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jueves, 13 de octubre de 2011

el llamado "baño de multitudes" así sean funcionarios públicos en su mayoría, no debe considerar poseer "un cheque en blanco" sentencia Los Tiempos editorialmente


Como resultado de un trabajo de organización de alrededor de dos semanas, ayer el MAS y el Gobierno lograron reunir a una buena masa de adherentes en La Paz y, bastante menos, en otras capitales de departamento, que, como estaba previsto, reiteraron su apoyo al Presidente y al proceso de cambio por él encabezado, proceso que desde diciembre pasado viene sufriendo fuertes reveses por errores de la propia conducción política del Estado y de los negocios del país.
Más allá de las diferentes lecturas que se puedan hacer de esta movilización, pues las habrá para el consumo interno y externo, lo más importante sería que las propias autoridades no crean que una acción de esta naturaleza les otorgue un cheque en blanco en el inmediato futuro. No se trata, de ninguna manera, de que una movilización de esta naturaleza pueda compararse con los efectos de un referendo revocatorio o una elección general como se dijo en el acto, pues está claro que lo que en verdad se ha demostrado el miércoles es que los operadores del MAS aún logran organizar masivas concentraciones utilizando, por lo demás, todos los recursos de los que tradicionalmente echan mano los sucesivos inquilinos del Palacio Quemado, olvidando incluso normas legales que rigen sobre los empleados públicos.
Más allá de aspectos logísticos, se puede inferir que uno de los temas del fondo de la acción política, es que en estos momentos las autoridades de Gobierno no tendrían un horizonte claro. De hecho, el Presidente ha anunciado un encuentro entre organizaciones sociales afines a su Gobierno, colegios de profesionales e incluso “intelectuales y empresarios” interesados a los que acogerán, a realizarse en diciembre, para organizar la agenda política que guiará al Gobierno en los próximos dos años de gestión, una vez que, a su criterio, la agenda de octubre de 2003, que habría sido la vigente, ya estaría cumplida.
Otro, la queja presidencial porque en los últimos tiempos él debe pedir perdón por errores que otros cometen y que se producirían porque hay sectores que se oponen a su Gobierno por intereses corporativos, en una implícita, aunque clara, referencia a las acciones represivas de la Policía en contra de la marcha indígena en defensa del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis). Además, insistió en que mientras “el pueblo” estaba en la concentración del miércoles, en la marcha sólo participarían dirigentes que, además, desconocerían la realidad de sus pueblos.
Esta impresión de desconcierto se acrecienta cuando se observa los intentos por maquillar el objetivo de la concentración. De ser una “contramarcha” –que en definitiva eso ha sido—a la que protagonizan los indígenas del oriente boliviano, pasó a ser una movilización en defensa del Presidente y del “proceso de cambio”, para terminar en una acción de rememoración de la llegada de los españoles al continente por lo cual declararon el 12 de octubre como “Día de la Descolonización”.
En definitiva, en circunstancias en que prima la confusión, la movilización progubernamental de ayer puede ser vista como un necesario “baño de multitudes” que las autoridades requerían ante la ruptura de relaciones, desde diciembre pasado, con sectores importantes de su propia sustentación política.

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