El presidente Alan García dijo el miércoles que los "mensajes incandescentes" de su par boliviano Evo Morales influyeron en la protesta de indígenas amazónicos que dejaron 32 muertos el viernes, en la región selvática de Amazonas, a 730 kilómetros al norte de esta capital.
Alan García, sin mencionar a Morales, indicó que "un gobernante de un país cercano y vecino enviaba mensajes incandescentes" dirigidos a las etnias indígenas y aborígenes diciéndoles "que eran víctimas de una explotación tremenda y un olvido absoluto".
Dijo que ello ocurrió antes del sangriento enfrentamiento del viernes cuando se celebró un congreso indígena en la ciudad de Puno, fronteriza a Bolivia, donde "nació la decisión de hacer estas movilizaciones".
"Allí se dijo que iba a haber un levantamiento indígena y se habló de insurgencia", aseveró García.
El 29 de mayo, Morales envió un mensaje a los participantes en la IV Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas, donde pidió construir la "segunda y definitiva independencia" de América.
"Este es el momento para que todos sepan que nuestra lucha no termina, que de la resistencia pasamos a la rebelión y de la rebelión a la revolución. Este es el momento de la segunda y definitiva independencia", dijo Morales en su misiva.
García ha denunciado que la protesta nativa es manipulada por intereses extranjeros. En un discurso el domingo último dijo que los "competidores" de Perú no quieren que el país progrese a través de la explotación de sus recursos naturales.
Los nativos exigen al gobierno la derogatoria de decretos supremos que temen vulneran sus derechos de propiedad sobre sus tierras comunales, y denuncian que se pretende vender sus territorios a las transnacionales.
García, en un velado mensaje a Morales, indicó que "lo mejor es no meterse en política de otro lugar" y comentó que "parece que algunos entienden la globalización como el derecho de opinar, de meterse en la política de países vecinos y eso es muy lamentable".
Perú y Bolivia mantienen tensas relaciones tras la decisión de Lima de conceder asilo político a un ex ministro boliviano y refugio a otros dos, demandados todos en un juicio a un ex presidente boliviano por la muerte de 63 manifestantes en el 2003.
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