Vistas de página en total

domingo, 3 de octubre de 2010

cambio radical del racismo blanco al nativo africano logró Mandela que impidió brote revanchista. Mario Rueda nos da las pautas en sugestivo artículo

En Sudáfrica, un radical racismo del europeo blanco hacia el nativo negro estratificaba la demografía a su gusto y sabor. Allí no había ‘población’ que compartiera un común espacio territorial, administrativo y político, sino una raza ‘blanca’ (europeos) presuntamente superior a la negra (nativos africanos) separadas por un régimen de apartheid.
Semejante discriminación racial no se originaba en las diferencias de color de piel y de rasgos fisonómicos, sino en la circunstancia de que los europeos eran en Sudáfrica los amos en todos los frentes de la economía nacional y los negros, meros vasallos a quienes explotar de forma inmisericorde. Con Mandela, la torta se volcó a favor de los nativos de pelo hirsuto y labios carnosos. Pero superinteligente, ilustrado, pragmático y racional como era, el prócer sudafricano impidió un epílogo de brote revanchista de tipo racial contra los blancos. Los europeos no fueron barridos ni de la economía ni de la política. Actualmente, los negros, que son una aplastante mayoría poblacional, ocupan los cargos electivos más importantes, pero en el Parlamento e incluso en otros espacios de decisión hay blancos descendientes de los europeos gestores del apartheid.
Hoy, la población blanca de Sudáfrica trata con mucho respeto a sus compatriotas negros, que son la mayoría de la población. Es que entre estos últimos, desde que Mandela llegara al poder, aparecen ahora intelectuales, profesionales, empresarios y gente que se destaca en otros frentes de la actividad nacional. No es casual el cambio aludido. Prueba que la causa de la discriminación no se halla en lo racial, sino en lo económico-social.
Los prejuicios contra los de abajo acaban cuando éstos, bajo factores específicamente favorables, ascienden en la estructura social, que también es económica y política. Así lo acredita Sudáfrica…
En Sudáfrica ya no hay ‘razas’, sino clases sociales (burguesía, clase media y estamentos obreros y campesinos) en las que se igualan negros, mulatos (su número empieza a crecer) y blancos. Lo racial diluido en lo social es algo que también se da en Bolivia desde hace tiempo, particularmente a partir de 1953, cuando los nativos de la zona rural dejaron de ser ‘indios’ y pasaron a pertenecer a la clase social ‘campesina’. Tras emigrar a las ciudades, muchos de ellos anclaron en la economía informal y ferial, clave del ascenso económico y social de una ‘burguesía popular’ que clase media y alta tratan ahora con mucho respeto.
En definitiva, hoy, en Bolivia, más que razas tenemos clases sociales de diferenciada influencia en el poder económico y político, como en todas partes del mundo. En estos espacios, los prejuicios y las discriminaciones no son por el color de la piel, sino por la plata y los bienes, referencias éstas de estatus social. Urge que todos superemos la actual y lamentable confusión entre racismo y prejuicio social.

* Abogado y periodista


No hay comentarios:

Publicar un comentario