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sábado, 24 de octubre de 2015

Gunnar Zapata desde la historia, lo que fue Bolivia en 1985 y lo que es hoy 30 años después.mientras VPE practicaba un gran ejercicio de unir "Bolivia se nos muere" y Evo dirigía su primer sindicato de cocaleros. ahora Evo pretende olvidar el 21060 y retomar la estatización. (Estatización que acusa los fracasos de Mutún, Karachipampa, Misicuni)

En 1989, Robert Zemeckis, Bob Gale y Steven Spielberg dieron continuidad a una comedia estrenada 4 años antes, secuela que terminó siendo un rotundo éxito: “Volver al futuro II”. En esta película, un científico excéntrico, un mancebo de 17 años y su novia viajan por el tiempo, desde el 26 de noviembre de 1985 al 21 de octubre de 2015, es decir hace 3 días. El pensar en ello conlleva a la tentación de recordar a Bolivia hace 30 años. 1985 fue un año traumático paraBolivia. El gobierno de Hernán Siles Zuazo llegaba al término, con un Poder Legislativo bajo control de su oposición, la renuncia de su Vicepresidente y por una política económica que acrecentó el déficit fiscal originado por los excesos cometidos en anteriores gestiones y el peso de la deuda externa que agobiaba al país. La economía boliviana tocó fondo en ese año, llegando a una hiperinflación del 190.30 por ciento . Los precios de los productos aumentaron 625 veces en 17 meses. El descontento popular se manifestó con paros rotundos en abril de aquel año, convocados por la Central Obrera Boliviana -al mando de un raudo Juan Lechín Oquendo - asimismo, las organizaciones campesinas y representaciones regionales apoyan la propuesta de la oposición para anticipar el cambio de gobierno. El 14 de julio de 1985, como nunca sucedió en la historia, 18 candidatos presidenciales disputaron la preferencia electoral. A pesar de que el triunfo lo obtuvo, quien fuera dictador - Hugo Banzer Suárez -, por voluntad del Congreso, accedió a la presidencia Víctor Paz Estenssoro, por cuarta vez. 

Habiendo aprendido de los errores de Siles Zuazo, Víctor Paz se alió con Hugo Banzer para controlar el Congreso Nacional, por medio del “pacto por la democracia”. El 29 de agosto, Paz Estenssoro bajo el preludio “Bolivia se nos muere” dictó el Decreto Supremo Nº 21060, que abrió las puertas al liberalismo económico. Sería la “mano invisible señalada por Adam Smith, la que regule los precios en el mercado y no así el Gobierno. Por otra parte, Evo Morales asumió la secretaría general del Sindicato de productores de hoja de coca San Francisco.

Treinta años después, Evo Morales es el mandatario con mayor tiempo continuado en el Gobierno, el Decreto Supremo Nº 861 del 1º de mayo de 2011 determinó la eliminación completa de toda disposición o consideración legal fundamentada en el Decreto Supremo Nº 21060, por lo que, Bolivia retomó las sendas de la estatización y el fortalecimiento público. Algunas cosas no cambiaron. La tozudez de los titulares de la Federación Boliviana de Fútbol que determinan los magros resultados de nuestro seleccionado nacional en las eliminatorias de 1985 como en el presente año y los microbuses del transporte público nacional. ˚

jueves, 22 de octubre de 2015

cada año que pase en el poder irá perdiendo atracción, relfejos, habilidad. atenderá sus megaobras absurdas. en cambio de haber cumplido lo que prometió estaría próximo al reconocimiento. Raúl Peñaranda sobre los 10 años de Evo

