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lunes, 30 de diciembre de 2013

qué triste lo que viene ocurriendo con Misicuni. medio siglo de esperanza que se pierde por causa del desgobierno. cuantiosa inversión de la última etapa de ejecución de la represa. como destaca Gastón Cornejo, poco interés de los cochabambinos por encontrar la verdad, cuando permiten "nuevos manejos" que profundizan el drama en lugar de buscar salidas.


Misicuni. Patiño y Soux
Escribe: Gastón Cornejo

A propósito de la represa de Misicuni, recientemente encontré dos referencias de contexto sumamente sugestivas: La primera, una carta de Simón I. Patiño fechada el 25 de septiembre de 1925 desde París a su nuevo Gerente Dibbs en Bolivia a quien ordena: “He autorizado a usted por cable aumentar la altura del dique de Lupi Lupi dentro del presupuesto de cien mil libras. Es de la mayor importancia que el ingeniero que haga los estudios sea de la mayor capacidad y responsabilidad, con buena experiencia en la ejecución de obras hidráulicas. Usted sabe que esta clase de trabajo es sumamente delicado. Considero tan importante este asunto que reitero a usted la necesidad de prestarle toda su atención y asegurarse que la obra sea hecha bajo las mejores condiciones técnicas”.     

La visión empresarial del gran cochabambino tenía clarividencias y pergeñaba decisiones trascendentes. Levantó la industria minera boliviana a un nivel mundial y rescató patrióticamente Llallagua de las manos chilenas prestas a quitarnos nueve propiedades mineras de plata y estaño con su amenazante fuerza armada protegiendo a sus accionistas, como en 1879. 
Del editor: Corroborando lo dicho por Cornejo, Patiño rescató del poder chileno las minas de Llallagua, extremo que el editor desconocía hasta cuando en 1996 funcionario del LAB, encargado de las RRPP en el vuelo de la familia Patiño de Rio de Janeiro a Cochabamba, para sepultar los restos de Albina Rodríguez esposa de Simón en Pairumani, me relató personalmente Antenor, la gestión de su padre, que consistió en recuperar una a una, en calidad de compra, cada concesión que habían recibido del Estado, el procedimiento llevó un tiempo largo en los tiempos del apogeo de "la Salvadora" le mina boyera que dió fama a Llallagua y colocó la fortuna de Patiño entre las primeras del mundo. Bueno aclarar que con lo obtenido en la Salvadora, Patiño supo colocar acciones en grandes empresas durante la crisis del 1929, cuando en lugar de quedarse en Londres y París, se lanzó a Nueva York, y compró empresas en quiebra que fueron a poco, la fuente de sus riquezas y portento.   
Pocos años más tarde el ingeniero de gran especialidad, Luis Calvo Soux, proyectó represar las aguas de Misicuni entre los cerros de nuestra cordillera del Tunari.      

El 14 de septiembre de 1974, en los salones del Club Social, el presidente don Luis d´Avis Sainz, en presencia del mandatario Hugo Banzer Suárez y el expresidente Siles Salinas, en su oratoria se refirió al proyecto Misicuni: “Cuando logremos la unidad total de los cochabambinos alrededor de un solo núcleo rector, absolutamente autónomo y apolítico, superando para siempre el estado de postración, de derrotismo y de enfermiza resignación que nos está embargando, alcanzaremos la independencia, la fortaleza y la posición que legítimamente nos corresponde como herederos orgullosos de los viejos canatas. Ya no permitiremos más que, después de cuatrocientos años de existencia, debamos comprar agua para beber, ni que, para resolver el problema, sólo atisbemos en luengos años de estudio de compañías europeas y norteamericanas, la solución – que hasta ahora no es solución – de husmear el vital líquido perforando profundos pozos cual si fueran de petróleo cuando tenemos a la vista, inconmensurables reservas en nuestra majestuosa y tan cercana cordillera. Misicuni lo dirá”.     

La construcción de una represa en Misicuni requiere de gran capacidad técnica, experiencia y sobre todo, de enorme responsabilidad. Al arribar el nuevo año 2014, el proyecto sobrepasa muchas décadas de estudio, investigación, proyección y ejecución. Se descubren múltiples irregularidades en la administración, en la construcción, en la capacidad profesional y en la calidad ejecutiva de los cuatro entes responsables. La Empresa Misicuni, con un Directorio totalmente inoperante, deficiente en controlar el proceso y prevenir deficiencias. La Constructora con iliquidez y actualmente, fuera de contrato.     

La Supervisora Engevix de alto costo y la que al parecer tiene la mayor irresponsabilidad, trabaja con planes improvisados y sin diseño final.     

Finalmente, la Asamblea Departamental que premia a Engevix Caen aprobando un traspaso de once millones de bolivianos, sin la evaluación necesaria.     

La obra paralizada y sometida a riesgos de deterioro. Los cochabambinos desunidos e indiferentes el tema secular.     

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