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jueves, 8 de agosto de 2013

Karen Arauz se refiere al último discurso presidencial. que el gobierno está bien, basta ver los roperos y los vehículos, gozan de dinero y privilegios. Presidente dueño hasta de los ceniceros. Sigue la perorata de "la bonanza" que a nadie convence. "la prensa madre de todos los males"

AHI ESTAMOS
Karen Arauz

Los agobiantes -por repetitivo estilo y contenido- discursos presidenciales que ahora a falta de uno al año, son dos, nos aportan inequívocas constataciones. En primer lugar, "estamos bien" suena a multitud. Sin duda que al referirse a  "nosotros", es una confirmación más que el Presidente Morales, gobierna para los sectores que le interesan y los que le aportan con las buenas noticias aunque no sean ciertas, que él prefiere escuchar. Nosotros, es un pronombre en primera persona por lo que en esta oportunidad, está mal empleado. Que su gobierno está bien, ni duda cabe. Basta ver los cambios que hasta en el guardarropa de ministros y asambleístas -amén de las movilidades terrestres o aéreas- más  las poses de perdona vidas que han adquirido, por obra y gracia del dinero y privilegios da la seguridad que a ellos, les va muy bien.
El Presidente, en una verdad incontrastable, se cree el dueño hasta de los ceniceros de este país. Está tan genuinamente convencido que Bolivia es de su propiedad, que todo lo rescatable, se debe -como no podría ser de otra manera-  a que el Estado le pertenece a él.   Es más, el Estado es él. Desde esa perspectiva, el que ciertas cosechas hayan sido extraordinarias en su rendimiento por la cantidad exacta de lluvia propicia por ejemplo, es por su mérito propio. Cada enero y cada agosto, sin ninguna aproximación a la realidad, recita el verso de la magnífica situación económica en virtud a su gestión que hasta en referente mundial nos ha convertido. Es reiterativa la frustración que causa el que SE no tenga a nadie (o al menos un alguien a quien escucharía) que lo mantenga con los pies sobre la tierra.
Es truculentamente fascinante no sólo escucharlo, sino interpretar sus gesticulaciones, entonaciones y mensaje corporal. Nadie está más convencido de él, que él mismo. Envidiable auto estima. Aunque vale aquello de que lo tuyo, deja de serlo, en cuanto traspasas la línea de lo ajeno. Ni una mención siquiera a la coyuntura internacional que es en el fondo, la verdadera causa de la acumulación de recursos en el Banco Central. Ni un gracias a chinos, hindúes y hasta brasileros, que por estar desarrollándose tanto, necesitan de nuestras materias primas al precio que sea. Con aspaviento anuncia la creación de empresas que están solucionando la crisis y falta de empleo. Pero claro, olvida decir, que es por iniciativa de los privados que están invirtiendo y arriesgando su capital. Porque de las empresas creadas por el gobierno,  las que ni sabemos siquiera si funcionan, ignoramos a cuantas decenas de militantes del MAS emplean.
En una clara demostración de que su realidad -así como su bienestar- es ajeno a ese sesenta por ciento de los ningunos que somos (y que acabamos de descubrir). Pertenecemos a una categoría casi alienígena según el docto Vice presidente, por la que,  existimos pero no somos. Sin pretender ni siquiera por aproximación divagar sobre los retos filosóficos que esto pueda representar para esta categoría de bolivianos (cómo identificó su nacionalidad García Linera?) es evidente que ese altísimo porcentaje de humildes ciudadanos que sólo atina a identificarse como simples bolivianos, podría necesitar de apoyo psicológico ante la crisis de identidad gracias a las hipérbolas envolventes a las que son enfrentados.
En todo caso, el Censo le trae al Presidente una nueva oportunidad de dejar las cosas claras. La prensa, traductora de esa fastidiosa opinión pública cuestionante y pensante,  por lo tanto despreciable, es la madre de todos sus males. Si no hubieran sido las "insinuaciones de la prensa", él no tendría por qué haber brindado datos preliminares de los resultados del Censo. La ministra Caro, debe ser muy valiente o muy inconsciente, para darle a leer al Presidente, datos preliminares que son una molotov política. Por que así sea preliminar, contar la friolera de 300 mil personas de más, es un poquito más que un error. Toda una obra de arte de incompetencia.
El presidente es muy leal con su grupo ministerial. Siempre les está sacando las castañas del fuego, aunque claro, al ser "su" equipo, no es pasible a sanciones. Es inadmisible el reconocimiento público que él pudiera estar equivocándose al contar con su concurso. Es mejor pasar un barniz dorado encima de los errores de sus colaboradores antes de admitir que su pensamiento y su acción no son considerados. Para esta falta de autocrítica, por suerte, existen movimientos sociales, esa entelequia infalible que en números considerables, no sólo de individuos sino también de gastos que representan para el Estado, son quienes en bullangueras y arbitrarias demostraciones tienen la última palabra.
Esa opinión pública que tiene como oídos y voz a la prensa no alineada, ha tomado debida nota de la denuncia presidencial en sentido que ciertos medios están defendiendo intereses chilenos en contra de la aspiración boliviana al mar. Esa es una cuestión muy seria que exige nombres y pruebas. Ya está de buen tamaño lanzar constantemente cortinas de humo con este tipo de acusaciones que sólo pretenden exacerbar el enfrentamiento y la desconfianza. El Presidente ha declarado que no está en su cultura el manipular. Es probable que no sea una cuestión de cultura, sino de veleidad avasalladora y marcado egocentrismo.
Karen Arauz



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