Se ha informado de que por motivo de la celebración de un nuevo aniversario de la independencia de Bolivia, el presidente Evo Morales se trasladará acompañado de sus ministros y viceministros a Sucre, que es la capital histórica, donde él y sus acompañantes gobernarán.
La noticia ha causado beneplácito en algunos chuquisaqueños, malestar entre los opositores e indiferencia en la mayoría ciudadana porque las medidas gubernamentales no serán mejores ni peores por el sitio donde sean dictadas.
Sin embargo, la noticia causó alborozo en el Instituto Psiquiátrico Gregorio Pacheco, más conocido popularmente como el Manicomio Pacheco, pues algunos reclusos entendieron que el presidente y sus ministros gobernarán el Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico desde el mencionado establecimiento, cuyo lema principal es: “No estamos todos los que somos, ni somos todos los que estamos”.
Existe otro aforismo que reza: “Seremos locos, pero no giles”. Yo quiero mucho al Manicomio Pacheco y a la comunidad religiosa que lo atiende con abnegación, pues hace muchos años estuve recluido temporalmente en él al sufrir por una flaquita que me sorbió el seso; en esa breve temporada comprobé que hay más locos en La Paz y otras ciudades que en el manicomio de Sucre, así como geniales políticos que están más tocados que una cabra.
Por esas y otras razones, no me extrañó que algunos internos del Pacheco hubieran estallado de gozo al pensar que el presidente Evo, su vicepresidente, ministros y viceministros se marcharán a Sucre para gobernar nuestro país desde Sucre durante tres días de agosto.
Esta creencia de los orates me pareció sensacional y quise comunicarme con la única secretaria de Evo que es mi amiga, la señora Hillary Mamani, que antes se llamaba Hilaria y ‘sajonizó’ su nombre para ser más moderna, preguntándole desde qué lugar de Sucre gobernaría Evo. Mi amiga respondió: “Obviusñy, gobernará desde el palacio de gobierno que existe en la mencionada capital y no lo hará jamás desde el Manicomio Pacheco porque él no está loco de ninguna parte”. Agradecí su aclaración aunque lamenté la imposibilidad de que gobernara desde dicho centro mental, pues estoy seguro de que allí podría hallar mejores respuestas para el grave problema económico que confronta nuestro país. Tengo la certeza de que hay muchos locos más cuerdos e inteligentes que algunos ministros.
Quise comunicarme con el vicepresidente Álvaro García Linera, pero su secretaria me dijo que su jefe cochabambino se creía Robespierre y que viajaría a Sucre vestido de revolucionario francés y que instalaría una guillotina frente a la Casa de la Libertad.
Mientras llega el mes de agosto, voy preparando mi viaje a Sucre para aconsejarle que beba mucha cantidad de agua, ya que, según dicen los chuquisaqueños, aumenta la inteligencia, algo que no sucedió conmigo.
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