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miércoles, 6 de enero de 2010

el diario camba El Dia reproduce crónica que circula por el mundo. videos de tráfico de armas. oficiales bolivianos las vende

Un informe especial realizado por un equipo de periodistas de la Red O Globo de Brasil descubrió la facilidad con que traficantes brasileños pueden adquirir armas de manos de militares bolivianos. Para este cometido, se trasladaron hasta la localidad de San Ignacio de Velasco, territorio boliviano, haciéndose pasar por compradores de armas. La investigación publicada el 3 de enero de este año, da cuenta que una vez en San Ignacio tomaron contacto con un hombre que se presentó como Pablo, quien los condujo a los proveedores. “Hay armas pero hay que hablar con la policía”, dijo Pablo. “¿Policía?”, pregunta el periodista encubierto. "Pero se puede negociar, no hay problema", argumentó el contacto. En la imagen difundida por g1.globo.com se aprecia con claridad el momento cuando Pablo los conduce a un hombre que viste uniforme de soldado de la policía militar boliviana. Pablo dice que es el soldado que suministrará las armas. En otro encuentro, dos horas más tarde, el distribuidor le explica que puede dotarles de armas "Shotgun 12, calibre 12 de 8 disparos por $us 600". El arma que ofrece costará alrededor de 1.050 dólares. El negociador también promete una ametralladora Uzi pequeña, de EEUU, por mil dólares; con dos cargadores de 30 disparos y un silenciador en 1.500 dólares, añade. Según Pablo, el soldado boliviano tiene otras armas a disposición de uso restringido. Una vez hecho el trato, por la noche, el negociador les indica que la entrega será en Santa Cruz de la Sierra, a 400 kilómetros de distancia, y que el pago debe hacerse en efectivo. A la conclusión de la investigación periodística muestran que en Bolivia los puestos fronterizos son demasiados precarios e incluso algunos no cuentan ni con militares que custodien algunas zonas. El ex candidato gobiernista a la presidencia brasileña, José Serra, denunció en su oportunidad que en un cuartel del ejército boliviano se vendían modernas armas a contrabandistas que las introducen a Brasil para venderlas al narcotráfico. "Sabemos que en el Ejército boliviano se venden modernas armas a cualquier persona, entre ellas algunos narcos brasileños", señaló. Incluso el Comando General de Ejército boliviano se comprometió a indagar la procedencia de todas las armas confiscadas por los agentes brasileños y establecer si corresponden a las Fuerzas Armadas bolivianas o no, pero esta investigación nunca prosperó. El ministro de Defensa, Walker San Miguel, aseguró en declaraciones pasadas que quizás se trate de armas en desuso, pues hace tiempo que Bolivia no compró armas de ese calibre. Los diarios brasileños reflejan que esta actividad crece en las fronteras y mientras no exista un control fronterizo la venta de armas se irá triplicando en Brasil seguido de los hechos delictivos y la actividad del narcotráfico /Diario O Globo

500 armas Es lo que estima Brasil que ingresan anualmente desde Bolivia.

Detuvieron al ‘Señor de las Armas"

En julio del 2009, la Policía Civil de Río de Janeiro detuvo a uno de los mayores traficantes de armas de Brasil, Antonio Jorge Goncalves dos Santos, conocido como Tony o El Señor de las Armas. El traficante, de 40 años, fue capturado por agentes de la Delegación de Represión a Armas y Explosivos, mientras paseaba por un centro comercial en Campo Grande, capital del estado de Mato Grosso do Sul a unos 450 kilómetros de la frontera boliviana. El traficante, que según la policía controlaba mediante la fuerza una veintena de favelas (barriadas pobres de Río), está acusado de la distribución anual de alrededor de 500 armas en cada una de esas comunidades. "El Señor de las Armas", era el proveedor de armamentos en las favelas dominadas por la organización criminal Comando Vermelho (Comando Rojo), la más antigua de la ciudad. El acusado extendió su operación fuera de Río de Janeiro y montó bases en los estados de Goiás y Minas Gerais, desde donde realizaba contactos con presuntos traficantes bolivianos. Sus hombres acudían a la frontera con Bolivia para comprar las armas al ejército boliviano y revenderlas a los traficantes de Río de Janeiro, dijo la versión policial. “Una ametralladora llegaba a costar cerca de 15.000 dólares)", señala el comunicado, que además cifra entre 600 y 900 dólares el valor de una pistola /La Tercera.com

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