Llegó la recesión económica
Si se observa el comportamiento de la economía boliviana, en el largo plazo, se concluye que ésta tiene las siguientes características: Primero, crecimiento lento del producto y casi inexistente si se refiere al per cápita. Segundo, cíclico, como cualquier economía del mundo, pero con más volatilidad y fluctuación que las economías maduras. Tercero, una economía donde predomina la macroeconomía populista porque todos los gobiernos -de izquierda y de derecha, civil o militar- siempre han utilizado el gasto fiscal para cumplir promesas populistas y, cuarto, el mayor gasto tanto fiscal como privado generan periodos de bonanza económica, después de los cuales han sido seguidos por recesiones económicas, las mismas desencadenas por causa de un “shock externo” y agravadas por una deficiente gestión gubernamental.
El gobierno del Presidente Morales no se libra de este designio. Ya sus ministros han reconocido que el año 2008 ha sido único, de bonanza. Es un avance darse cuenta que el crecimiento económico del 6 por ciento del año 2008, también es único, y que no se debió a la excelente gestión económica del gobierno sino al coletazo del boom económico que también vivió el mundo. Es un avance que el gobierno se dé cuenta que el alto crecimiento del 2008 se explica por la conducta del sector externo, tanto de exportaciones como de importaciones. Las primeras crecieron en un extraordinario 43 por ciento y las segundas en un 44 %. Ambos indicadores infrecuentes en la historia económica de Bolivia.
Si el comportamiento bonancible del año 2008 en el país es consecuencia del boom externo y dado que en el mundo se ha desencadenado la peor crisis y recesión económica desde la vivida Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado, cuyo origen tuvo a los EEUU y que afectó a todos, la de hoy, también generada en EEUU, está teniendo efectos devastadores en economías muy sólidas.
El comercio mundial decrecerá en un 9 por ciento. Un rápido chequeo de cifras sobre el comportamiento esperado de la producción en ciertas economías, para el año 2009, y como ejemplos, es realmente aterrador: Letonia con negativo 15 %; Islandia (-12 %); Lithuania (-10 %); Japón (-6,5 %); Hong Kong y Corea del Sur (-6 %). La zona del EURO caerá en 3.7 %. Para EEUU se espera una caída del 3 por ciento y para América Latina un decrecimiento de 1,5 por ciento. Algunos casos de la región son: Venezuela (-5); México (-4.4); Argentina (-3,5) y Brazil (-1.5). La caída efectiva del sector industrial es también enorme; últimos datos, para 58 países, señalan que la caída anual se mueve en un rango que llega hasta el ¡36 por ciento! Cuando se ven estas cifras la pregunta que inmediatamente surge no es cuánto Bolivia crecerá este año, sino: ¿Y cuánto caerá?
Si aceptamos que el año 2008 fue excepcional y suponiendo que el año 2007 es más representativo del comportamiento de la economía de Bolivia, podríamos concluir que el volumen del producto del año 2009 vuelva a la senda del año 2007, que el tamaño de la economía sea el mismo que se tuvo durante 2007. El resultado sería aterrador, la economía ¡decrecería en un 6 %! Esta conclusión, que es debatible, se basa en reconocer que el sector externo es el motor de nuestra economía y se comporte de la misma manera como lo hizo el año 2007. Las cifras al primer cuatrimestre de este año señalan la probabilidad de que así suceda. Las exportaciones cayeron en un 29 por ciento y las importaciones en un 6 %. Esta situación determina que las exportaciones todavía están algo por encima a lo observado el año 2007 y para igual periodo; las importaciones todavía están en un nivel superior al visto para igual periodo. Si la tendencia de los próximos meses muestra que la situación se agrava como que se ha visto hasta este momento, la hipótesis de una caída hasta el 6 por ciento no es descartable.
La hipótesis de exportaciones deteriorándose en los meses siguientes más de lo observado hasta ahora, también descansa en el hecho visto en el primer trimestre; la caída de exportaciones se explica por una disminución del volumen y no de precios. Esto quiere decir que el desplome generalizado de precios de lo que Bolivia exporta recién se manifestarían en los trimestres siguientes. Este fenómeno debería expresarse en una mayor reducción de nuestra oferta exportable, con todas sus consecuencias negativas en la producción y en el empleo.
