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jueves, 12 de junio de 2014

Erika Broockmann nos muestra al MAS, como un "partido"que lo atrapa todo. su oportunismo y su instinto de supervivencia le hace "agarrarse de todo", nada limita su ambición, muy lejos del utópico "socialismo inicial" con que atrapó los votos el MAS es una mezcla del más rancio y recalcitrante aprovechamiento.

Considero necesario realizar un giro a la manera de comprender al MAS, al caudillismo y autoritarismo que lo caracteriza. De hecho, con su hábil manejo propagandístico, el MAS ha logrado que opositores y comunicadores emitan mensajes que no le hacen mella
En ciencia política, se denominan partidos “atrapa todo” a aquellos que sucumben en el pragmatismo diluyendo sus fronteras ideológicas a fin de lograr el objetivo de captura o de reproducción del poder. En este empeño, definen estrategias para seducir segmentos significativos de electores indecisos, volátiles en sus preferencias y despolitizados. En este sentido, no debiera extrañar ubicar al MAS en esta categoría al constatar su acercamiento a las élites cruceñas, empresariales y la disponibilidad manifiesta de recibir a los “neoliberales” en las filas del proceso de cambio.  Se trata de disonancias calificadas de imposturas que no parecen afectar significativamente a sus bases ni a la opinión pública en general.
El pragmatismo del MAS no es reciente. Con distinto ropaje discursivo durante los últimos años supo convencer de una idea de cambio que hoy se revela maleable y con significados tan diversos como el abanico  de sectores que lo apoyaron. Ello se refleja en el variopinto conjunto de actores que se suman al carro de masistas desencantados y arrepentidos. En la lista destacan aquellos convencidos en la promesa colectivista, indianista y descolonizadora del cambio, los pachamamistas  y medioambientalistas más o menos románticos o radicales, los marxistas ortodoxos, los nacionalizadores de viejo cuño, los demócratas de izquierda y aquellos que esperaban un cambio ético en la gestión política y el uso prebendal de los recursos.
Entre ellos se destacan aquellos ciudadanos de clases medias que incubaron gran desconfianza en la política, los políticos y de la democracia del satanizado “ciclo neoliberal” y cuya apatía se convierte en el más paradójico aliado del partido de gobierno.
En línea con este razonamiento, planteo la hipótesis contraria a la opinión de que el MAS se distancia de su base fundacional al adoptar posturas propias del capitalismo salvaje. Sostengo que es precisamente su base social campesina, cocalera y colonizadora –y recientemente de comerciantes informales y cooperativistas mineros– de su núcleo constitutivo la que tuvo y tiene muy poco apego a los valores del socialismo comunitario y ancestral con las que arropó su discurso inicial y su irreverencia antisistema. Los que abanderaban con entusiasmo religioso la descolonización era marginal frente a la mayoría sindical y  popular cuya visión desarrollista, mercantil y mayor peso electoral está fuera de duda.
Pareciera que la nostalgia por la utopía comunitaria y la visión romántica del vivir bien que cobró cuerpo en tiempos de vacas flacas neoliberales han sido desplazadas por la fascinación que despierta la tecnología moderna y toda la parafernalia que acompaña a la sociedad de consumo en tiempos de globalización. Con la bonanza como factor acelerador, esta mutación modernizante y desarrollista, afín con el capitalismo salvaje son asumidas genuinamente por Evo y sus seguidores. Van a la par de las aspiraciones más sentidas de una mayoría de la población que celebra irreflexivamente el festín del gasto y la prebenda, la parafernalia de eventos de belleza y otros espejitos colonizadores y del reino capitalista. En otras palabras, el MAS desnuda hoy la esencia de las aspiraciones corporativas, rentistas y desarrollistas que se anidan en su núcleo fundacional y en el corazón de importantes grupos de la sociedad boliviana.
Dicho esto, considero necesario realizar un giro a la manera de comprender al MAS, al caudillismo y autoritarismo que lo caracteriza. De hecho, con su hábil manejo propagandístico, el MAS ha logrado que opositores y comunicadores emitan mensajes que no le hacen mella. De ahí que han sido pocas las acciones que hayan logrado sumar una corriente sustantiva de simpatía a favor de una dividida y debilitada oposición que, en medio de sus miramientos y pequeñeces, de atrapa todo tiene poco o nada.Erika 

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