Ya todo está consumado
Editorial
¿Ha sido Patzi víctima de una absurda pero calculada discriminación racial como afirma? Sus concluyentes argumentaciones en sentido que si él fuera más blanco de piel no le hubieran castigado tan severamente como lo hicieron, despiertan sospechas y susceptibilidades respecto de los valores y principios que proclama el partido gobernante. El por qué no se ha procedido de la misma dureza con los ex ministros Quintana y Rada, en su momento hallados responsables de irregularidades de mayor cuantía y alcance, resulta un argumento bastante convincente a favor de las acusaciones de intolerancia y racismo.
Por otra parte, ha quedado en entredicho el mentado respeto a los valores y cultura indígena aimaras que el MAS dice representar, al ignorar no sólo lo que la justicia comunitaria ha resuelto en el caso de Félix Patzi, a quien han impuesto un castigo que les ha parecido justo en relación a la falta cometida, sino que ha puesto de relieve la trascendencia que posee el entorno presidencial, el mismo que se ha encargado de desatar una acelerada campaña de desprestigio en contra del ex postulante a la Prefectura de La Paz y de su acatamiento a la justicia comunitaria. En otras palabras, el Gobierno ha pasado por encima de los valores y creencias en los que se había apoyado el otrora hombre influyente de la cúpula partidaria.
Según las fuentes oficiales, todo está consumado. El sucesor de Patzi, surgido de las entrañas de los movimientos sociales, habrá de colocar nuevamente las cosas en su lugar en la perspectiva de luchar por una de las Prefecturas más importantes del país. Sin embargo, las secuelas de una defenestración polémica y apresurada todavía están por verse. A simple vista, ha vuelto a imponerse el pragmatismo político del oficialismo por sobre los principios y valores que afirma sostener, especialmente la cultura y justicia indígenas. Y han quedado flotando en el ambiente interrogantes sobre un pernicioso entorno palaciego.
Es de suponer que todo lo acontecido en torno a la inhabilitación de Patzi redundará en un costo político de imprevisibles dimensiones para el MAS. No sólo habrá que contar con el voto castigo de las comunidades de origen aimara, sino con una evidente división al interior del partido en función de gobierno que puede trastocar sus planes y proyectos. La existencia de racismo e intolerancia dentro de un partido político que ha levantado en vano las banderas de la multiculturalidad étnica, traerá consecuencias simplemente desastrosas para el Gobierno, porque no sólo perderá credibilidad dentro los movimientos sociales sino también el sustento primigenio de su poder político: las comunidades y pueblos indígenas.
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