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lunes, 6 de junio de 2011

No mataron ni un pichón, afirma Susana Seleme cuando se refiere al terrorista Vahidi "huésped de Honor" de Evo y a la persecusión en contra de muchos cruceños que emprendió el MAS en Santa Cruz





Calle Pasteur 633, detrás del Congreso de la Nación en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Un limpio y compacto espacio de tierra con un sobrio monumento recuerda a las 86 víctimas -6 de ellas trabajadores bolivianos de la construcción- del criminal atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Fue el 18 de julio de 1994, un frío día del invierno austral. La AMIA había sido fundada, cien años antes. Un siglo de vida de ladrillos y estructuras de cemento se fueron abajo por obra de los terroristas iraníes, afirman las autoridades argentinas, tras años de investigación. Hubo más de 300 heridos y daños múltiples tras aquella hecatombe.

Imposturas, mentiras, vergüenzas nacionales e internacionales mediante, el ‘gobierno del cambio’ hacia la dictadura disfrazada de democracia ha sido cómplice y protector de un proscrito terrorista-genocida, el general iraní Ahmad Vahidi, hoy ministro de Defensa de Irán. Entre gallos y media noche, después de pasarse todo un día como huésped protegido en el hotel Casa Blanca o en algún otro lugar de esta ciudad, los acólitos de Morales -que se declara ‘socialista, comunista, marxista-leninista’- le facilitaron también la ‘fuga asistida. Así califica su salida del país la valiente diputada Jessica Echeverría, la primera en denunciar y alertar a Bolivia y al mundo la presencia del genocida iraní . “Se ha rendido honores a un terrorista” dijo el gobernador cruceño Rubén Costas. “Como boliviano tengo que lamentarlo”, porque además no es “un terrorista cualquiera”.

Ante la magnitud de aquel acto terrorista me pregunto, ¿de qué y por qué acusan de terroristas, se detiene, meten presos y persiguen a 39 cruceños imputados injustamente en el complot terrorista-separatista Rozsa-Sosa contra Santa Cruz? No fueron ni son terroristas, son autonomistas. Aquí solo hubo terrorismo de Estado, como el ajusticiamiento de los 3 extranjeros, el 16 de abril de 2009 y el atentado en la casa del Cardenal Julio Terrazas.

¿Genocidas Guido Añez, Hugo Carvajal, Jorge Torres, Adalberto Kuajara y otros exministros de un gobierno democráticamente electo? Están acusados por los muertos y heridos durante el cruento enfrentamiento entre las fuerzas del orden y militares, frente a la sublevación popular, acompañada y digitada a distancia, entre otros por el entonces diputado Evo Morales, en octubre 2003? A los que hoy ‘el gobierno de cambio a la dictadura’ llama genocidas ¡no mataron ni una pinche mosca! ‘Los del cambio’, en cambio. llevan más de 70 muertos en su haber.

Terrorista y genocida, es el iraní Ahmad Vahidi. Se sabe que participó en muchos crímenes ejecutados por la fundamentalista Guardia de la Revolución Islámica de Irán, vinculada a Hizbollah, uno de los brazos militares del islamismo radical. Comandante de aquella guardia, la investigación argentina concluyó en 2007 que Vahidi fue coautor intelectual del genocidio en la AMIA. El hoy ministro de Defensa iraní tiene orden de captura internacional emitida por INTERPOL y la justicia del vecino país. Pese a la envergadura jurídicopolítica de la acusación, Vahidi fue invitado de honor de Evo Morales en el 59 aniversario del Colegio Militar de Aviación en Santa Cruz. Entre el y Vahidi, estaba la novel ministra boliviana de Defensa. La INTERPOL boliviana ni se enteró, o no dejaron que se entere y, por lo tanto, hizo ‘mutis por el foro’.

