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miércoles, 25 de julio de 2012

Demetrio Reynolds tiene razón. el miedo domina a Evo Morales, a falta de una tiene tres coberturas "de seguridad" ver nuestro Previus. y sobre las 3 banderas, ya leí en prensa Argentina si se trató de una cita bi o tripartita. el protocolo en ascuas


Previus. La lectura de la Fiesta del Chivo de Vargas Llosa describe con lujo el descomunal aparato policíaco militar que precedía a los movimientos del Dictador Trujillo, lo que no fue óbice para que un grupo de seminaristas y militares patriotas diera fin con la vida del tirano. Otro ejemplo del presidente egipcio acribillado en una para militar, quienes desfilaban sacaron las armas al unísono y lo acribillaron ante atónitos espectadores. Finalmente cuando Emilio Lanza se presentó ante García Meza a los 8 meses de su dictadura, llegó a unos metros tan solo escoltado por sus bravos del CITE, tembló tanto el tirano que pocas semanas después "traspasó el poder a Celso Torrelio". Walter Chávez el peruano parlanchín agraciado con el derecho de asilo en Bolivia no obstante ser reclamado por "terrorista y delincuente común" relató alguna vez que Chávez (Hugo) en persona le provee a Evo una guardia pretoriana que "vela por su seguridad" sin embargo, razón tiene de vivir con un miedo eterno porque los 84 muertos de sus mandatos porque son dos, están mirándole de día y de noche.
Acerca de los tres estandartes. Los inventores "de la pólvora" de la Cancillería creen que es "meterle nomás" un segundo estandarte aparte de nuestra legítima tricolor, rojo, amarillo y verde, en el mismo nivel en el caso de Cochabamba que el de la República Argentina. Resulta una aberración, un abuso, un menosprecio por la dignidad de los visitantes. Hasta cuándo? No entiende que todos los países del mundo tienen una bandera y punto, porqué Bolivia habría de tener dos? Esto no es otra cosa apreciado Demetrio que una representación del régimen de abuso y atropello que nos gobierna. Hasta cuándo?

De cuanto puede el miedo, da una idea aproximada el aparatoso despliegue de seguridad que rodeó la visita de la presidenta argentina. ¡Fue de veras espectacular! ¿Pero quién tenía tanto miedo? ¿La visitante o el anfitrión? (“Yo no tengo ningún miedo”).
De semejante parafernalia debió llevarse una falsa impresión la Sra. Fernández. En Bolivia sí existe el peligro, pero para los opositores que deben andar –si no con el testamento– por lo menos con el miedo bajo el brazo, como en los tiempos de la dictadura.
Bolivia es a veces la tierra de nadie. Sólo así se explica que un famoso terrorista iraní que metió bombas en Buenos Aires, venga y se pasee como Pedro por su casa, luego retorne a su patria, tranquilo y contento. Esa vez, la “pequeña” Cecilia, ministra de Defensa, no se dio cuenta del peligro que corría al lado del siniestro personaje, por eso no tuvo miedo. La Interpol lo buscaba por todo el mundo para aprehenderlo. Aquí fue un invitado de honor.
Y las alucinaciones a la orden del día: terroristas en el hotel Las Américas, el  magnicidio en el Lago Sagrado, el plan para victimar al Ministro de Gobierno,  los golpes de la oposición, las escopetas del Imperio para apoyar la marcha, el Estado Plurinacional y otros imaginarios fantásticos. ¡Grave es pues el miedo! Tuvo mucha razón el Dr. Emilio Mira y López al incluirlo entre “Los cuatro gigantes del alma”. De Bolivia puede recoger ilustraciones originales y originarias para la próxima reedición de su obra.
Además del miedo, hubo otras curiosidades. Se creía que eran sólo dos países, pero flameaban tres banderas. La albiceleste de la Argentina, la tricolor de Bolivia y la whipala del Estado Plurinacional. No hay otro país en el mundo que ostente una aberración con tanta inconsciencia. Los porteños y los gauchos, los de Boca y los de Ríver, por más que sean diferentes o rivales, ninguno aceptaría que Argentina se exhiba escindida por dos emblemas nacionales. Sería una locura.
¿Y la agenda? Ojalá no hubiera existido ninguna. Un experto dijo que Bolivia estaba ofreciendo a la Argentina lo que no tiene. Jindal acaba de irse porque no se le concedió infraestructura ni gas para desarrollar la siderurgia en el Mutún. La patria de Sarmiento es un país “gasificado”, y en las comarcas del vendedor se sigue utilizando taquia y leña para cocinar. La Constitución de la Glorieta dice una cosa y el Gobierno hace otra: la demanda interna se halla insatisfecha; la industrialización es sólo “un sueño lejano y bello”, como canta una samba. (Piedra y camino).
Y, en fin, otra cosa que llamó la atención fue la MASiva concurrencia de comensales a la cena presidencial. En voto a la austeridad, sólo algo más de 200 sujetos ocuparon las instalaciones del lujoso hotel “Cochabamba”. Por estar cerca de los capos y de la ilustre visitante, esa masa tenía que observar cierta compostura y guardar discreto silencio. Eran los convidados de piedra en esa noche estelar, donde de todas maneras hubo abundancia y gran apetito, como en las Bodas de Camacho en el Quijote.

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