Jorge ‘Tuto’ Quiroga Ramirez, fue parte de la minoría que gobernó Bolivia hasta la llegada de Evo Morales. Fue vicepresidente entre 1997 y 2001; presidente a los 37 años entre 2002 y 2003 tras la renuncia del general electo democráticamente Hugo Banzer por padecer de cáncer de pulmón.
El final de su gestión se vio opacada por el efecto contagio de la crisis social y económica de la Argentina. Critica las prácticas poco democráticas de Evo Morales, pero elogia las mejoras sociales alcanzadas.
- ¿Cómo ve a Bolivia hoy en pleno conflicto por inflación y fuertes reclamos por alzas de salarios?
- Separo la coyuntura de lo estructural. En lo económico, el país sigue, por ahora, bien, gracias a los chinos, como toda Sudamérica. Seguimos teniendo los mejores precios de la historia de las materias primas. En los vinculados con Bolivia, en mi época de presidente la onza de oro estaba 320 dólares, hoy está 1.500; el gas, un dólar con veinte centavos y hoy, ocho dólares. La diferencia en América Latina la hacen los países que aprovechan la bonanza, traen inversión y estimulan producción. Y otros que destruyen la inversión.
- ¿La nacionalización de los hidrocarburos salió mal?
- El problema es otro. Ni se estatizó ni se trajo más inversión. Todas las empresas que llegaron en los 90 y explotaron campos, Morales les respetó el tiempo remanente de la concesión. Lo que sucede es que el clima de confrontación e inseguridad hace que las empresas se dediquen a explotar lo que está descubierto sin explorar ni renovar yacimientos. Lo mismo ocurre con la minería. El ingreso extra en el caso de Bolivia no es por más productividad, sino por mejores precios. Se ha ahuyentado la inversión. Y en el plano agrícola, como el Gobierno prohíbe exportaciones, el dinero y la inversión van a la construcción. Por eso se vive en el país un boom inmobiliario, porque hay liquidez en la economía. Pero mucho de ese dinero es del narcotráfico. La gente piensa que se pueden expropiar las tierras, pero no los edificios.
- ¿La inflación también es una preocupación?
- Todo se inició con el gasolinazo. Se reprimieron los precios y no se hicieron los ajustes cuando correspondía. Quisieron hacer en un día lo que no se hizo en cinco años. La medida era buena, pero no oportuna. La escalada de precios se sigue dando especialmente en alimentos. El Gobierno revirtió la medida, pero la gente duda. La gente además se quedó con la ilusión del incremento salarial de 20% que se decretó y luego también se tiró para atrás. Así la expectativa de inflación se mantiene. A esto se suma la escalada internacional de los precios por la voracidad china.
- ¿Le sorprende la ortodoxia de Evo Morales en el manejo económico?
- Le sobran recursos. Antes Bolivia era remesas más exportaciones que generaban ingresos por 1.500 millones de dólares. El año pasado han sido 8.000 millones de dólares. Ha gastado mucho más y todavía le sobra.
- ¿Evo Morales decepcionó a su electorado?
- Lo triste es haber desperdiciado la bonanza de precios. El lado positivo que parte de esta bonanza se usó para planes sociales y transferencia de recursos para gente pobre. Es bueno como colchón social. El tercer tema estructural es que la democracia está viciada. Hay legitimidad de origen, pero no hay libertad de prensa ni respeto de poderes. Otra preocupación es el narcotráfico. Es el peor lastre de América Latina. Consumo norteamericano, narcos mexicanos, maras y pandillas salvadoreñas, terroristas colombianos y producción de coca de Perú y de Bolivia. Los Gobiernos no coordinan tareas ni acciones. En Bolivia se ve la presencia de elementos extranjeros. Ajusticiamientos dos o tres por semana, a la luz del día, frente a un colegio. Al número de la lucha antidroga del país lo atrapan con 140 kilos de droga en Panamá. El narcotráfico compra todo y hasta gobiernos. Hay a un avance del poder narco en Bolivia. Se notan los mismos avances en Perú, Argentina, Brasil. A todos nos afecta, no sólo a los que producimos coca. Y cuando un gobierno coopta fiscales y a la prensa, le mejora el terreno a estos delincuentes de la droga. La erosión institucional deja el terreno fértil para el narco.
- ¿Le preocupa una posible presidencia de Humala en Perú?
- No, opino que el peruano debe escoger lo que le gusta.
- Usted fue parte de una minoría más formada y blanca que gobernó Bolivia con resultado dispar y que permitió el surgimiento de una figura como la de Evo Morales. ¿Qué autocrítica haría de aquellos años?
- Le quiero aclarar que en Bolivia somos todos mestizos. A Bolivia llegaron españoles solteros que se mezclaron con los locales. Sí es bueno reconocer que no adecuamos a tiempo el sistema político. No se permitían los representantes rurales. Y en el campo es donde más está la pobreza, se sentían excluidos. Había que modificar la Constitución en el Congreso y cuatro o cinco partidos manejaban todo. Los partidos tenían líderes eternos que se candidateaban cinco o seis veces para distintos cargos. La gente quería renovación. La llegada a la presidencia de Sánchez de Losada, con tan sólo el 30% de los votos, es un ejemplo. Yo quise hacer reformas, pero tenía 17 diputados sobre 130. /Infobae.
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