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jueves, 25 de octubre de 2012

Karen Arauz divide en dos su texto. uno el cuadro nacional de las últimas novedades incluyendo la promesa del FG de depurar a sus fiscales, y dos la situación en USA a menos de 15 dias de las elecciones


Entre la chismosa advertencia de García Linera de que está confeccionando personalmente una lista negra de blogueros, feisbukeros y tuiteros, especímenes adscritos a las redes sociales sólo para verter opiniones tan claras en contra del gobierno a modo de Evadas pero al revés; la posesión del prístino (aunque contundente como un mazo) nuevo fiscal general, que admiten dará fin con los fiscales extorsionadores, torturadores, violadores de derechos y otras linduras por el estilo que muchos sólo sospechábamos; el paro del transporte en contra de la ley de confiscación de bienes, que según mi radio taxista de confianza privará a sus clientes de utilizar sus servicios para mandar ni un sobre a casa de nadie por temor a estar transportando lo prohibido y que la factura recaiga sobre ellos; decidí abstraerme de la actualidad nacional y darme una rápida vuelta informativa por el norte donde -aunque usted no lo crea- también se cuecen habas.
La juventud que hasta por tradición se considera republicana, está más que desconcertada con el candidato de su partido para las elecciones del 6 de noviembre. Es más, consideran que no tienen candidato propio pues a Romney lo encuentran un tanto desdibujado de ser un republicano como debiera.
Por mucho que se esfuerzan en encontrar sus propios argumentos del por qué deben votar por Mitt Romney, no les cierran ciertas cosas. Se consideran socialmente liberales y fiscalmente conservadores. Perciben que el Partido Republicano se ha extraviado de su línea maestra referida a la libertad individual y un gobierno reducido, ignorando los derechos de ciertas personas que de ser de otro modo, les encantaría considerarse miembros de ese partido. Hallan que se ha sesgado hacia un partido ultra conservador “light” invadiendo ciertas libertades individuales.
Ronald Reagan, considerado el padre de la moderna filosofía conservadora, dijo en una oportunidad que “la primera función del gobierno, es cuidar a los ciudadanos, no regir sus vidas” y están encontrando en la plataforma de campaña, demasiados indicios que pretenden dictar normas para la vida de cada cual y esto significa, que ni estarían avocados a protegerlos ni tampoco permanecerían al margen de sus vidas.
Consideran que las políticas sociales propuestas son de 1950. Un mormón militante que niega la teoría de la evolución darwiniana y es contrario a los derechos de los gay, se convierte en una incógnita difícil de resolver. No desearían verse en la disyuntiva de tener que escoger lo que es prioritario entre la responsabilidad social y la responsabilidad fiscal. Existe la percepción que el partido republicano, no está siendo capaz de modernizarse y por lo tanto, ha perdido su toque de comunicación con la mayoría de los norteamericanos que son políticamente moderados. Sin embargo, para los que desean un cambio en la política económica, Mitt Romney es, sin ser un verdadero favorito, la opción que muchos jóvenes votarán -porque consideran que deben elegir con la cabeza- con la esperanza en el fondo de sus corazones, que los próximos cuatro años traigan también cambios en las políticas sociales. Su gran oferta de campaña es sin duda el recorte a los impuestos y una mayor carga impositiva a los más adinerados.
Por otra parte, admiten que siendo la política exterior que contemplan, bastante menos permisiva que la de los demócratas, ello redundará en seguridad interna sobre todo en lo referido a su guerra con y sin cuartel contra el terrorismo islámico.
Los demócratas, aparentemente han encontrado la manera de arrastrar el voto latino al suspender las deportaciones de los jóvenes dándoles la oportunidad de poner en orden sus papeles. El voto latino es aproximadamente sólo de un 8% , pero la mecánica electoral se expresa en asientos electorales por Estado y allí es donde los latinos llevan ventaja. Romney a la fecha, parece contar con 101 asientos electorales de los 270 votos requeridos para hacerse con la victoria. Y eso es una buena razón para que los demócratas estén optimistas. Sin embargo, los jóvenes inclinados al lado demócrata, no ocultan su desilusión ante lo que llaman “el Obama tecnócrata” de estos pasados cuatro años, en contraposición a ese líder carismático y soñador que vendió en las elecciones anteriores. Aunque le acreditan éxitos inesperados considerando lo complicado de tener en giro dos guerras, una casi gran depresión económica, el desarrollo de la “primavera árabe” en la que Estados Unidos mantuvo cierta distancia sin llegar a involucrarse directamente y haber contenido a un atómico Irán, les fastidia que Guantánamo no se haya cerrado, que las tropas americanas aún no estén fuera de Afganistán, ni que no se haya solucionado el urticante conflicto Israel-Palestina.
En el frente interno, Obama sorteó la crisis del sistema financiero, ha introducido su polémica reforma de salud, ha flexibilizado la deuda de los estudiantes universitarios y ha protegido la seguridad interna. Su talón de Aquiles: el desempleo que aunque ha bajado a un 7.8%, es el mejor argumento empleado por sus contrincantes para disminuirlo en su capacidad administrativa de la economía.
Cualquiera que sea el resultado, ambos están en la obligación de devolver el “american pride” u “orgullo americano” que no es más que ratificar, que Estados Unidos es la primera potencia mundial y todo bajo un admirable apego a la democracia y el cumplimiento fiel de su Constitución.

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