Evo Morales ha celebrado como si fuera un triunfo en sí mismo tener la gestión presidencial más larga de la historia boliviana. Le ha ganado, nada menos, que al mariscal Andrés de Santa Cruz, en muchos sentidos el fundador de Bolivia.
Pero quedarse en el Gobierno no puede ser algo bueno per se, sino la forma cómo un líder es elegido y desempeña su cargo. En el caso de Evo, este tercer mandato es inconstitucional. Él mismo reconoció que, para lograrlo, le había “hecho trampa” a la oposición en el marco de los acuerdos por la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado.
Como sea, Evo está allí y se quedará por mucho tiempo más. Dentro de nueve años y medio estará celebrando en Tiwanaku haber logrado “duplicar” el período de Santa Cruz.
Es un deseo humano lograr trascendencia. Los políticos, pero no sólo ellos, buscan “pasar a la historia”. Evo ya ha logrado un sitial indiscutible. Primer Presidente indígena, nacionalizador del gas, impulsor del juicio en La Haya, líder del Gobierno más largo desde la creación de la república, etc.
Pero... ¿pasar a la historia de manera positiva depende del tiempo que una persona se mantiene en el poder? ¿Quedarse más tiempo le garantiza la veneración de las futuras generaciones que tanto le obsesiona al Presidente? Quizás no. Dilma Rousseff debe estar pensando hoy que hubiera sido mil veces mejor perder la reelección que haberla ganado y estar ahora en la lona. El mismo Gonzalo Sánchez de Lozada hubiera pasado bastante mejor a la historia sin su segundo malhadado mandato. Los ejemplos pueden ser cientos. ¿Mugabe será bien visto por estar en el Gobierno durante décadas y décadas al mando de Zimbabue?
Como señalo líneas arriba, no importa el tiempo en que un político está en el poder si no los logros que alcanza y cómo los alcanza.
José Mujica ya ha ingresado a la historia y lo ha hecho por las  razones contrarias a Evo: prefirió no comprar un avión para la Presidencia, siguió viviendo con la misma modestia de siempre, no acosó a sus opositores ni apaleó a los periodistas y no construyó un mamotreto de pésimo gusto en el centro de Montevideo para que sea la “Casa del Pueblo”. Tampoco pretendió eternizarse en el poder.
Mujica es un símbolo de la honradez. Su régimen aprobó el aborto, legalizó el consumo de la marihuana y autorizó los matrimonios del mismo sexo. Solo en cuatro años. No necesitó más para trascender.
Otro caso cercano es el de Juan Manuel Santos, en Colombia. Si logra la paz con las FARC en su país, habrá ingresado al panteón de la Política, así, con mayúscula, del mundo. Si consigue ese éxito habrá necesitado solo ocho años, no los 20 a los que aspira Evo.
Ya que hablamos de Mugabe, que gana elecciones cada cinco años, y está en el poder desde 1980, es dudoso que la historia lo trate con respeto. Fue un revolucionario que logró la gran hazaña de vencer al poder blanco de Rodesia y fundar Zimbabue. Pero luego la ambición de poder lo convirtió en un dictador desalmado. Su vecino de Sudáfrica y compañero de lucha Nelson Mandela hizo lo contrario de él: no se convirtió en un “dictador que gana elecciones” y, al terminar su primer mandato, y con una popularidad del 90 por ciento, prefirió retirarse. Ése es un verdadero líder democrático.
Pero volvamos a las Américas. Barack Obama también será recordado por la historia como un líder importante, más que sus tres antecesores: Bill Clinton y George Bush padre e hijo. La razón de ello es que ha tomado acciones importantes, que generarán impacto en futuras negociaciones: normalizó las relaciones con Irán, resolvió el tema de Cuba, creó un sistema de salud universal, retiró las tropas de Irak y Afganistán, y autorizó la permanencia en EEUU de 5 millones de migrantes sin papeles. ¿Tiempo total en el poder? Ocho años.
Finalmente, si cambiamos de etapa histórica y de continente, piense el lector en el caso de Winston Churchill. El primer ministro gobernó primero entre 1940 y 1945, casi exactamente el período de la Segunda Guerra Mundial. Churchill fue crucial para la protección de su país y la victoria sobre los nazis. Fue uno de los artífices de la democratización de la posguerra en el mundo. Volvió a gobernar entre 1951 y 1955. En nueve años de Gobierno pasó a la historia como un grande. Se enfrentó a Josef Stalin que, con 29 años de presidente, es recordado más bien como el gran asesino del Siglo XX.
Yo creo que Evo, por cada año adicional que estará en el poder desde ahora, irá perdiendo atractivo, reflejos y habilidad, y deberá concentrase cada vez más en las políticas de guerra sucia que impone su ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, y en la construcción de megaobras absurdas como museos sobre él en lugares en los que no hay población o aeropuertos internacionales en el medio de la nada. Si hubiera cumplido su palabra y se hubiera alejado del poder en enero de este año, como dijo que lo haría, estaría más cerca del reconocimiento futuro que tanto ansía.    
El autor es periodista.

