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lunes, 23 de octubre de 2017

del "abogado del diablo" al narcogeneral Sanabria purgando sus delitos en USA., y los protagonistas de esa historia no sé si risible o dramática que dejó tan mal parada a nuestra Bolivia, que el supremo de la lucha antinarco, se hubiese convertido en exportador de la droga. la DEA actuó con inteligencia y el narcogeneral no pudo con sus mentiras.


Basta de la misma excusa por favor



miércoles, 18 de octubre de 2017

Walter Guevara (hijo) desde El Deber, se explaya en un juego mental, se pone en lugar de Evo y razona...todo el texto sabroso aunque el final, dar victoria al dirigente cocalero por el apoyo de Putín...no entendemos que pueda ser potable, el ruso no se juega por nadie, mucho menos por el originario campesino de Orinoca, tan resistido hoy en dia.


Soluciones para Evo Morales


Hay noches en las que el presidente Evo Morales se desvela. Cuando despierta se le presenta un conflicto de órganos. Su olfato político se enciende y le dice: “Es muy peligroso forzar otra elección”. Su corazón arranca y susurra: “Quiero más”. De pronto su cerebro político se ilumina y le permite realizar algunas constataciones.
Por más que quisieran ayudarlo Fidel, Hugo y Néstor poco pueden hacer desde la tumba. Ya no se puede contar con Cristina, Dilma, Lula ni Rafael, todos desalojados del poder y perseguidos por la justicia. Mucho menos con Nicolás que está con el agua al cuello. Pepe es el único exmandatario del socialismo del siglo 21 libre de acusaciones de corrupción, el único exguerrillero convertido a la democracia con total integridad, que dejó el poder para regresar a su chacra sin haberse llevado nada.
Pasaron tres años desde que dijimos adiós a los altos precios de los hidrocarburos, de los minerales y de la soya. Con ese dinero se redujo la pobreza, se aumentó la inclusión social y se montó una nueva clase de dirigentes bien forrados, de militares convertidos mediante bonos de lealtad en supuestos izquierdistas y de empresarios felices de no meterse en política y de meterse plata al bolsillo. Ahora que se acaba, los dirigentes de los movimientos sociales piden doble ración. ¿Qué se hará cuando algunos uniformados hagan cola con sus platos en la mano en vez de gastarla y guardarse el cambio? ¿Qué se hará si ya no hay apoyo electoral de la clase media urbana, de los empresarios y de muchos sectores populares?
Sin plata, hasta los periodistas que nos apoyan se nos pueden dar vuelta. ¿Y cómo mantendremos alineados a nuestros ávidos legisladores, jueces y autoridades electorales? Con tanta garrapata y tanto pedigüeño, ¿cuánto podrán durar las reservas del Estado? Si no les damos todo lo que piden, nos quitarán su apoyo. Para peor aparecieron los desvíos del Fondo Indígena, de las barcazas chinas, de la Gabriela Zapata y de otros. ¿Qué pasará cuando descubran quién se llevó y dónde se guardó tanta plata?
La venta de gas a Brasil y Argentina nos permitió gobernar tranquilos por más de una década. Los neoliberales nos dejaron esos dos mercados bien amarrados mediante buenos contratos y con dos enormes gasoductos que sus gobiernos construyeron. Pero al ritmo actual de venta externa y de consumo interno las reservas de gas que hemos heredado se acabarán en pocos años. Según el informe de la Agencia Nacional de Hidrocarburos entre 2006 y 2016 hemos perforado cinco pozos por año, pocos exitosos. Argentina y Brasil se curan en salud y están perforando cientos de pozos exploratorios al año. Sin exploración oportuna y con esos clientes encontrando su propio gas lo poco que queda del nuestro se quedará para siempre en las sagradas entrañas de la Pachamama.
Eso es lo que prometimos en octubre de 2003 y lo estamos cumpliendo. También cumplimos otra promesa, la de acabar con el extractivismo. Todo eso está muy bien, pero ¿para qué ser presidente otra vez sin tener plata por demás?
Si ganamos la demanda contra Chile en La Haya podemos tener un respiro. Chile estará obligado a negociar con nosotros. Lo malo es que con todos los insultos apilados sobre las autoridades de ese país, es casi imposible que los chilenos se sienten a negociar amistosamente. Sus picardías durante las negociaciones de 2018 pueden arruinar nuestra re-elección del 2019.
Felizmente no todo está mal. Mientras hacemos lo posible por destruir la democracia liberal desde adentro, Vladimir Putin apunta a destruirla sin salir de su oficina. Sus informáticos se han esforzado en volcar las elecciones francesas, alemanas, holandesas y austríacas a favor de la ultra derecha. Esta vez no lo han logrado. Sin embargo, lograron volcar las elecciones de EEUU a favor de Donald Trump.
Nuestros discursos ya no convencían a casi nadie hasta que Trump llegó y nos salvó. Hasta los masistas más convencidos ya estaban empezando a dudar de que todos nuestros males se debieran al capitalismo y al imperialismo, los dos demonios que pintamos con tanto éxito en la pared. Hoy escuchan y ven a Trump y les parece que esos demonios no son de mentira. Gracias a los esfuerzos de Vladimir Putin, Trump le está dando respiración artificial al socialismo del siglo 21.

