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martes, 4 de enero de 2011

comunicadora Mónica Briancon Messinger ha medido las reacciones al llamar "INDIO" a determinadas personas. interesante. (Evo según Diego Licenblat


El experimento es sencillo. Salga a la calle y sin levantar la voz dígale a cualquier persona que pase por su lado la palabra “indio”.

Probablemente obtendrá todo tipo de reacciones a la sola mención de esa palabra, algunas tendrán un carácter positivo y otras serán de tipo negativo.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española indica que “indio” es alguien natural de la India, o que es perteneciente o relativo a este país del Asia. Ahondando un poco más en este primer significado, vemos que el nombre de la India deriva de la palabra “indo”, que proviene de la palabra persa “hindú”, y ésta a su vez del sánscrito “sindhu”, que fue la denominación local histórica para el río Indo. Los griegos se referían a los indios como “indoi”, es decir la gente del Indus.

Otra acepción para esta palabra es la que se refiere al indio como el elemento químico de número atómico 49, situado en el grupo 13 de la tabla periódica de los elementos. Su símbolo es In. Es un metal escaso, dúctil, fácilmente fundible, químicamente similar al aluminio y al galio, pero más parecido al zinc. El indio (nombre procedente de la línea de color índigo de su espectro atómico) fue descubierto por Ferdinand Reich y Theodor Richter en 1863, cuando estaban buscando talio en unas minas de zinc mediante un espectrógrafo.

El tercer concepto de “indio” señala: “Dícese del indígena de América, o sea de las Indias Occidentales, al que hoy se considera como descendiente de aquel sin mezcla de otra raza”. Bajo esta acepción podemos advertir que nuestro continente aún no era conocido como América y todavía se lo consideraba como la otra parte occidental del subcontinente asiático. Con el paso de los siglos esta palabra ha servido para denominar a muchos pueblos que no vivieron y que no viven en la India.

En esta primera década del siglo XXI, la palabra “indio” se ha transformado en una palabra símbolo que las más de las veces es usada para agredir o para insultar, cuando en verdad su primer significado nos remite a un espacio geográfico totalmente alejado de nuestro continente y más aún de nuestro país.

Junto con la fuerza significativa que tiene esta palabra viene el racismo, al que se entiende como cualquier actitud o manifestación académica, política o de la vida cotidiana que suponga afirmar o conocer tanto la inferioridad de otros grupos étnicos como la superioridad del colectivo propio. Es también la pretensión de un grupo racial dominante para transformar unilateralmente, por la vía patriarcal, a otro grupo racial dominado bajo pretexto de “mejorar la raza”, poniendo al blanco como modelo paradigmático de la perfección física del ser humano. Se entiende como “raza” a la “noción ideológica basada en la denominación de los grupos humanos como portadores de rasgos biomorfológicos específicos, estables e imperecederos que ha servido para justificar por parte de sus promotores (blancos) su superioridad frente al resto de los grupos humanos no blancos”.

(García Martínez y Sáez Carreras).

Como vemos, el uso de la palabra cae en una multiplicidad de errores: uno de ellos es histórico, el otro es geográfico y el peor de todos es ese uso que se le da a esta palabra cuando se quiere atentar y dañar al vecino, sin darnos cuenta de que la fuerza que se obtiene a la sola mención de “indio” puede provocar muchos conflictos innecesarios. Al parecer no somos lo civilizados que creemos que somos, y por ello se ha hecho necesaria la promulgación de una ley contra el racismo y toda forma de discriminación que con toda la escala de grises que contiene, nos muestra una realidad evidente: somos intolerantes con el otro y lo calificamos y lo tachamos con cuanta palabra se ponga a nuestro alcance.

¿No sería más fácil reconocer las particularidades de todos los grupos humanos que habitan en el país y a partir de ellas consolidar una huella digital, única, intransferible de un solo pueblo más tolerante y más paciente? Parece una utopía, pero dejo el reto al lector. Por lo menos, durante un tiempo, trate de evitar el uso de ciertas palabras con malas intenciones. Vea qué ocurre, quizás tenga más paz y tranquilidad. La autora es comunicadora social.

1 comentario:

  1. Me gustaría aclarar que según el titulo se podría suponer que el comentario volcado o discriminatorio fuera realizado por mi persona. Yo solo he realizado el trabajo artístico de la figura en Silicona, cuyo titulo es Evo Morales. El titulo de la nota es algo confuso, porque cita mi nombre, Diego Licenblat, sin aclarar que soy el autor del busto de Evo Morales y no quien enuncia el calificativo Indio. Quiero aclarar ademas que la imagen reproducida con la nariz aplastada, responde a una foto técnica que ilustra la flexibilidad del material con el cual fue realizado, que no es la dureza de la cera por ejemplo.
    Sin otro particular, los saluda Diego Licenblat

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