En América Latina la política solía dividirse en dos grandes categorías: dictadura militar y democracia. Nuestra historia muestra la alternancia de ciclos dictatoriales y breves periodos democráticos en los que se intentó rehacer el tejido institucional y social destruido por los tiranos.
Con algunas diferencias, la democracia volvió a renacer en los años 80 en el continente luego de algo más de una década de mano dura. A todos les costó mucho volver a la pacificación, al orden económico y la búsqueda de un camino de desarrollo, aunque con muchas deudas pendientes en cuanto a corrupción, justicia y lucha contra la pobreza.
Y cuando todo indicaba que el camino era irreversible, casi al mismo tiempo surgieron estos regímenes populistas que han estado conduciendo durante una década las naciones de la región. ¿Cómo catalogarlos? Nadie puede asegurar que hemos estado fortaleciendo la democracia, pero tampoco es exacto hablar de dictaduras. Lo cierto es que casi al mismo tiempo, los pueblos de cada país tendrán la oportunidad de manifestarse y la primera ha sido Argentina, donde tienen nuevamente la oportunidad de recuperar el estado de derecho.
El siguiente deberá ser Venezuela, donde podrían cumplirse los mismos pronósticos que se hicieron sobre la derrota del Kirchnerismo. Y en febrero del próximo año nos toca a los bolivianos.
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