martes, 20 de octubre de 2015

estado democrático no es dictadura populista, colérica,corrupta y represiva con paredón y guillotina judicial. dictadura que subordina al poder militar y policial, ante el creciente micro ymacro narcotgráfico...Susana Seleme sale al frente con su vigoroso temple.


¿Cómo se perdió el Estado democrático?
Susana Seleme Antelo

Plantear el tema de la re-re-reelección del binomio Evo Morales-Álvaro García Linera sin el contexto que supone la realidad socio-política actual, es una visión que reduce la democracia a la dictadura de la mayoría y refuerza la práctica autoritaria del régimen, su  rechazo a la diversidad política, a las minorías  y al pensamiento crítico.
Con una dictadura disfrazada de demócrata ¿por que  dejarnos embaucar con una reforma parcial de la constitución, si lo que buscan es, otra vez,  su inconstitucional re-re-reelección? ¿Por qué seguirles el juego que obligará a un referéndum para avalar esa maniobra continuista, exigida, dicen, por movimientos sociales que son sus apéndices sociopolíticos? Más aún, ¿cómo confiar en vulgar el Tribunal Electoral  o en el Constitucional si ninguno  es independiente del poder político que los nombró? De ahí que acepten sin chistar,  hasta hoy, la violación del derecho democrático de 228 benianos a ser electos, como sucedió en las elecciones regionales de marzo pasado?
en el ejetrcuvciio deklpoder havce 10,alos étido. . En la sociedad boliviana actual lo importante y urgente, al mismo tiempo,  es reivindicar el Estado democrático y la democracia, más allá de su naturaleza polisémica, o de la dificultad de definirla según algunas opiniones. Sin pretender simplificar su definición ¿acaso no sería suficiente aceptar que la democracia es respetar la libertad de todos quienes piensan diferente al gobierno de turno, tanto en el plano individual, como  en cualesquiera de sus actividades que no dañen el bien común?   Y en plano político ¿que más que respetar la independencia de poderes para evitar la concentración absoluta que lleva a la ausencia de equilibrios políticos;  la alternabilidad en el ejercicio del poder, la institucionalidad democrática, la libertad y la civilización jurídicas, el respeto a los derechos humanos, libertad de prensa e información, transparencia y rendición de cuentas?
El Estado democrático que reivindicamos es lo contrario a la dictadura populista, colérica, corrupta y represiva con sus paredones y guillotinas judiciales contra los opositores. Dictadura  que ejerce subordinación sobre el poder militar y policial, amén de  complaciente -por acción u omisión- ante el creciente micro y macro narcotráfico.  
De la alternabilidad en el poder, abjuraron desde el inicio de su mandato, en enero de 2006: “Llegamos para quedarnos…” dijo muy orondo Evo Morales.  Pocos le tomaron el pulso a esa afirmación, declaración franca de que iban tras la dominación y el poder total, promovido y arropado por el aún en vida Hugo Chávez, sus petrodólares y la  influencia ideológica de la Perla de las Antillas. Así construyó el discurso demagogo sobre la trilogía indígena-originaria-campesina y la defensa de la Madre Tierra, mientras reprimía y reprime a los pueblos originarios, y abre al capital transnacional las reservas indígenas, las áreas protegidas y Parques Nacionales. Discursos falaces que se suman a la mentada ‘nacionalización de hidrocarburos’.  
Pruebas de la impostura
Baste citar a James Petras, militante activo de la izquierda norteamericana,  libre de toda sospecha neoliberal. En un extenso artículo*, señaló que “… desde una perspectiva histórico-comparada, el gobierno de Morales podría considerarse como el régimen radical más conservador, o el régimen conservador más radical, del mundo.” Lo califica de radicalismo al servicio de la ortodoxia, mediante una retórica radical, estipendios y subsidios, convirtiendo a sus beneficiarios en ‘guardianes del statu quo’… el aumento salarial a los trabajadores del sector público ha sido modesto, apenas por encima del aumento del coste de la vida”. Esas políticas son expresión de sus posiciones “ortodoxas y reaccionarias con una retórica radical.... ¿Cuántos líderes pueden proclamar un ‘Estado plurinacional’ y centralizar el poder político y la toma de decisiones económicas en las manos de una pequeña élite tecnocrática mestiza? Petras agrega que “Evo Morales es el rigor y la consistencia con que ha aplicado las políticas económicas ortodoxas, siguiendo el manual de las organizaciones financieras internacionales… ha mostrado su maestría, sin parangón en América Latina, en justificar las políticas ortodoxas y reaccionarias con una retórica radical. El radicalismo en el exterior complementa la ortodoxia en casa”.
Petras desnuda el engaño de Morales y los suyos, mientras arremeten verbalmente contra el capitalismo y neoliberalismo. También descalifican a la democracia representativa, a 33 años de la recuperación democrática -10 de octubre de 1982- tras 18 de dictaduras militares, golpes de Estado, torturas, exilio y  muertes.  El régimen borró de su agenda esa hazaña, aunque gracias a ella  hoy usufructúan del poder. Nunca fueron demócratas, de ahí que no les interesa recobrar la memoria histórica de la construcción de la democracia en Bolivia.  
Personalmente, creo que deberíamos reflexionar sobre cómo perdimos el Estado democrático, más allá de sus falencias, siempre perfectibles, pero sí esforzarnos para recuperarlo. Un camino es oponernos a la fantochada del referéndum re-re-reeleccionista. En función a ese principio, mi voto será un democrático y  militante NO. ¿Y el suyo?

