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miércoles, 3 de abril de 2013

Karen Arauz escribe sobre Corea. Sobre Kim Jong Un un presidente psicópata que mantiene al mundo en ascuas, figura megalómana y fetichista mantiene encerrados a 25 millones como en la novela de George Orwell



PRESIDENTE PSICÓPATA

El  líder supremo de Corea del Norte  Kim Jong Un, a estas horas mantiene al mundo pendiente con sus amenazas y en cuya expresión facial, se leen las sombras que pueblan las mente de este heredero -no sólo de la conducción de la parte comunista de la dividida Corea- sino de la megalomanía y fetichismo que mantiene en absoluto encierro a esa parte de la península con sus casi 25 millones de habitantes. Los pocos que han podido penetrar algo en la realidad de Corea del Norte, cuentan de los increíbles modos que se han dado Kim Il Sung, su hijo Kim Jong Il y hoy el nieto Kim Jong Un, para hacer más realidad que en ningún otro lugar del mundo, la novela 1984 de George Orwell.
De cuando en vez esta "dinastía" norcoreana que ha encontrado el modo de subsistir y lograr que al menos los chinos -a quienes inquieta sobremanera la posibilidad de una guerra en la península- le mande arroz y algunos otros alimentos necesarios para alimentar a su disciplinada, alienada y hambrienta población a cambio de sus riquezas minerales- amenazan al mundo con inminentes ataques a  Corea del Sur o Japón, férreos aliados de los norteamericanos además de su "suprema decisión" de activar sus plantas nucleares de alcances continentales.
Caminar por algunas de las más importantes avenidas en Seúl -la capital de Corea del Sur- es toda una extraña experiencia. Largas e increíblemente anchas y bien mantenidas avenidas, llaman la atención por la absoluta ausencia de cables, semáforos, paso de peatones (para cruzar de un lado a otro sólo existen pasajes subterráneos) lo que le da a esta súper poblada capital, un aspecto contrastante con sus estrechas y enmarañadas calles adyacentes, lo que evidentemente no puede pasar desapercibido y no dudamos en preguntar la razón de esto.
La respuesta es natural para ellos. Las Coreas están técnicamente en estado de guerra -aunque en tregua- desde 1954. Y las avenidas en pleno Seúl, pueden ser convertidas en minutos en perfectas pistas de aterrizaje y despegue para desplegar el poderío aéreo tanto de Corea del Sur, como de su mayor aliado, los Estados Unidos. Vivir en esa tensa calma por más de sesenta años, habla de la paciencia y nervios controlados de los pueblos asiáticos. Los ejercicios de simulacros ante un inminente ataque y la organización para la inmediata respuesta de la población ante una alarma que sonaría en cada rincón del país, es tomada muy seriamente y es una costumbre arraigada que pasa ya por su tercera generación.
Corea del Sur es lo que se dio en llamar uno de los Tigres de Asia, cuyo ingreso per cápita está hoy alrededor de los 30.000 U$. contra los 1.600 U$ de sus pobres disciplinados hermanos comunistas del Norte acostumbrados a marchar uniformados, portar armas y a comer casi nada. La ciudad fronteriza de Corea del Norte, es un inmenso escenario teatral, montado para que los fisgones del Sur "se crean" la bonanza y maravilla de vida que tienen bajo el régimen comunista..
El actual líder al mando del poder absoluto, hace dudar al mundo pues no sabe hasta dónde estará hablando más o menos en serio en el entendido que no son los generales los que lo asesoran, sino, que serían más bien ellos los que estarían dudando de la verdadera dimensión del liderazgo del joven e inexperto enfermo de egolatría quien aparentemente, no logra el alcance de su padre y predecesor, que si logró hacer un impecable trabajo de lavado de cerebro a su pueblo.
Crear la imagen casi divina que logró  Kim Jong Il no parece estar al alcance de su vástago. Éste no tiene la habilidad de convencer a todos que en el momento su nacimiento, en pleno invierno, brotó el verano súbitamente y el campo se llenó de flores e increíbles arcoíris surcaron los cielos.  O que el saco que usa es la tendencia de moda en los salones del mundo entero o que él fue el inventor de la hamburguesa (aunque a ellos les llegue dos pedazos de pan con carne de rata al medio) lo que lo hace el líder más famoso y amado del mundo entero cuyo cumpleaños es celebrado con increíbles fiestas a lo largo y ancho del orbe.
Tampoco es el más grande consumidor del más caro de los coñacs de Hennessy, el que le costaba al régimen entre  600 y 850 mil dólares anuales, gran habilidad considerando que los mortales comunes, percibían alrededor de 1.000 dólares anuales.
Es una amenaza real para el mundo que su inmadurez e inseguridad haga que eventualmente esto no quede en sólo bravuconadas. Con los antecedentes de la extraordinaria capacidad de alelar al pueblo por parte de su padre, no sería extraño que por emular, lleve nomás a cabo sus juegos de guerra como el modo de asegurar su liderazgo y su trono en los cielos de Corea del Norte.

Karen Arauz





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