Escribo a vuelo de pluma, como se desarrollan las acciones del gobierno por encubrir, entre otros desmanes, el desastre económico (ya supimos que hay déficit y no vacas gordas como se regaba a los cuatro vientos) y el inicio del juicio por el caso terrorismo donde se consolidará una de las mayores atrocidades jurídicas que Bolivia haya conocido.
El objetivo de estos breves apuntes es realizar un puntual pronóstico político. Aquí va: la reunión de Evo Morales con los expresidentes terminará en un spot propagandístico donde los exmandatarios servirán de teloneros para lograr mayor apoyo popular al "jefazo", de extrategias efectiva sobre el mar... nada! Además, pese al spot que saldrá esta semana, el apoyo popular seguirá cayendo. Su incapacidad es terminal.
Es más, como ocurrió con los opositores del Oriente (CONALDE) que se reunieron en varias ocasiones en el Palacio Quemado y que sólo consiguieron salir en la foto y ser usados para un nuevo spot, los expresidentes terminarán, en breve, perseguidos, obligados a fugar o detenidos. Y es que este gobierno actú así: mientras uno negocia, el otro -oscuro personaje que conspira a una cuadra del Palacio de Gobierno- tiene la misión sucia de dar la artera puñalada. Si se piensa bien, todo ha funcionado así. Si el Vice fuese honesto, confesaría que, en términos militares, se trata de la llamada estrategia envolvente, combinada con un ataque de amarre (se amarra a las víctimas en un escenario -el diálogo-, mientras se prepara el cadalzo).
Si me equivoco, hidalgamente pediré las disculpas del caso y me sumaré, con entusiasmo, al llamado Proceso de Cambio (grotesco salto al pasado). Sin embargo, hace tiempo dejé de ser ingenua y he estudiado el modus operandi del actual gobierno: el diálogo sobre el mar -como todos los demás diálogos- sólo es una emboscada para distraer la atención en torno al desastre económico y la judialización de la política, y la ocasión propicia para provocar que los posibles opositores bajen la guardia, mientras los verdugos preparan la soga.
El hecho que sorprende es la candidez de los expresidentes para ofrecerse a ser usados de forma tan descarnada. Les pasó a los prefectos de CONALDE. En fin, queda obvio que buenos políticos siguen faltando
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