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martes, 11 de enero de 2011

la persecución política se ha convertido en una constante con el régimen de Evo. no existe el debido respeto por la vida y la dignidad. Javier Paz.ED


La persecución política que existe en Bolivia ya ha causado la huida de buen número de ciudadanos bolivianos. Cada vez que un perseguido político huye del país, los acólitos del Gobierno (que en su gran mayoría no destacan por su brillantez) salen a la luz pública a anunciar la culpabilidad del que escapó, arguyendo cosas como que “el que nada debe, nada teme” y que fugar es una admisión de culpabilidad. Semejante argumentación sólo puede venir de inteligencias mentecatas cuando en Bolivia han destrozado el Estado de derecho, los procesos judiciales son anunciados de antemano por altos funcionarios del Poder Ejecutivo, a lo que le sigue algún fiscalillo y no se puede esperar imparcialidad ni independencia de los tribunales de justicia. Aquí los juicios son un show para mantener las apariencias.
Quienes creen que huir es una prueba de culpabilidad, tendrán que aceptar entonces que Albert Einstein, Ana Frank, Jesús de Nazaret o Marcelo Quiroga Santa Cruz eran culpables de algo. Einstein, uno de los mayores científicos de todos los tiempos, emigró de Alemania para huir de los nazis. Ana Frank pasó escondida de éstos en el ático de una casa desde sus 13 hasta sus 15 años y murió en un campo de concentración. ¿Qué crimen pudo haber cometido esta niña? La Biblia (Mateo 2, 13-16) narra la huida de la familia de Jesús de Nazaret a Egipto ante amenazas de Herodes de matar a los recién nacidos. Por supuesto, ningún crimen podría serle imputado a un recién nacido, pero ese tipo de aberraciones suceden en regímenes totalitarios.
Razones políticas causaron que Mahoma huyera de La Meca a Medina en el año 622 de la era cristiana. La Revolución Rusa no tenía nada para acusar a Trotsky y más bien mucho que agradecerle, pero las pugnas de poder hicieron que Trotsky fugara a México; aun así Stalin lo mandó a asesinar. Cuba tiene una larga lista de exiliados políticos que no cometieron otro delito que expresar una opinión contraria al régimen castrista, el periodista Carlos Alberto Montaner es uno de ellos; también tiene un gran número de fusilados y presos por los mismos motivos (fusilar ‘traidores’ era un hobby del Che Guevara).
Dictaduras como las de Stroessner, en Paraguay; Videla, en Argentina; Banzer, en Bolivia, y Pinochet, en Chile, hicieron que muchas personas inocentes huyeran de sus respectivos países ante el miedo de la persecución política (uno de los exiliados de la época fue Marcelo Quiroga Santa Cruz). Estos dictadores idearon el Plan Cóndor para realizar una persecución política a escala continental.
Pero hay algunos que no huyeron, por ejemplo Sócrates, a quien un tribunal lo condenó a muerte por razones políticas. A Quiroga Santa Cruz finalmente lo mató otro dictador. Otro que no huyó fue Leopoldo Fernández; hoy lleva más de dos años de prisión sin tener sentencia.
Simplemente es erróneo concluir que huir es sinónimo de culpabilidad, cuando existe claramente una persecución política, violación de los derechos humanos, ausencia del debido proceso y carencia de tribunales imparciales.

* Máster en Economía,
http://javierpaz01.blogspot.com/

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