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martes, 5 de agosto de 2014

Bolivia posee fuentes de agua con caídas excepcionales que se pueden utilizar para generar electricidad, en lugar de gastar en una utópica planta atómica. OPINION se ocupa de la bomba atómica lanzada en Hiroshima.

El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Causó más de 100.000 muertos. Posteriormente fallecieron otras 50.000 personas a causa de la radiación del artefacto. La devastación que ocasionó esa bomba fue decisiva para forzar la rendición de Japón y poner fin a la II Guerra Mundial.

Hace una semana, murió en Estados Unidos el oficial Theodore Van Kirk, el último con vida de los 12 tripulantes del bombardero B-29 “Enola Gay” que arrasó con Hiroshima. 

El 9 de agosto de 1945 cayó otra bomba sobre el puerto de Nagasaki, al sur de Hiroshima y causó unos 70 mil muertos.

El periodista del diario Clarín de Argentina Miguel Wiñazki describe la historia de las dos únicas fotos que reflejan lo que vivieron las víctimas de la bomba atómica. 

El fotógrafo Yoshito Matsushige capturó las imágenes del horror. Solo pudo disparar su cámara siete veces. Las dos fotos de Hiroshima se publicaron en la revista Life en 1952, las únicas del horror, porque el ejército estadounidense confiscó todas las imágenes de la bomba y sus efectos.

Matsushige caminó diez horas y todo estaba destruido. Las lágrimas le cegaban la vista. Confesó que le pedía perdón a Dios, “cada vez que pisaba un cadáver”. La radiación de la bomba atómica calcinó a seres humanos, plantas y animales en Hiroshima. 

El estadounidense Van Dirk dijo en una entrevista radiofónica en 2005: “lanzar la bomba atómica fue la mejor decisión”.

La energía nuclear usada en la bomba atómica fue devastadora. Sin embargo, la energía nuclear tiene múltiples usos pacíficos, entre los principales está la producción de electricidad y su uso en medicina.

Con lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki, así como los accidentes en las centrales nucleares de Chernobyl (1986 Unión Soviética) y Fukushima (Japón 2011), el uso de la energía atómica despierta susceptibilidad.

En Chernobyl murieron 30 de los 600 trabajadores de la planta. En la zona se presentaron 4.000 casos de cáncer de tiroides, mayormente en niños y adolescentes víctimas de la contaminación derivada del siniestro.

En Bolivia el uso médico de la energía atómica data de hace varios años. Hoy se pretende dar los primeros pasos en el uso de la energía atómica y para ello se solicitó la cooperación internacional.

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