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domingo, 27 de noviembre de 2016

Roberto Laserna ha tenido presencia mediática ininterrumpida desde largo, por ello su texto pesa, sus análisis son correctos, a pesar "de la molestia de los fidelistas y chavistas" del medio boliviano.

En la agitación de las redes causada por la muerte de Fidel, pues u posa de confesión que motivó cierto debate, algunas confesiones más, y malestar en otros amigos que no terminan de superar sus viejos amores.


 Tuve un afiche de Fidel en la pared, no del Che, porque me interesaba la obra y no el discurso. Cuando poco a poco supe la verdadera dimensión de esa obra, me alejé del afiche y la admiración hasta admitir que, como los del manual, había sido un idiota. No es fácil deci...rlo, y lamento que alguien se ofenda por el uso de tal palabra. 

 Pero lo que parece haber causado más enojo en los "fidelístas" fue un comentario sobre la distancia entre Martí y Fidel, que es similar a la de Bolívar y Chávez. Y es que, en el fondo, ahí se descubre la magnitud de la impostura que permitió a ambos embaucar a sus pueblos.


 Bolívar y Martí fueron republicanos y demócratas, pero sobre todo liberales. Digo sobre todo porque el objetivo fundamental de toda su acción política fue la libertad individual, para la cual la república y la democracia eran medios e instrumentos. Como el nacionalismo, que plantearon como afirmación de fuerza frente a las amenazas de potencias externas. Este componente, puramente instrumental y subordinado al fin principal de Bolívar y Martí como políticos, fue aislado y potenciado por Chávez y Castro hasta desfigurar completamente la herencia intelectual que pretendían recuperar. 

 Fidel se apropió de Martí, como de tantas otras cosas, y fue sin duda una genialidad política el haberlo hecho. Tal vez su única idea original, pues las demás llegaron de catecismos y manuales. Chávez la copió, escudando ambos sus atropellos a la libertad individual en el antiimperialismo nacionalista, algo que contradijo profundamente las ideas de sus supuestos antecesores. Así, los homenajes y gestos de sacralización, el culto a Martí y Bolívar que cultivaron Castro y Chávez, fueron en realidad repudiables traiciones al pensamiento y la lucha política que aquellos libraron. 


 No me extraña que moleste tanto señalar este hecho. Como dije, recuerda que la única genialidad política de Fidel estuvo basada en la mentira. No sería mala idea rescatar a Martí y a Bolívar del secuestro político al un fueron confinados.

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