La Constitución Política del Estado señala específicamente el rol que deben cumplir las Fuerzas Armadas en un capítulo especial. Sostiene, que tienen por misión fundamental defender y conservar la independencia, seguridad y estabilidad del Estado, su honor y la soberanía del país, asegurar el imperio de la Constitución, garantizar la estabilidad del Gobierno legalmente constituido y participar en el desarrollo integral del país.
Añade que la organización de las Fuerzas Armadas descansa en su jerarquía y disciplina. Es esencialmente obediente, no delibera y está sujeta a las leyes y a los reglamentos militares. Como organismo institucional no realiza acción política; individualmente, sus miembros gozan y ejercen los derechos de ciudadanía en las condiciones establecidas por ley.
Las Fuerzas Armadas durante los años de democracia que vive el país, han cumplido su rol en defensa del Gobierno legalmente constituido, garantizándole estabilidad. La institución armada ha sido uno de los soportes de la vigencia democrática porque ha respondido a lo que el pueblo boliviano ha escogido como sistema político de gobierno que es la democracia, expresada en el voto ciudadano en las urnas. Atrás han quedado los golpes militares, lo que le ha otorgado al país estabilidad política en su desarrollo democrático.
En estos años de democracia, no se puede pasar por alto la injerencia de países externos que hoy son repudiados precisamente cuando las Fuerzas Armadas declaran que son “socialistas”, “antiimperialistas” y “comunitarias”. Los principios de no injerencia deben ser aplicados en forma general dentro de los marcos de respeto y las relaciones bilaterales que tiene el Estado con otras naciones.
La declaración del Comandante nacional del Ejército general Antonio Cueto, deja sensaciones encontradas en lo que se refiere a la afirmación de “socialistas”, aunque sostenga que se respalda en el espíritu de la Constitución. Las palabras del alto jefe militar tienen fundamento en la no injerencia de potencias extranjeras porque es una de sus misiones, pero queda en discusión si como conjunto orgánico, la institución armada, puede optar por posiciones políticas concretas frente al principio de no deliberación. Pero más allá de la discusión que puede existir en este sentido y el deber de los militares de cumplir y hacer cumplir el texto constitucional, no hay que negar que las Fuerzas Armadas asumen funciones interpretadas a partir de disposiciones constitucionales, sobre lo que se denomina el cambio, es decir una transformación del país que proclama el Gobierno del presidente Evo Morales, mediante procesos culturales y democráticos.
Lo importante es que las Fuerzas Armadas para que estén en el proceso de cambio, basadas en propuestas ideológicas, también tienen que pasar del discurso a la práctica, tal como manda la Constitución Política del Estado, en la defensa de la integridad territorial, la preservación y el desarrollo de zonas fronterizas, lo que constituye un deber del Estado. Las Fuerzas Armadas, según el mandato constitucional tienen el deber de la defensa, seguridad y control en las zonas de seguridad fronteriza, y por ello mismo, deben participar en las políticas de desarrollo integral y sostenible de esas zonas y garantizar su presencia física permanente en ellas.
Las Fuerzas Armadas asumen posición ideológica sobre temas nacionales cuando el Estado aplica políticas nacionales de desarrollo y de defensa de los recursos naturales. Las Fuerzas Armadas en ese sentido tienen el deber de resguardar y defender esos recursos y las políticas de Estado.
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