*Revista Nueva Crónica y Buen gobierno. La Paz Bolivia  # 136. 



domingo, 18 de octubre de 2015

nueve, ocho,24. lindo título para significar: nueve años, ocho meses, 25 días del Gobierno de Evo, el más longevo de la historia de Bolivia. Carlos Mesa en su rol de historiador compara los gobiernos más largos, Santa Cruz, Bánzer, Belzu, Ballivian y Melgarejo y destaca sus características. es sabio, es prudente que recomienda a Evo reflexionar, preguntarse sobre el objetivo esencial que le impulsó a ser Presidente y contrastarlo con su pensamiento de hoy.

El tiempo de permanencia en la presidencia de Evo Morales (nueve años, ocho meses y veinticinco días el 17 de octubre de 2015) ha generado gran revuelo, al haber superado al Mariscal Andrés Santa Cruz como el mandatario con más años en el poder de manera continua. La repercusión tiene sentido, pues tuvieron que pasar 176 años, gran parte de nuestra vida independiente, para que tal acontecimiento se produjera.
Pero más allá del hecho estadístico hay que destacar la significación histórica de lo que representa. Para ello vale la pena revisar las otras cinco presidencias más prolongadas además de la de Morales. El primer dato significativo es que todas han sido protagonizadas por militares: Santa Cruz, Banzer, Belzu, Ballivián y Melgarejo. De ellas, cuatro se iniciaron mediante golpe de Estado y sólo una (Santa Cruz) comenzó legalmente. En todos los casos se trató de gobiernos o autoritarios o fuertes, cuando no fueron dictaduras implacables (guardando las diferencias, son los casos de Melgarejo y Banzer).
Cuatro de estos cinco gobiernos marcaron pautas relevantes en la historia del país. Santa Cruz fue sin duda, el gran organizador del Estado boliviano y el mayor visionario del siglo XIX con la creación de la Confederación Perú-Boliviana. Ballivián consolidó la independencia y continuó la tarea de estructuración del Estado, además de ser el primer mandatario en ocuparse del nororiente del país. Belzu fue en buena medida campeón del proteccionismo (a pesar de su debatible política abierta para la explotación de la quina) y, por supuesto, el primer mandatario consciente de la importancia del artesanado mestizo. Banzer en su primer gobierno representó, en un país profundamente polarizado ideológicamente, la imposición implacable de una idea de orden conservador que respondía a la aspiración mayoritaria de las clases medias urbanas.
De ellos, sólo Santa Cruz se inscribe en la línea de quienes concibieron un proyecto de gran horizonte histórico que puede equipararse al ciclo llamado oligárquico de conservadores, liberales y republicanos, al ciclo de la revolución nacional y al ciclo democrático. Morales, hay que reconocerlo, se cuenta también entre quienes fueron autores de momentos relevantes de nuestra historia. Sin haber roto la idea de la República (reconocida en la CPE de 2009), su Gobierno encarna una propuesta en la que combina la fuerte carga simbólica de su origen indígena, la batalla por la inclusión y contra la discriminación, con una construcción estatal poderosa basada en la diversidad de los pueblos indígenas y –al principio a pesar suyo– en un Estado de autonomías.
