“Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”, dice un muy conocido adagio. Es tan cierto que para evitar que eso ocurra vale la pena recordar que hace 36 años, comenzó a escribirse una de las páginas más breves y vergonzosas de la historia nacional. Ese día, un grupo de militares, con el apoyo de muchos de los políticos más importantes de la época, unieron sus fuerzas para derrocar al Gobierno de Wálter Guevara Arze.
La descabellada aventura golpista fue breve. Apenas duró 16 días, pero fueron suficientes para que merezca un lugar destacado entre las páginas más oprobiosas de nuestra historia porque, pese a lo efímero que fue, el daño que causó fue enorme. Y no sólo por la cantidad de víctimas, sino porque en cuestión de horas desbarató el mejor resultado obtenido, tras meses de arduos trabajo, por la diplomacia boliviana en toda la historia del litigio con Chile después del tratado de 1904.
A pesar de ello, muchos de sus protagonistas, militares y civiles, continuaron durante muchos años, algunos incluso hasta tiempos muy recientes, participando activamente en la vida pública nacional.
Los 34 años transcurridos desde entonces, y lo lejanos que parecen esos tiempos, sobre todo para las generaciones jóvenes, pueden hacer que parezca ya innecesaria la rememoración de esos hechos, para dejar la tarea a historiadores. Sin embargo, vale la pena mantener viva en la memoria porque, como es bien sabido, los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario