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domingo, 24 de junio de 2012

Agustín Echalar compara Motín Policial 2003, 2012 y muestra las diferencias. loable enseñanza para tomar en cuenta


El motín de la Policía me hizo recuerdo a las luctuosas jornadas de febrero del 2003. Sin embargo, en aquella oportunidad las condiciones eran totalmente diferentes, el país estaba con total iliquidez, y eso ante todo porque los precios de las materias primas no habían subido todavía, el presidente de entonces había enviado al congreso un proyecto de ley de creación de un impuesto al salario, que afectaba a quienes ganaban más de dos salarios mínimos,  algo que no afectaba a la inmensa mayoría de los policías, que al igual que ahora tenían sueldos inferiores a esa franja. 
Hace nueve años y medio, la protesta de los policías era tirada de los pelos, y ciertamente tenía un tinte desestabilizador, (fue a fin de cuentas, el ensayo general de lo que sucedió en octubre), porque insisto, el impuesto a los salarios sólo afectaba a los rangos superiores.  Tenía, sin embargo, una base absolutamente legítima, los policías tenían derecho de estar molestos, porque ganaban muy poco dinero, al igual que hoy. 
 Ante todo gracias a los altos precios de las materias primas, en Bolivia se habla de guarismos inimaginables hace 10 años, exportaciones por más de 9.000  millones de dólares, reservas por más de  12.000 millones de dólares. Y un bienestar económico, (fundado además en un narcotráfico creciente y en los cientos de millones de dólares gracias a las remesas).   Bolivia está viviendo un auge económico muy importante. Este auge tiene, como se sabe, un corolario problemático, a pesar de que la brecha entre el campo y la ciudad ha disminuido,  la brecha entre ricos y pobres ha aumentado,  también ha aumentado la criminalidad, de hecho uno de los problemas más serios es el de la inseguridad ciudadana.
Esta inseguridad ciudadana tiene como pilares, lo que hemos mencionado arriba, y una Policía que no funciona, un ente corrompido hasta el tuétano, que nos ha regalado un penoso espectáculo a lo largo de estos años.  No es que antes la Policía fuera mejor, pero el actual régimen, precisamente por viejo, por estar en el séptimo año de su gobierno, ya no puede recurrir a culpar al pasado. De hecho si se ha cambiado todo, ¿por qué no se pudo hacer algo para cambiar una institución tan importante?  Una reforma de la Policía, pasa por una mejora sustancial de los salarios, no es que buenos salarios garanticen corrección y eficiencia, pero malos salarios  garantizan corrupción e ineficiencia. 
Los sucesos de la semana pasada han puesto además en evidencia a parte de las imposturas del Gobierno. La inflación es más grande de lo que ellos quieren reconocer, y  curiosamente en un Gobierno que se tilda de socialista, los empresarios la tienen mejor (a excepción de aquellos a los que el Gobierno o las cooperativas despojan), y los asalariados la tienen peor.
Hoy los asalariados están peor de lo que hubieran estado con el impuesto de Goni.
Los Policías y sus mujeres tienen todo el derecho de estar descontentos, sobre todo porque supuestamente ahora estamos en Jauja, pero por supuesto que no tienen derecho a  cometer actos vandálicos  y criminales,  y éstos han empañado su protesta.
Queda una última pregunta: ¿Por qué el Gobierno dejó que las cosas llegaran a esto? ¿Insensibilidad, o simple ineficiencia? 

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