Comparte algunos rasgos comunes con Santa Cruz. Su origen indígena. La raíz aymara de Santa Cruz es la más fuerte de todos los presidentes bolivianos hasta Morales. Ambos condujeron gobiernos democráticos con mano autoritaria y ambos encarnaron un proyecto personal. No pretendo otras analogías en la medida en que la dimensión histórica continental de Santa Cruz está fuera de discusión y la dimensión de Morales depende de la culminación de su carrera presidencial. Pero me detengo en el carácter unipersonal del proceso político. El riesgo –lo vivió Santa Cruz– es que no haya posibilidad alguna de continuidad de la idea representada, porque el peso específico del personaje es demasiado grande y no prohijó la edificación de una sucesión. Morales en ese punto sigue el mismo camino, quizás con la ventaja de la existencia de un partido, el MAS, que en teoría es actor del proceso político. En los hechos, sin embargo, tanto el partido como el gobierno han decidido depositar todo el protagonismo, todos los méritos y todos los honores en la figura de Morales, aceptando además asumir la carga de los errores, los problemas de gestión y las dificultades vinculadas a cualquier deficiencia administrativa estatal.
A diferencia del desarrollo de proyectos más longevos, en los que el secreto estuvo en la alternancia en el mando para continuar un mismo modelo político y económico, el Estado Plurinacional se ha hecho a imagen y semejanza de un hombre.
Cuando el Presidente termine su tercer periodo, habrá completado 14 años en el mando y se habrá convertido en el gobernante con más tiempo en el poder de toda nuestra historia, superando a Víctor Paz Estenssoro y Hugo Banzer. No se puede discutir su importancia histórica, pero sí se puede cuestionar un error, tanto suyo como de sus colaboradores, el haber confundido el proceso con la persona.
La consecuencia de esa lectura deberá valorarse con el tiempo. El vigor de una propuesta y las ideas que ésta representa, dependen de su permanente renovación, personal, generacional y conceptual. El largo gobierno de un hombre, no es sólo de él, sino de todos quienes lo acompañan. El ejercicio del poder desgasta y conduce inevitablemente a la autocomplacencia.
La trascendencia de estos casi 10 años está a la vista. Su comparación con otros casos similares debiera llevar al gobernante a la reflexión, a preguntarse sobre cuál fue realmente el objetivo esencial que lo impulsó a ser Presidente y cuáles eran sus ideales entonces. Contrastarlos con su pensamiento de hoy no estaría demás. Al fin y al cabo, se trata de un ejercicio íntimo de conciencia, una decisión intransferible en lo personal, pero pendiente siempre de la decisión soberana y definitiva del pueblo que vota.

El autor fue Presidente de la República.
http://carlosdmesa.com/

martes, 13 de octubre de 2015

tradicional demagogia en Tiquipaya. apunta El Deber, SC costeada por el Tesoro de corte anticapitalista, surgió la idea Tribunal de Justicia Ambiental, descartada por Francia de entrada, propuesta que no tendrá impacto. cocaleros, chaqueadores, manipuladores de basura y otros irían como reos al utópico tribunal. el mundo se casó de frases altisonantes, lo rescatable el apoyo a la causa del MAR.