Quienes hacen seguimiento del comportamiento de la economía boliviana le han dado mucha importancia a la caída de las exportaciones, pero no así, primero, al estancamiento de las importaciones, observada en enero de este año y, luego, en los siguientes, a su caída. Y esto sí indica que la economía boliviana se está estancando.
No es realista esperar un crecimiento tan desproporcionado que tuvo las importaciones el año 2008, pero tampoco se esperaba que las importaciones se paren de golpe e incluso decrezcan. Aparentemente no hay razón para que así suceda; el Banco Central de Bolivia no tiene restricciones para entregar dólares a la gente que quiera, los mismos que puedan utilizarse en importaciones. Vuelve la pregunta ¿por qué ha caído las importaciones, y por qué esto significa ralentización de la economía?
El aparato económico boliviano es débil, es primario, por lo que toda su actividad económica, en particular su débil industria, depende completamente de insumos importados, no sólo maquinaria y equipos sino de materia prima procesada. A esto en economía se conoce como una alta elasticidad de la producción con relación a las importaciones. La caída de las importaciones indica que su industria también está cayendo y, por consiguiente, todo el resto de la economía nacional que ofrece servicios a los sectores productivos de bienes.
Pero también se puede considerar otro escenario dado por una activa participación del gasto público. Recordemos que el gobierno al momento de aprobar su ampuloso presupuesto para el año 2009 -el más alto de toda la historia del país- ha señalado que se tendrá un volumen nunca igualado en inversión pública y del orden de 1.800 millones de dólares. Esta inversión fundamentalmente se ha de traducir en importaciones, lo cual puede permitir compensar la caída de privadas por públicas, de tal manera que hasta fin de año el total de importaciones no decrezca, pero esto no impedirá que la industria nacional decaiga porque la inversión publica mayormente no se alimenta de lo producido en Bolivia, con excepción de la construcción.
Al ser este año un periodo electoral se puede esperar que el gobierno “tire la casa por la ventana” para asegurar que Evo Morales sea reelegido, expandiendo el gasto fiscal en gasto corriente, lo que también impulsará las importaciones, todo lo cual puede detener momentáneamente un mayor deterioro de la economía durante este año. Pero no envidio a quién se haga cargo del gobierno el próximo año.
El gobierno repetidamente ha magnificado la presencia del superávit fiscal, durante estos últimos años, no utilizado es disminuir la deuda pública, por lo que puede gastarlo este año. La deuda aumentó en lugar de disminuir. El gobierno de Morales ha tenido un flujo bruto de recursos por concepto de deuda pública del orden de los 4.850 millones de dólares de fuentes tanto externas como internas. Del exterior ha recibido 1.510 e interiormente 3.340, esto representa un promedio anual de 1.500 millones de dólares cuando el promedio entre los años 1995 y 2005 fue de sólo 625 millones. Este comportamiento merece otra pregunta. ¿Por qué se endeudó al Estado Boliviano durante este periodo cuando se tuvo un superávit fiscal? El endeudamiento de los años anteriores se justificaba por el crónico déficit, pero no se justifica si hay superávit. Es cierto que la mitad de la deuda interna la hizo el Banco Central de Bolivia como parte de su política antinflacionaria, pero igual es deuda que el Estado debe honrar en algún momento, tiempo en el cual debe pagar intereses altos en relación a la deuda pública concesionaria que mantenía en el pasado.
Gracias a la información, que Alberto Bonadona ha dado a conocer, se concluye que en el año 2008 ya no hubo un superávit fiscal como el gobierno dice, ya que YPFB tiene como utilidades indebidamente registradas un monto mayor a dicho superávit, que consecuentemente está también equivocadamente registrado.
Todo lo dicho nos lleva a la conclusión que el deterioro de la economía boliviana se dará este año. Siendo optimista el mejor escenario que se puede esperar en 2009 para Bolivia es un crecimiento de su producción que se moverá, a lo sumo, entre el uno y el dos por ciento.
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