¿Sabían ella, Morales, García Linera, Arce y etcéteras qué significan los crímenes de lesa humanidad y el genocidio? Esos delitos corresponden a exterminios de grupos humanos por razones políticas, religiosas y étnico-raciales. Tampoco saben -o no les importa- que una orden de captura internacional por esos delitos es ley. Ahora resulta que la ministra de justicia boliviana se lava las manos y dice “no somos fiscales ni jueces para detener a alguien...”, aclara que Bolivia no expulsó a Vahidi, sino que su gobierno le ordenó el repliegue y otros dicen que Vahidi se auto-invitó. De verdad, ‘los del cambio’ creen que tienen licencia para mentir, como los del grupo de élite UTARC, licencia para matar.

Nos asiste el derecho a sospechar
La presencia de Vahidi en Bolivia es una sonora bofetada a los Derechos Humanos, al Derecho Internacional, a la comunidad judía argentina y mundial, a la memoria de sus muertos, a la de 6 albañiles bolivianos, a la sociedad global que lucha contra la intolerancia y toda forma de racismo. Este atentado a la conciencia democrática del mundo no es un ‘caso cerrado’‘como desea el ‘Vice’. Una carta disculpa al gobierno argentino, no da por ‘zanjado’ el asunto, como dijo Héctor Arce, presidente de la Cámara de Diputados. Habrá secuelas y algunas no se han hecho esperar. Primero fue la indignada llamada de Cristina Kirchner a Morales desde Roma y la reunión que sostuvo con su par de Israel, Shimon Peres, en Venecia. Aunque dicen que no se trató el tema “Vahidi en Bolivia”, Peres agradeció la firmeza argentina en la lucha contra el terrorismo.

La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) participará en la Asamblea General de la OEA, que se realizará en El Salvador a mediados de julio, donde la entidad prevé presentar su reclamo por la reciente visita que el ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi realizó a Bolivia, y por “la actitud del gobierno boliviano de no haber hecho caso a la alerta roja dispuesta contra Vahidi”.

Que ‘los del cambio’ no sabían quién era ese invitado de honor, huele a cinismo. Las sospechas de que sí lo sabían son muchas, y se confirmarían, entre otros antecedentes, por la anulación de visas de entrada para ciudadanos de Irán y Bolivia: sin ese requisito no funcionan las alarmas para delitos de la justicia internacional. ¿Con qué objetivo se retira ese requisito? ¿De quien fue la idea de invitar a Vahidi? ¿Pidió Morales que venga para que responda indirectamente a Chile, tras las poco diplomáticas y guerreras declaraciones de su canciller? ¿Fue idea de Mahmud Ahmadineyad, misógino que lapida y ahorca mujeres, o de Hugo Chávez, para ayudar a su tan esforzado pupilo?

¿Para que y por qué tenía que reunirse Vahidi con sus colegas de la Alternativa Bolivariana para América (ALBA), quienes inauguraron la Escuela Militar Bolivariana, donde tenía que estar y no estuvo, luego de saberse quién era? ¿Qué formación militar dará esa escuela -dicen que para ‘defender la patria grande’- instalada en Warnes, a 20 km. de esta capital? ¿Quién donará las armas y cuáles: Venezuela o Irán? ¿Es esa escuela la cabeza de playa de prácticas nada santas -terroristas y genocidas- en Bolivia, como dicen que ya hay en Venezuela?

La tal ‘escuela’ está instalada en Warnes, a 20 kilómetros de esta capital. La presencia de esa institución de formación militar, explicaría la tanta insistencia en hacerse de ese municipio, vía la guillotina judicial aplicada a su alcalde electo por voto popular, hoy fuera del cargo y con arresto domiciliario? El que calla otorga y si ‘los del cambio’ no explican este nuevo vergonzoso incidente, nos asiste el derecho a sospechar que aquí estamos en una carrera armamentista –hasta terrorista- contra los propios bolivianos y algunos vecinos.
¿Terroristas los cruceños y otros? ¡Váyanse a moler ajos y cebollas!

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