Bolivia fue sede de la Conferencia sobre Cambio Climático y Defensa de la Vida que recién culminó en Tiquipaya. En medio de la tradicional demagogia de estos eventos –que los cubre el erario público y sobre los cuales debería haber rendición de cuentas– y en paralelo con las repetitivas diatribas anticapitalistas, surgió la idea de un nuevo tribunal supranacional, una Corte Internacional de Justicia Ambiental y Climática. La primera llamada de atención provino del visitante canciller francés, quien expresó que tal cosa no la veía posible.

Por mucho que Bolivia financie estos eventos, donde además surge la presencia de activistas para corear apoyos fugaces, no abundan los resultados concretos. Vale recordar –con respeto y realismo– que cuando los países no pesan en el contexto internacional, sus propuestas pocas veces son consideradas. Es algo injusto, pero así opera la comunidad mundial por efecto de la cruda política del poder. Si Bolivia tuviera 100 millones de habitantes, un gran PIB y bombas nucleares, la palabra de sus gobernantes sería escuchada con atención. En el caso boliviano de la vida real –o de cualquier otro Estado en condición parecida– su mínimo peso internacional hace que sus propuestas tengan escaso impacto, más allá de su eventual valor intrínseco. 

Por otro lado, imaginemos que se acepta la puesta en marcha de un tribunal ambiental extranacional. En ese hipotético caso, varios compatriotas irían de inmediato al banquillo de los acusados. Allí tendríamos cocaleros, ‘chaqueadores’, a los que tiran basura, a los responsables de daños ecológicos urbanos y rurales, a los que niegan daños ambientales aunque los tengan a la vista, etc. Por ejemplo, un ministro manifestó que no era “criminal” el desvío del cauce del Río Grande, pese a la presencia de un crimen ecológico que en cualquier lugar merecía castigo menos aquí, tal vez por ser los causantes gente allegada al régimen. Eso explicaría la lenidad de las autoridades con respecto a un caso comprobado por inspección directa. El tal tribunal bien que podría actuar como un bumerán para los propios proponentes…

El presidente Morales tendrá la misión de impulsar en la cumbre de Francia los temas de Tiquipaya, pero sinceramente dudamos de su éxito. Y ello no solo debido a la política del poder que hemos citado, sino porque el mundo ya se cansó de frases altisonantes. Rescatamos del cónclave de Cochabamba el apoyo de personalidades a nuestra causa marítima, sumando algunos otros aspectos positivos en materia de preservación de recursos naturales. El resto fue estridencia pura

miércoles, 7 de octubre de 2015

turbulencia de palabras, torbellino de ideas y sucesos. no es fácil leer a Claudio Ferrufino, reclama dos, tres repasos antes de entender su mensaje. estamos acaso viviendo los dias previos al apocalipsis? se trata de una guerra total que está en ciernes? las movidas en el mundo obedecen a algún plan siniestro desconocido para los mortales? palabras de miedo, de oscuridad, de muerte.