El olfato político de Evo le dice que las condiciones ya no le son favorables. Su cerebro político le dice que no conviene forzar otra elección. Al despuntar el amanecer, su corazón político pone fin a sus dudas. Por más que su olfato y su cerebro le aconsejen lo contrario, el corazón le dice que hay que meterle nomás. No importa cómo voten los bolivianos, con el hermano Putin del brazo Evo ganará la elección.

Felipe Quispe en su libro "La caída de Goni" no tiene empacho de declarar "a mucha honra" su condición de criminal y de golpista, aunque de sus fechorías cosechó Evo, quedando Quispe arrinconado y sin poder alguno. dice cómo mataron y preparaban otros asesinatos...increíble tanto cinismo. la Justicia tiene que actuar en favor de la Verdad.


La verdad sobre octubre negro



miércoles, 11 de octubre de 2017

Renzo Abruzzene resume la historia de la izquiera boliviana, lo hace como profesor que conoce la materia apuntando que la izquierda clásica, ortodoxa y marxista la que siente desprecio por la democracia. reconoce que la mejor expresión de la izquierda llega a ser la UDP que asume con Siles sin alcanzar sus metas. el MAS alza sus banderas sin lograr otra cosa que retener el poder, fin supremo de ese izquierdismo amorfo...

La izquierda clásica, ortodoxa y marxista sintió siempre un supino desprecio por la democracia; “la democracia solo conduce a la democracia, no al socialismo” había profetizado Lenin y la lapidaria sentencia hizo parte del credo revolucionario latinoamericano en una buena parte del siglo XX; sin embargo, mucho antes de lo previsto quedó claro que el ‘socialismo real’ se asemejaba demasiado a las dictaduras de corte fascista que los militares habían instalado en esta parte del planeta. El efecto fue que, de a poco, pero de forma sistemática, la ‘izquierda ortodoxa’ comprendió que la única forma de reconquistar y reconstruir nuestras sociedades pasaba por la democracia. En un determinado momento, la izquierda marxista gozaba de tan  mala reputación que un mínimo de inteligencia recomendaba seguir las pulsiones del pueblo, y el pueblo clamaba por democracia.
Arrió sus mejores banderas y siguió la voluntad popular. Así nació la izquierda democrática, que reconquistó el poder con Siles Suazo  un 10 de octubre de 1982.

Para entonces, todos cerraron filas en torno a la defensa de los Derechos Humanos y civiles y todos reconocieron que la única manera de contar con un país que pudiera recibir el siglo XXI en condiciones mínimas de existencia era reconstruyendo la institucionalidad democrática, respetando el libre juego de las ideas, valorando el rol de la disidencia, asumiendo que la forma de ser de los países inmersos en la modernidad de occidente era, sin duda, la forma democrática.

La democracia boliviana fue, en este sentido, y a despecho de su propio credo ideológico, la mejor victoria de la izquierda boliviana. La UDP era su mejor expresión.

Cuando Evo Morales asume el poder, lo único que queda de la izquierda revolucionaria es la izquierda democrática. En el camino la “dictadura del proletariado”  probó -en los países detrás de la Cortina de Hierro- su fracaso total y no tardaría mucho en desplomarse junto al muro de Berlín. En este contexto, el MAS comprende que  la manera de revivir ese fósil era invirtiendo sus propios preceptos hasta entonces inmutables; el encargado de redimir la especie humana ya no era el combativo proletariado, en su lugar estaban los campesinos, los pueblos originarios, la teocracia del Tawantinsuyo, el inca moderno. El mito. 

La fuerza que guiaba el mundo ya no era la historia, sino la tradición. La democracia había cambiado y con ella la noción de pueblo. El pueblo que fue el laitmotiv de la izquierda democrática tampoco era el mismo, ahora lo formaban los que hablaban un idioma originario, los que creían en las fuerzas telúricas de la Pachamama, los pobres pero no los medios pobres ni los ricos y aunque más del 60% se autoidentificaba como mestizo, los mestizos no existían, no eran parte del pueblo.  Los ‘camaradas’ del PCB y los temibles ‘compañeros’ de la COB ahora se  identificaban como ‘hermanos’ bajo la férrea  égida del ‘hermano Evo’.

El pueblo ya no eran todos y el monarca se convenció que era insustituible y eterno. Así nació la izquierda masista que a la sazón le debe su existencia a las fuerzas democráticas que hoy combate implacablemente. Esa es la historia que este 10 de octubre inicia su larga y seguramente penosa caída. Por cierto, en la historias nadie es eterno.