Luego de tantos años de besuqueo inocuo, por fin S.E. admite que los chilenos le hicieron perder su tiempo, que le tomaron el pelo con la soporífera agenda de los 13 puntos, donde estaba inscrito el reclamo marítimo, como uno más. Tuvo que irse a su casa la señora Bachelet para que S.E. se diera cuenta que la ex mandataria, más allá de la cortesía desbordante con que lo trató, velaba, sobre todo, por los intereses de su patria, como debe ser. La señora Bachelet toreó bellamente a S.E., lo lidió al mejor estilo, apegándose a las astas sin miedo, y lo llevó con gracia y donaire, con el capote por chicuelinas, hasta dejarlo abandonado a su suerte frente al picador, Sebastián Piñera, el sucesor. Entonces, banderilleado y cansado, S.E. se dio cuenta que así como en Santiago le llenaron un estadio de gente que clamaba “mar para Bolivia”, también lo encerraron en un coso taurino donde el destino final es el estoque.
¿No le advirtieron a S.E. de los peligros de la agenda? Seguramente que no se lo señalaron sus colaboradores. Aunque es imposible que S.E. hubiera ignorado que transcurrieran los meses, los años, se cambiaban cónsules en Santiago, viceministros en la Cancillería, y sólo se supiera que estábamos regateando precios por las aguas del Silala, que, finalmente, como si fueran millonarios, los potosinos decidieron que no querían ni un centavo de Chile si no se pagaba la “deuda histórica”. El agua boliviana siguió fluyendo gratis hacia la costa y los “ricachos” potosinos se quedaron sin nada. Pero patriotas, ¿no? En cuanto a la prensa, su interés por el tema marítimo fue siempre muy grande, pero el Canciller, con su mirada zahorí, como si guardara alguna sorpresa fantástica, decía que oportunamente se enteraría toda Bolivia de los resultados. ¿Y?
Aparentemente se acabó con la trillada agenda, aunque algunos quieren darle oxigeno. El Canciller, sobre todo, ve apenado que sus esperanzas de materializar su agenda desaparecen ante una arremetida interna del MAS. ¿Por qué no renunciará al cargo antes que lo acaben de enterrar? Cuidado con que pisemos territorio minado en una demanda ante tribunales internacionales. Ya nos fue muy mal en la Liga de las Naciones. Claro que ha pasado mucho tiempo, se podrá alegar. Pero las circunstancias jurídicas entre Bolivia y Chile siguen siendo las mismas. Salvo que la “Estrategia Chávez” o como la llamen, haya elucubrado cómo evitar que La Haya u otra instancia afirme que “no puede modificar por sí misma ningún pacto…porque la revisión de los Tratados es de la sola competencia de los Estados contratantes”.
La “Estrategia Chávez”, es un estudio de los hermanos Víctor Hugo y Wilfredo Chávez (el influyente viceministro de Coordinación Gubernamental) y aventura algunas interpretaciones jurídicas respecto de la validez de los tratados que son excesivamente riesgosas. Como eso de que Bolivia habría reconocido en 1904 el dominio chileno sobre Atacama pero no sobre el mar adyacente, donde habría unos islotes, que, no mencionados expresamente en el Tratado de Paz, serían nuestros. ¿Habrán convencido los Chávez a S.E. de ese perspicaz descubrimiento? ¿Habrá sido analizada la “Estrategia Chávez” por algunos expertos en materia internacional? Porque, de tener éxito, la “Estrategia Chávez” podría, con todo merecimiento, imprimir su nombre en letras de bronce en el portal de la Cancillería boliviana. Los hermanos Chávez serían los únicos compatriotas sesudos en más de un siglo de imbecilidad neoliberal y “rosquera”, en darse cuenta que los chilenos se olvidaron de los islotes.
Cuidado con esas improvisaciones alegres que tantas amarguras nos han hecho pasar. El Estado Plurinacional es muy dado a basarse en fábulas por desconocimiento y falsificación de la Historia. Bolivia no requiere de una estrategia masista de retorno al mar, sino de una sólida posición nacional, debidamente preparada y argumentada. Eso, antes de buscar a un plenipotenciario desorientado, que ya dicen tener en la mira. Otro tropezón de tipo jurídico lo lamentaríamos eternamente.
La pena es que a S.E. le han contado que lo de Charaña fue un contubernio oscuro entre dos dictadores de mala leche y nada más. No le han avisado que en Charaña se avanzó como nunca antes aunque, tal vez, excesivamente abierto a la opinión pública. No le han dicho que se negoció un territorio soberano desde Bolivia hasta el mar. Que fueron tres años de intenso trabajo. Pero, claro, si Banzer fue el artífice, se acaba el patriotismo masista y la negociación se archiva para no volver a leerla ni siquiera por curiosidad.
Si vamos a actuar bien, habría que volver atrás, dejarnos de nuevas bellacadas y recordar a Chile que, hasta antes de la famosa agenda, reconocía que era posible un acceso soberano de Bolivia al mar. Hay que recuperar ese compromiso chileno, hacerle recuerdo de su palabra empeñada a lo largo de más de un siglo, y partir de ahí, seriamente, en una negociación sin dobleces. Lo demás será volver a la “normalidad”, es decir al alegato, al escándalo y hasta al insulto. Sería penoso e inútil. (De Mamfredo Kempff Mercado. Diversos medios. SC.Bolivia)
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