Como es natural las autoridades bolivianas ya han comenzado a rasgarse las vestiduras y gemir plañideras ante lo que consideran una inadmisible injerencia de los Estados Unidos en los asuntos internos. Suponen que se trata de una decisión fundamentalmente “política” dirigida a perforar un supuesto “proceso de cambio” que se vive en el país.
Sin embargo conviene recordar que el ATPDEA fue establecido para “premiar” los esfuerzos que se haga en materia de lucha contra el narcotráfico y se deberá convenir que el actual gobierno ha hecho muy poco en este campo.
Los resultados saltan a la vista. La “sustitución concertada” bajo un “control social” en realidad ha tenido como resultado un dramático incremente en los cultivos de coca y no solo eso; el gobierno del presidente cocalero pretende legalizar los cultivos excedentes y no hay duda de que lo hará sin mayor problema ahora que tiene un Congreso de amplia mayoría masista.
Se trata de una simple retribución. Los cocaleros constituyen la principal base social del MAS y el propio presidente Morales es también dirigente de este sector lo que hace ver muy claramente hacia donde va la cosa. Lo que menos hará Evo es serrucharse él mismo el piso y sabe que los favores deben ser retribuidos.
De manera cotidiana, el gobierno muestra como un gran logro las enormes incautaciones de droga en varios operativos como muestra también la destrucción de fábricas de droga en lugares cercanos a los centros urbanos y en los centros urbanos mismos.
Sin embargo parecen no darse cuenta de que esto en realidad constituye una confesión de culpa, una muestra de los niveles que está alcanzando esta ilícita actividad. El narcotráfico ha crecido en Bolivia porque tiene a la mano más que suficiente materia prima y sus proveedores, los cultivadores de coca, gozan de la protección política del propio gobierno, y no hay nada que haga suponer que esta situación pueda cambiar en el futuro.
Lo que se ha venido a denominar en forma capciosa como el “Estado Plurinacional” en los hechos significa el “Estado cocalero”, un Estado en el que la única actividad protegida e incentivada será el cultivo de coca y el propio narcotráfico.
El cultivo de coca y el narcotráfico son los mecanismos mediante los cuales se está estructurando una nueva oligarquía que de acuerdo a los planes masistas deberá sustituir a la tradicional.
En realidad están equivocados los que acusan a Evo Morales de querer conducir a Bolivia hacia el comunismo. Lo que está pasando en Bolivia tiene muy poco que ver con la ideología. La fraseología que de vez en cuando utiliza Evo Morales sin entenderla, no es más que una cobertura para ocultar su objetivo e interés central.
Esos objetivos e intereses coinciden más con los de las mafias internacionales que con los ideales de izquierda. Cuando las brumas desaparezcan y el encandilamiento nacional e internacional “hacia lo indígena” se atenúe todo esto quedará muy claro. (foto y texto de P.Santo)
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