Deisy Ortiz D.
En Latinoamérica, y en especial en Bolivia, la libertad de expresión, uno de los principios fundamentales de la democracia, se encuentra en serio riesgo por los constantes ataques a los periodistas y medios de comunicación. Ésa fue la opinión coincidente de los participantes del Foro Internacional sobre Libertad de Prensa, que se llevó a cabo ayer en instalaciones de la universidad Udabol.
Estuvieron presentes Erick Sanjinés, vicerrector de la Udabol; Ricardo Trotti, director de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP); Pedro Rivero Jordán, director ejecutivo de EL DEBER; Asdrúbal Aguiar, docente de Derecho Internacional Público de la universidad Andrés Bello de Venezuela; Fernando Cuéllar, presidente del Colegio de Abogados de Santa Cruz; y Germán Cassasa, presidente del Colegio de Profesionales en Comunicación Social de Santa Cruz.
En las disertaciones se mencionó que en los últimos años el ejercicio de la labor periodística en el país se ha visto amenazado por los ataques, principalmente por parte del oficialismo y por otros grupos de poder y, además, por la intención del Gobierno de promulgar una norma para ‘educar’ a los medios de comunicación.
El presidente del Colegio de Abogados compartió el informe del Observatorio de Medios y de otras instituciones ligadas a la prensa, que indican que en los últimos 26 meses se han registrado 339 casos de agresiones a periodistas y a medios de comunicación, siendo la televisión la más afectada, con el 53% de los casos. Incluso se registraron atentados contra periodistas de dos canales de televisión y la muerte de un periodista, cuyas investigaciones no han avanzado.
Se mencionó que los medios privados fueron los más afectados, con el 91% de los casos de agresiones.
El director ejecutivo de EL DEBER hizo notar que la última arremetida del Gobierno contra los medios fue cuando el vocero Iván Canelas condenó el hecho de que éstos hayan centrado su atención en el discurso del Presidente sobre los pollos y la homosexualidad. En el foro se concluyó que sin libertad de prensa no hay democracia.
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