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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Opinión hace 24 horas, Los Tiempos ahora recuerda que la declaración de Cueto "entusiasta general" activa la memoria debe generar polémica es política

Ha dejado asombrados a muchos la adhesión del comandante general de Ejército, Gral. Antonio Cueto, al rumbo socialista, antiimperialista y anticapitalista que ha tomado el Gobierno, en el acto de conmemoración del 200 aniversario de esa rama de las Fuerzas Armadas.

Por donde se analice, se trata de una identificación política con el Gobierno de turno que trasciende lo que norma la Constitución Política del Estado –como han señalado entendidos en este tema– así sea que diversos voceros del oficialismo, comenzando por el Vicepresidente, le han buscado justificativos constitucionales sin asidero alguno.

En el marco institucional, habrá que esperar qué dicen sus colegas de las otras dos armas de las Fuerzas Armadas (Fuerza Aérea y Armada) así como el comandante en jefe de la institución castrense para saber si lo dicho por el comandante del Ejército expresa al conjunto de las Fuerzas Armadas, sólo al Estado Mayor del Ejército o exclusivamente a él.

Pero, algo ya se puede adelantar en un intento por comprender este entusiasmo militante del comandante. De hecho, no es poca cosa que el primer mandatario –y capitán general de las Fuerzas Armadas– haya anunciado que prorrogará un año en sus cargos al Alto Mando Militar y que, una vez más, haya dispensando a los sucesivos dictadores militares que asaltaron el poder político en el país de toda culpa pues ésta recaería –en su sui generis interpretación histórica– en los políticos vigentes cuando se daban los golpes de Estado y en el imperialismo, que era quien finalmente los digitaba. Obviamente, liberó de pena y culpa a aquellos militares que la mitología que sigue el jefe de Estado ha convertido –sin mucho justificativo– en transformadores de realidades.

Por último, que hasta ahora no se abran los archivos militares para conocer el destino de los desaparecidos durante dictaduras militares es otro apoyo que la cúpula militar debe reconocer.

Desde otro enfoque no deja de inquietar que esta impertinente adhesión político-ideológica del comandante del Ejército –que dejaría de serlo si el Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas con los comandantes de sus tres fuerzas la ratifican como doctrina institucional– es hecha a los pocos días de que en Venezuela un general –que pronto será ascendido con honores por el histriónico mandatario de ese país– afirmara muy suelto de cuerpo que si gana la oposición en las próximas elecciones generales que se realicen en ese país, las Fuerzas Armadas impedirán su ascenso al poder porque están plenamente identificadas con el proceso de cambio que sacude a ese país y con su conductor.

Además, tampoco deja de inquietar que este tipo de declaraciones dispare los mecanismos que activan la memoria y se recuerden muchas adhesiones político-ideológicas hechas a los mandatarios de turno por generales que al poco tiempo se convertían en jefes de revoluciones una vez que el desgastado poder político (sea encabezado por civil o militar) iba sustituyendo el apoyo de las masas por jefes militares audaces.

La declaración del comandante general del Ejército, pues, debe generar polémica, porque la ciudadanía debe saber –porque es su derecho y porque su memoria histórica así se lo exige– cuál es la nueva doctrina de las Fuerzas Armadas. Los comandantes tienen la palabra.

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