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miércoles, 15 de diciembre de 2010

La Nación titula "mas chavismo menos democracia" y acusa al caudillo de tomarse el legislativo y el ejecutivo sin mecanismos de control


Como podía suponerse, Hugo Chávez está utilizando, sin el menor recato, la mayoría especial de los dos tercios que todavía mantiene en el sumiso Parlamento de su país para concentrar todo el poder en sus manos, en lo que luce como otro golpe de timón en dirección hacia el totalitarismo. Esto, pese a que en la última elección nacional había perdido esa mayoría, cuando fue derrotado en las urnas por la oposición.

Con la composición del Congreso votada por su pueblo, que se conformará a comienzos del año que se acerca, Chávez perderá la actual mayoría especial. Contrariando la voluntad popular, y aprovechando las circunstancias, procura ahora obtener la suma del poder público.

En primer lugar ha solicitado, invocando como excusa el desastre causado en su país por las lluvias torrenciales, la delegación de facultades más amplia de la historia venezolana contemporánea, que supone poder gobernar por decreto, para fusionar en su persona las atribuciones del Poder Ejecutivo y las del Poder Legislativo.

Además, acaba de designar a magistrados afines a sus ideas en los puestos más altos de la justicia de su país. Cuatro en la Sala Constitucional del Tribunal Superior de Justicia de Venezuela, tres en la crucial Sala Electoral, uno en la Sala Político-administrativa, y uno en la Sala de Casación Penal. Por si fuera poco, designó a 32 magistrados suplentes. Con el descaro que lo caracteriza, anunció que se trataba solamente del reemplazo de magistrados jubilados.

En su empeño por apoderarse de todo, presentó también al Parlamento de su país la llamada ley de responsabilidad social en radio y televisión. Con ella, procura amordazar no sólo a los medios radiales y televisivos independientes, sino, además, a los proveedores de Internet, los medios electrónicos y la televisión por cable. Esto se explica eufemísticamente como un presunto estímulo al "equilibrio democrático". En rigor, se trata de más medidas para silenciar el disenso, manipular y filtrar los contenidos y garantizar la impunidad gubernamental.

No sorprende esta actitud de Hugo Chávez, puesto que hace rato ya que traspuso los límites democráticos sin que el sistema interamericano y sus diversos mecanismos de defensa de la democracia puedan salir de su impotencia.

En lo que luce como una última etapa en dirección a consolidarse en el poder por largo rato y con facultades omnímodas, traicionando el mandato popular, Chávez está haciendo evidente con las medidas antes descriptas su empeño en consolidar el autoritarismo. Por el momento, la región las contempla sin intervenir. Para una gran parte del pueblo de Venezuela, esto es seguramente otra enorme desilusión.

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