A partir del 28 de julio el destino de Perú estará, en gran medida, en manos de Ollanta Humala Tasso (Lima 27 de junio de 1962). El presidente electo, con el 51,60 por ciento de los votos, recibió la felicitación de los mercados con un derrumbe sin precedentes de la bolsa de valores de Lima. La caída, la más grave de la historia en Perú, alcanzó más de doce puntos, obligó a suspender la cotización por un par de horas y a cerrar la rueda de la fortuna financiera limeña, antes de tiempo. Ni siquiera durante el ataque a las Torres Gemelas se registró sacudidas semejantes.
Humala no quiere identificar la mano negra detrás de esa embestida bursátil. «Quiero pensar que fue un bache. Hoy —por ayer— hemos recuperado seis puntos. Todavía no he asumido como presidente y se revuelven los mercados, justo ahora que es cuando Perú necesita más confianza». Resiste las presiones que le piden, en clave financiera, que anuncie sus ministros de Gobierno para calmar los mercados, «la decisión es únicamente mía», insiste.
En el Hotel Los Delfines, su cuartel general en la última semana, el nacionalista más famoso de Perú -y en estos días del continente-, recibe a la prensa internacional antes que a la local. Los medios seleccionados aguardan su turno en un enorme salón del segundo piso. El teniente coronel en retiro recibe a ABC en la segunda planta. Le acompañan. Humala le echa un vistazo al ejemplar de ABC del domingo pasado, donde se publica una entrevista en vísperas de la votación, sonríe, «me gusta el aspecto. Cuando termine de despachar con los periodistas me la leo entera». José Luis Rodríguez Zapatero aún no le ha felicitado. De América Latina lo hicieron todos los presidentes. «El primero fue Sebastián Piñera», aclara. El gesto del chileno es importante. Humala le había enviado una carta exigiéndole que Chile entonara el mea culpa y pidiera perdón por el envió de armas a Ecuador durante la guerra que ese país mantuvo con Perú en 1995. «Como sabe, comenta, yo soy muy popular allí. Agradezco el gesto, quedamos en trabajar en una agenda bilateral juntos y mirar hacía delante», observa para descartar que reclamará que Chile se excuse.
Atención a la pobreza
Medio millón de votos le dieron, finalmente, el triunfo sobre Keiko Fujimori. La candidata de Fuerza 2011 no reconoció la derrota hasta el lunes. Ollanta, el «guerrero que todo lo mira» en quechua, pasa por encima de esos detalles. Tiene la vista puesta en la pobreza. El Perú que presume de un crecimiento sostenido de entre 7 y 8 puntos en la última década no ha sido capaz de sacar de la miseria al 39 por ciento de su población.
—¿Qué porcentaje del PIB (Productor Interior Bruto) destinara durante su Gobierno a la «inclusión social» que anunció la noche de las elecciones.
—Sólo en uno de los planes pensaba destinar el 1 por ciento del PIB pero Perú no necesita financiamientos extraordinarios. Cumpliremos con la caja fiscal, propondremos microcréditos para el campo, los universitarios y los sectores más desfavorecidos.
—¿Con que niveles de pobreza se sentiría satisfecho o consideraría que había cumplido su misión al salir del Gobierno?
—La pobreza ha servido históricamente como elemento de manipulación política,. Yo no voy a seguir ese patrón. El problema de fondo es la desigualdad. Tenemos que achicar la brecha entre ricos y pobres. Ese es un proceso que lleva su tiempo.
—Garantiza que no va a reformar la Constitución para lograra la reelección. ¿Para qué la quiere cambiar entonces?
—Lo garantizo: la idea apunta a devolver la institucionalidad a las FF AA, que recuperan, entre otros, las capitanías. Eso en el campo militar pero también en el económico nos permitirá hacer reformas. Se da la paradoja de que el estado peruano es el único que no puede invertir.
Las inversiones extranjeras y las españolas (Telefónica, BBVA, Santander, entre otras) andan de boca en boca. El temor a una nacionalización o expropiaciones forzosas sobrevuela Perú. Humala dijo el domingo a ABC que las reglas estarían claras pero, «si Telefónica quiere renegociar, lo haremos». Ahora, con la certeza de que será el jefe del Estado entre el 28 de julio, fecha de su investidura y el 28 del mismo mes del 2016, asegura: «Le garantizo que no vamos a hacer ningún tipo de estatalización ni nada parecido con Telefónico, ni con ninguna empresa española, extranjera o peruana».
«Eje bolivariano»
Rodeado del «eje bolivariano» que forman Hugo Chávez —a quien se le atribuye haber financiado su campaña—, Evo Morales y Rafael Correa, el presidente electo se detiene unos segundos antes de responder si se sumará de inmediato a ese bloque o dejará que Perú sigua mirando con más simpatía a los Gobiernos de Brasil, México o Colombia. «Me voy a sumar al bloque latinoamericano, Voy a trabajar para fortalecer el CAB y el Mercosur».
¿Se siente en deuda con Mario Vargas Llosa? La pregunta se impone. El apoyo del escritor a su candidatura tuvo un precio alto para su familia. Los «fujimoristas», en su campaña de acoso y derribo, llegaron a manifestarse a las puertas de su casa con ataúdes de madera con su nombre. «No es una cuestión de estar en deuda con nadie. Ellos tenían que elegir entre democracia y regreso de dictadura y lo hicieron».
Expectativas
Ollanta Humala respira hondo. «No he ido a mi casa. Desde el domingo por la noche estoy trabajando. No he podido celebrar, mi obligación es trabajar y trabajar. Hay una gran expectativa en mi Gobierno y quiero cumplir. Soy consciente del desafío que tengo por delante.»
—Cuando habla de que las empresas deben respetar el medio ambiente y cumplir con el Fisco parece que señala a las españolas. ¿Es así?
—No, no me refiero a ninguna de ellas en particular sino a todas en general. Las empresas generan mucha conflictividad social y esos problemas hay que resolverlos. Perú tiene una economía sólida, robusta pero hay que mejorar. Todos deben participar y beneficiarse.
—¿Su primer viaje al extranjero?
—A Brasil, Dilma fue la primera en invitarme. El último destino por la región será Venezuela.
La girá comenzará este jueves por Brasil, donde se entrevistará con la presidenta Dilma Rousseff. Brasil es un aliado clave para Perú, de hecho los dos principales asesores de Ollanta Humala pertenecen al Partido de los Trabajadores, del que también forma parte Lula da Silva. Los siguientes destinos serán Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador y Venezuela. De este modo, el presidente electo deja bien clara su vocación latinoamericana.
Estas primeras jornadas de Humala tras su victoria han estado centradas en pedir calma tras el sorprendente hundimiento de la Bolsa. No ha hecho promesas demagógicas, sino que ha intentado aparecer como un hombre de Estado razonable y previsible. Pero por delante tiene un largo camino que recorrer y algunas decisiones clave que tomar antes de que la comunidad internacional confíe en el mandatario. Tendrá que presentar un gobierno de unidad, que dé confianza dentro y fuera del país. Y sobre todo, tendrá que acompasar con hechos y decisiones las promesas de moderación que repite desde hace meses para ganar a su pueblo y a la opinión pública internacional.
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