Lunes, octubre. La primera página del diario traza un perfil del nuevo líder talibán Mullah Mansour. Mansur, nombre fatídico del primer milenio, Almanzor, el castigo de España.
ISIS dinamita el arco de triunfo de Palmyra. Aviones por todos lados; soldados. La frontera turca se marca en pisadas de veinte mil combatientes kurdos, buena parte mujeres. Occidente ha vuelto a disputar antiguas hegemonías en la región. A Inglaterra la reemplazan los yanquis; Rusia se renueva a sí misma; China observa, siempre dispuesta a quedarse con la mejor tajada, mientras delimita un panorama violento para evitar peor futuro, peor en su franja oeste, donde se agitan los uigur. Nunca mejor Pérez Reverte para hablar de los refugiados sirios, y demás, que atacan esperanzados una Europa que de recibirlos habrá sellado su destino, como cuando los godos, dice él, escapando de Atila, arrojáronse en brazo protector de una Roma eterna enemiga.
Sobre Kunduz flota la bandera del Talibán. Luego ya no. Deja una impronta, un aura que anuncia fatalidad. Israel lo sabe, aunque lejos, porque este espasmo sísmico que hace temblar Asia Central y Oriente Medio, crece en intensidad y se extiende en las infinitas ramas de una religión simple y arcaica, una que se agiganta y amenaza. Creímos que tiempo y espacio se habían afirmado en una Pax democrática, blanca, europea, letrada. Ahora el porvenir viste burka tenebrosa, negra y con sabor de sangre. Es en el vientre de las mujeres musulmanas reacias al cambio que perece la humanidad. Vientres que pasean Londres y París, que se multiplican en Germania, que remueven la sombra de Almanzor en la península mal dicha madre patria, mala madre, puta madre.
Algún reduccionismo habla de petróleo. Si fue el detonante, ha dejado de serlo. El movimiento que observamos viene de profunda raigambre, mucho más que cualquier sedimento antiguo, tanto como los hermanos apedreándose y cediendo a Caín el rol menos remunerado pero más prolífico. El dilema del becerro de oro y las tablas de la ley, en sus mil y una interpretaciones, contadas por Scherezadas cargadas de bombas y con metralletas. Se reescribe la historia a la usanza vieja, con sangre. ISIS parece extraída del escenario de Mad Max 2, The Road Warrior, y su visión postapocalíptica que huele hoy a presente, con la única salvedad que el héroe, el individuo, ha pasado a caracterizarse en una turba amorfa y caníbal. Ya no queda siquiera la lírica de intentar rejuvenecer la memoria de haber sido hombres.
Y sin embargo, tozuda humanidad esta, ante el embate de la oscuridad se plantan las guerreras kurdas, violadas, vejadas, pero con la muerte en las manos. Allí nos preguntamos si hay muerte redentora que se opone a la que destruye, si matar es mandamiento apremiante en tiempo de crisis, cuando todo parece perdido. Matémonos el uno al otro para sobrevivir (los otros podrían decir lo mismo sin faltarles razón).
Una poeta agonizante escribe versos. A su manera representa un Quijote contra molinos de viento. Cuando el griego Pedro de Candía desembarcó, solo, en Túmbez, provisto de radiante armadura, terminaba una época, corría en los descalzos pies de los temerosos. Hablamos de apocalipsis con sentido trágico. Elucubramos, discernimos, creemos ser analíticos. El Mal, permanente, persiste. Ayer fue España, en los demonios pizarristas y almagristas; hoy es el Estado Islámico. El Kunduz del Talibán puede interpretarse, doscientos años atrás, como el Kabul del imperio británico. ¿Se termina entonces? ¿O sobre la tierra crece un fuego igual al de los bosques, fervoroso, cíclico, asesino y paridor?

domingo, 4 de octubre de 2015

tuvimos un soñador que también fue militar y guerrero, amante de Bolivia a tiempo de soñarla engrandecida, unida a Perú que dividió en dos y todo marchó viento en popa hasta que la codicia, la intriga, los celos y los intereses bastardos pudieron más y destrozaron la Confederación Perú Boliviana. Carlos Mesa, historiador nos lo cuenta con palabras del Gran Mariscal de Zepita.

