Después de cuatro años en los cuales Evo Morales logró convertir a Bolivia de país exportador del gas en importador de sus derivados, de haber cerrado mercados para las exportaciones textiles y otras, de haber producido la migración más grande los últimos años de democracia por falta de empleo, de haber politizado la justicia y haberla destruido en su institucionalidad, de haber reproducido la violencia del Estado con resultado de muertos y heridos, de haber incrementado la hoja de coca y el narcotráfico convirtiendo a comunidades indígenas en productoras de cocaína, de converger en relaciones diplomáticas que nos aíslan antes que integrarnos a la comunidad internacional, después de todo esto, Evo Morales gana con el 62 por ciento el derecho a seguir gobernando.
Cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Afirmación que no la discuto. Pues está visto que es así. Los bolivianos en su mayoría, han dado por bien hecho lo actuado y eso significa que consideran a Evo Morales digno de seguir por la senda demostrada. Si somos más exigentes, en realidad es el pueblo aymara el que tiene esta manera de pensar. Les gusta lo que Evo hace y quieren que siga igual.
Quienes dicen que esta victoria de Morales es porque hubo una oposición opa, sin estar en desacuerdo, digo que esa no es la razón principal, sino la expresada por la voluntad del soberano. Lo cual tienen que aceptar, no hubiera cambiado substancialmente de haberse tenido una mejor oposición.
Porque el sentir del altiplano: La Paz, Oruro y Potosí, es de aplauso a Evo y de plena conformidad con todo lo que hace y dice. De otra manera expliquen ese 70 y pico por ciento que recibe de voto en esos departamentos. Es sencillamente abrumador. Y contra ese peso demográfico, los pueblos que no quieren a Evo tienen, por respeto democrático que aceptar lo que “esa mayoría” quiere.
Vistas así las cosas, Bolivia tiene por delante otros cinco años de planificación centralizada de la miseria y el desgobierno. No se trata de arrojar malos deseos, nada de eso, es cuestión de leer lo actuado y saber por dónde les gusta caminar.
El socialismo indigenista, tiene la avenida asfaltada para correr. El proceso de cambio, como les gusta a ellos calificar a lo descrito, puede continuar. Por tanto la autonomía que se buscaba, aquella que representaba el progreso de los pueblos, puede despedirse, para dar lugar a la otra, esa que convertirá a las comunidades indígenas en verdaderas republiquetas. Si es que se da curso a su proceso. Porque yo tengo la impresión de que el Gobierno dará un giro para centralizar el modelo económico en buscara darle al Estado el control pleno de la economía.
Y porque tengo esa percepción, puedo vislumbrar duros años de lucha entre el oriente y el occidente. Vistos y considerando que el boom económico pasó y que los déficit fiscales harán presencia, el endeudamiento será mayor, las inversiones externas se harán humo y el nivel de precios internos mermará la canasta familiar y lo peor de todo esto es que ya no hay neoliberales criollos a quienes culpar- me imagino que el imperialismo seguirá siendo el tambor que se toque- los que votaron por Evo Morales menudo panorama tienen por delante.
Claro debemos pensar que ahora a estos socialistas, marxistas, comunistas les ha llegado el momento de demostrar sus teorías en la realidad. Y estoy seguro que se aplazarán, eso me tendría sin cuidado si no fuera porque eso significa que Bolivia sumara otros veinte años a su secular atraso y dependencia.
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