumentó que permitir la reelección ilimitada no sólo del presidente sino también de los gobernadores, alcaldes, concejales y diputados nacionales y regionales constituiría “un punto de ruptura con la vieja democracia”. Eso es porque ahora controla todo el poder, además de una gran mayoría de las gobernaciones, y porque de ahí a la dictadura, hay un hilo bien delgado.
Y porque nosotros los bolivianos debemos mirarnos en ese espejo latinoamericano.
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