En esta semana, que se ha iniciado con la segunda vuelta presidencial en la mayor república suramericana, se da también la elección parlamentaria de medio mandato en la mayor república norteamericana. En esta nota nos limitaremos a hablar de un tema poco abordado: el distinto nivel de participación en el poder por parte de la mayor raza discriminada que ambos países poseen.
Hoy la Casa Blanca tiene a su primer gobernante negro. Los descendientes de esclavos son un 12% de la población de EEUU, en cambio son la mitad de los brasileros. Sin embargo, en ningún balotaje del Brasil ha entrado un solo moreno.
La persona de color que mejor votación ha tenido allí es la mulata Marina Silva quien quedó tercera en la primera vuelta con un quinto de los votos.
Después de Brasil, el país latinoamericano con más negros es Colombia. Entre un 10% al 30% de los colombianos tienen distintos tipos de piel canela.
Estos dos países, que son los más poblados de Suramérica, realizaron en los últimos 4 meses una segunda ronda para elegir a sus respectivos mandatarios. En ambas repúblicas el balotaje se definió entre un candidato con nombre y apellido ibéricos y un o una con uno europeo oriental.
En Colombia Juan Manuel Santos derrotó al hijo de lituanos Antanas Mockus y en Brasil la hija de un búlgaro Dilma Rousseff venció a José Serra.
Bulgaria tiene menos de 8 millones de habitantes mientras hay poco más de 3 millones de lituanos. Ambas repúblicas, que fueron parte del bloque soviético, han tenido muy pocos inmigrantes en América Latina. Sin embargo, esta última región tiene como una de sus características permitir que hijos de inmigrantes llegados en el siglo XX hayan podido escalar en todas las posiciones. Allí una decena de descendientes de turcos otomanos han llegado a ser jefes de Estado o de gobierno. Japón nunca ha tenido un presidente japonés, pero el Perú si ha tenido uno que llegó a tener dicha nacionalidad (Fujimori 1990-2000).
En los gabinetes de la mayor parte de Ibero América si se encuentra un rostro de origen africano es como encontrar un lunar negro en una tez blanca o mestiza. Esto es algo que no ocurre en los países de habla francesa o inglesa del Caribe donde hay varios mandatarios y hasta gabinetes afro-descendientes.
Cuba podrá ser uno de los países hispanos con mayor porcentaje de morenos, pero la república que proclama haber superado medio siglo de igualitarismo, aún no tiene a ninguna figura clave del poder proveniente de esa raza.
Esta es una característica que comparte el grueso de Hispanoamérica y Brasil. Allí los negros podrán tener poco acceso al poder político o económico, pero dominan el deporte y los espectáculos. Tanto Colombia como Brasil nunca han tenido un Obama que les gobierne pero sí han tenido a negros liderando ministerios culturales o selecciones deportivas.
En EEUU, Brasil y Colombia los principales senadores negros han estado a la izquierda del espectro político (Barack Obama, Marina Silva y Piedad Córdova), pero también hay afro-descendientes en la derecha. En Perú, por ejemplo, la congresista Martha Moyano es fujimorista y Luis Miguel Sánchez Cerro fue entre 1930 y 1933 el primer y único presidente peruano tanto de raza negra como también que se identificaba con Mussolini y sus camisas negras.
Muchos creen que el fascismo es intrínsecamente racista, aunque pueden darse casos, como el peruano, donde el único de sus líderes que haya ganado una elección presidencial fuera un descendiente de esclavos de Madagascar. El general Sánchez Cerro hizo el golpe que depuso a la más prolongada dictadura del Perú y luego impuso la suya propia persiguiendo al APRA, la cual entonces fue acusada de terrorista de izquierda y de cuyo seno salió quien le asesinó.
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