En la edición de Los Tiempos del 9 de agosto del presente año, se publica la nota “Historia de la aviación boliviana” firmada por el “experto aeronáutico” Constantino Klaric.
Mediante la presente, deseamos efectuar ciertas aclaraciones que consideramos necesarias para beneficio de los lectores de “Los Tiempos”, y además, respetando la veracidad de la historia de la aviación boliviana.
1.- Lo ocurrido con el B727-100, matrícula CP-1223 (no CP-1323) el 24 de junio de 1975 (no en 1980) fue un accidente (no un incidente), ya que se dañó la estructura de la aeronave. En el mencionado accidente, el Cap. Bohrt se encontraba dando instrucción al Cap. Arab. No hubo ningún “panzazo”; el avión efectuó un aterrizaje duro (hard landing), debido a la mala visibilidad causada por el humo de la quema de San Juan la noche anterior. La excesiva fuerza del impacto causó que el tren izquierdo colapse causando daños de consideración a la nave.
2.- La aeronave no fue declarada pérdida total, ya que cuando una aeronave es declarada pérdida total y luego es reparada, es mandatorio el cambio de matrícula. El seguro reconoció los daños y la misma fue reparada en los talleres del LAB, con la asistencia y colaboración de técnicos enviados por la fábrica Boeing. Jamás la aeronave fue adquirida por el LAB para ser utilizada como repuestos. La fábrica Boeing nunca manifestó que no era posible la reparación del avión.
Estamos seguros que a la fábrica Boeing no le hará mucha gracia saber que un “experto aeronáutico” relacionado a la aviación boliviana exprese “a pesar de una leve desviación, el fabricante de la aeronave aceptó su uso, lo que la convirtió en la única aeronave en el mundo que volaba CHUECA”
3.- Lamentablemente, tanto el LAB como AeroSur sufrieron accidentes. Sólo para mencionar uno de AeroSur, recordemos el sufrido por un B747 al despegar de Barajas, y respecto al cual el periódico ABC de Madrid publicó lo siguiente: “El segundo incidente fue protagonizado ayer por una aeronave de la empresa AeroSur de Bolivia, mientras su Boeing 747-400 despegaba desde Barajas a Santa Cruz de la Sierra. El inconveniente no fue notado por la tripulación, pero los servicios del aeropuerto avisaron. Se encontró trozos de neumático y un fragmento del fuselaje de la aeronave seguramente desprendido al golpear la goma contra la estructura. Luego de dos horas, la aeronave aterrizó nuevamente en Madrid, en este caso desafortunadamente se reventó otro neumático del mismo tren al tocar ruedas, por lo que el dispositivo de seguridad debió disponer de espuma química para extinguir fuego y enfriar el tren de aterrizaje afectado”.
4.- Deseamos recordarle al Sr. Klaric que, el 9 de febrero de 2001, el LAB perdió la aeronave B727-200 matrícula CP-2323 en el aeropuerto de Ezeiza, Buenos Aires, cuando al ingresar desde la calle de rodaje a la pista principal, se rompió el tren izquierdo debido a fatiga de material. Se tuvo que efectuar una evacuación de emergencia de los pasajeros. La aeronave fue declarada pérdida total.
5.- El 12 de enero de 2004, siendo el Sr. Klaric miembro del Directorio del LAB, la aeronave B767-300, matrícula CP-2425 al aterrizar en Viru Viru sufrió daños de consideración en el tren principal derecho de aterrizaje; esto ocasionó que también se dañe el borde fuga del ala derecha.
6.- El Sr. Constantino Klaric indica que la aeronave CP-1276 “volaba a casi 8.000 pies de altura”. Como experto, debería saber que ningún avión que vuele por debajo de los 10.000 pies sufre una descompresión violenta. El diseño de las puertas de los lavatorios de este tipo de aeronaves no fue cambiado por la fábrica a raíz de este incidente.
7.- En fecha 1º de febrero de 2008, la aeronave B727-200, matrícula CP-2429 de propiedad del LAB alquilada a Transportes Aéreos Militares (TAM) para efectuar el vuelo La Paz – Cobija se accidentó en las proximidades de Trinidad, Beni y quedó completamente inservible. Afortunadamente, no se tuvo que lamentar pérdidas personales.
8.- A nuestro humilde entender, el papa Juan XXIII nunca visitó Bolivia. Hasta hoy conocíamos que el único Papa que visitó el país fue Juan Pablo II en mayo de 1988.
9.- El secuestro del avión del LAB que transportaba presos políticos no fue el primero en el mundo. El primer secuestro aéreo en el mundo tuvo lugar en el Perú el año 1931, cuando algunos insurrectos peruanos se apropiaron de un avión Ford trimotor de Panagra, piloteado por Byron Dague Richards, para utilizarlo en su motín contra el teniente coronel Luis M. Sánchez Cerro.
10.- La aeronave secuestrada en Bolivia en 1956 no era un DC6, como indica la nota de referencia, sino un DC4, matrícula CP-610 de propiedad del LAB. En el cincuentenario del Lloyd Aéreo Boliviano, el periodista de Los Tiempos, Javier Pita Romero entrevistó al Cap. Estenssoro, precisamente en relación al mencionado secuestro. El Cap. Estenssoro manifestó lo siguiente: “entre los presos políticos que transportábamos se encontraba el Cap. Saúl Pinto, expiloto del LAB, quien revólver en mano se hizo cargo de la aeronave y nos ordenó cambiar el rumbo y dirigirnos a Salta, Rep. Argentina”.
El Cap. Saúl Pinto, de mucha experiencia aeronáutica, sabía que la aeronave secuestrada no iba a explotar si se disparaba el arma ya que la misma no era presurizada.
El arma pertenecía a uno de los guardias que fue reducido por los amotinados, sabemos que era un revólver de verdad y no de madera. El único que usó un revolver tallado en madera fue John Dillinger, famoso delincuente americano para escapar de la cárcel de Crown Point, Indiana en Estados Unidos el 3 de marzo de 1934.
La Asociación Boliviana para la Aeronáutica (Abopa) fue creada hace tres años por iniciativa de un grupo de meritorios pilotos y personal aeronáutico, justamente para preservar la historia de la aeronáutica boliviana fielmente; actualmente cuenta con más de 15 socios, veteranos de la aviación, y que entre todos suman más de 600 años de experiencia y más de 300.000 horas de vuelo al mando de diferentes aeronaves.