Decíamos hace unos días que el caudillo estaba furioso por los resultados de las elecciones del 4 de abril. Todo indica que esa furia se está convirtiendo en un desquiciamiento que puede ocasionar heridas aún más graves a la democracia boliviana.
Esa locura, materializada en la movilización de hordas que salieron a las calles a partirle la cabeza al primero que se aparezca en el camino y que se estrellaron contra las cortes departamentales electorales para tratar de convertir en victoria lo que ha sido una derrota y cuando menos, echarle tierra a la credibilidad institucional para deslegitimar también el triunfo de los innombrables opositores. Resulta que ahora, además de “separatistas”, “terroristas”, “corruptos” y “sediciosos”, también son “fraudulentos” y con ello ya se tiene una nueva arma a mano para conseguir la inhabilitación de autoridades elegidas de forma legítima.
“Perforada la Media Luna”. El anuncio de un medio oficialista sonó como un orgasmo relajante para los oídos enajenados de los violadores, que consiguieron por fin declararse ganadores en Pando, donde se ha producido un nuevo golpe, tan duro y humillante como el del 11 de septiembre del 2008, esta vez con consecuencias tal vez irreversibles, porque en esa región, lo que habrá a partir de ahora no es otra cosa que una dictadura, una prolongación de la intervención militar que se inició con la designación a dedo de un uniformado envuelto en hechos de corrupción.
Lo del 4 de abril debió servirle al presidente Morales como prueba de que fue una burda mentira aquello de que es el guía espiritual de Bolivia, la encarnación de dioses incarios y toda esa parafernalia, misticismo y folclore insulso que inventaron sus corifeos para aprovecharse de su indiscutible talla política, con el fin de degenerar la democracia y llevar al país a la burla internacional que ya habla de una “monocracia” a la boliviana.
El Presidente sabe que antes del 4 de abril había muchos líderes asustados con sus amenazas y con todo el poder que ha acumulado, capaz de movilizar todo el aparato judicial y represivo del Estado en contra de los disidentes. Numerosas candidaturas “opositoras” fueron conducidas casi por inercia, pues había más un espíritu de capitulación que de enfrentar a ese monstruo que de a poco está convirtiendo a Bolivia en un país de prófugos.
El Primer Mandatario también sabe –y de ahí viene su furia-, que las elecciones del domingo las ganaron los ciudadanos bolivianos; los de Pando, los de La Paz, Tarija y Sucre, pero también los de Achacachi, los de Quillacollo y Oruro y por supuesto los 500 mil paceños y alteños que habían respaldado a Evo Morales el 6 de diciembre de 2009, pero que cuatro meses después optaron por darle un mensaje muy sencillo pero contundente: Bolivia quiere vivir en democracia y no en dictadura; en una República y no en un sultanato; quiere un presidente y no un príncipe vengativo.
No hay duda que Evo Morales conserva intacta su capacidad para perseguir, encarcelar y acallar a los líderes contestatarios, pero ha quedado demostrado que todo ese poder no le alcanza para torcer la voluntad de millones de bolivianos. Todas las cárceles no le alcanzarían para encerrar esa voz.
La locura se ha apoderado del Gobierno. El Presidente está ejerciendo el poder como el monarca que fue entronizado en Tiahuanacu.
Comentario. da la casualidad que hoy es 9 de abril lo que nos hace recordar la Revolución Nacional que estallara hace 68 años y derrocara a la oligarquía minera y al superpoder militar desarmando virtualmente a varios regimientos en las proximidades de Villa Victoria. en lo anecdotario por su conformación facial el Dr. Paz recibió el alias de "mono paz" y su imperio se llamó "monarquía", bueno ahora un columnista español ha llamado al "imperio de Evo" MONOCRACIA A LA BOLIVIANA. Ya nunca más se borrará el nombre y pasará la historia como la "monocracia de Evo", no les recuerda un poco lo designado en Venezuela a Chávez "macaco mayor" y a Evo "macano, o sea mono menor" ya son muchas coincidencias.
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