Ciento cincuenta años después de su muerte, imagino la voz de Andrés Santa Cruz Calahumana, más allá del tiempo...
“Siempre tuve nostalgia del lago. Mi madre Juana Basilia nunca pudo separarse de la sombra de sus aguas. Por ella supe todo lo que su profundo azul había representado cuando nací de su entraña india. Pertenecía a la nobleza, hija de caciques cuya estirpe se hunde en un pasado teñido por el Titicaca. Me hablaba en aymara y eso a mi padre Josep Santa Cruz, criollo de Huamanga, no le gustaba demasiado, aunque me dejaba escucharla en su regazo. Pero mi padre marcó muy pronto el imperio del castellano en mi cabeza. Huamanga de Josep, Huarina de Juana y La Paz donde nací, estuvieron siempre en mi pecho.
“Mi padre me enseñó disciplina, sentido del deber y espíritu militar. Mi madre era, como Matías mi abuelo materno, el orden personificado, la sobriedad, el ahorro y la palabra medida.  
“Nunca tuve dudas, yo quería una sola nación desde Tumbes hasta Tarija, quería que el incario y el virreinato fueran en la República lo que fueron siempre, el árbitro de América del Sur, el árbitro del Pacífico, el árbitro entre la Confederación Argentina y el Brasil, tan grande y poderosa como ambos. No es muy difícil de entender, es simplemente mirar el mapa y saberlo, es saber además que ninguna frontera artificial puede dividir un pueblo de modo gracioso.
“Mi patria fue siempre una sola y por supuesto su corazón era Bolivia, a la que amé con todas mis fuerzas. Cómo no hacerlo, allí nací, allí nació y vivió mi madre, allí está la mitad de mi ancestro. Desde allí y no desde otro lugar construiría la patria mayor. Por eso, cuando llegué a la presidencia de Bolivia, toda mi energía estuvo puesta en Bolivia; ése era mi desvelo y así actué durante seis años, seis fructíferos años en los que todo quedó en orden, empezando por el erario que tuvo superávit. No se gastó un peso de más. Pensé desde el primer día de mi gobierno que no se podía tener una República sin leyes y códigos, sin una educación adecuada, sin proteger su industria. El Congreso aprobó una nueva Constitución anclada en la realidad, la perfeccioné más aún cuatro años después en 1834 y me enorgullezco de una frase de su texto que habla mucho de mis más íntimos valores: Nadie ha nacido esclavo en Bolivia a partir del 6 de agosto de 1825, el día de la creación de la nueva República. En menos de un lustro Bolivia fue la nación más respetada de América.
“Pero todo eso era insuficiente, no me podía quedar atrincherado en las montañas, hubiese sido absurdo. Quedar allí limitaba nuestro horizonte y el mío propio. Por eso abrimos nuestros brazos al Océano a la provincia Litoral y mis hombres cruzaron el Desaguadero. Por eso los triunfos militares de Socabaya y Yanacocha y por eso la creación de la Confederación aprobada por tres Congresos e integrada por tres estados; Bolivia y dos nuevos en que dividí al Perú para guardar un equilibrio apropiado, el Estado Nor Peruano y el Estado Sur Peruano. En 1836 coroné todo lo que en la vida quise. El 28 de octubre de ese año nació formalmente la Confederación Perú-Boliviana. Eso me dio la energía para consolidarla y defenderla. Aplasté por las armas el intento del argentino Juan Manuel de Rosas por doblegarnos desde el sur. Sólo así fui leal con mi alma y con mis sangres.  
“La gran ironía de hacer y construir la patria grande fue que uno de los pocos que la entendió fue mi gran enemigo, Diego Portales, ese conservador chileno, hombre de hacienda y de poder que percibió muy pronto lo que por tantos años y con tantos desvelos y amarguras traté de transmitir a bolivianos y peruanos, la concepción, el trabajo, el esfuerzo indeclinable para lograr que Bolivia y Perú fueran uno. Las razones eran simples: comunidad de origen, identidad de vida, destino común, fuerza en la unidad. Portales a su vez pensó, dijo y dejó como meta estratégica de su país la destrucción de esa unidad. Se dio cuenta que Bolivia y Perú unidos serían siempre más que ese Chile modesto y encerrado en el extremo Sur de América. Pocos fieles tuve en mi patria que entendieran y siguieran esta estela, pero un gran enemigo bastó para derrotar a la Confederación, porque sólo él y yo mirábamos más allá de nuestras narices, sólo y él y yo sabíamos que lo que estaba en juego era el futuro, el largo, el del tiempo que verán nuestros bisnietos y tataranietos, no el de mañana, pequeño y modesto.
“Mucho más podría rememorar de las cosas que viví, de los sueños que tejí e hice realidad sobre la tierra tangible que se prendió a mis botas en los miles de kilómetros que recorrí a lo largo de tantos años. Mucho podría reflexionar sobre aquello que me dio fuerza y más todavía del sabor de la victoria y el sabor de la derrota que se hacen distintos dentro de la boca. Nunca derramé una lágrima. Hoy no lo haré, porque la victoria fue una etapa y la derrota una caída, sólo eso. El tiempo acabará dándome la razón”