Hasta ahora, las tesis sobre el asalto al Hotel Las Américas, el 16 de abril de 2009, no habían tenido más testigos directos que los dos sobrevivientes del grupo cuya jefatura era atribuida a Eduardo Rózsa Flores y los que contaban la historia oficial. Publicado hace pocos días (15-06), un reportaje del Irish Times, el periódico irlandés que mayor cobertura ha dado al caso, trajo testimonios de dos ingenieros brasileños que estuvieron en el hotel aquellas horas que pueden llevar al gobierno a revisar la versión mantenida durante más de seis años. Al decir de las nuevas versiones, no hubo fuego cruzado y la mayoría de los disparos fueron de fogueo. Eso explicaría por qué no hubo cartuchos equivalentes a la intensidad de los disparos ni mayores daños al edificio. Firma la nota Tom Hennigan, el periodista extranjero que más de cerca ha seguido la trama violenta que empezó a correr esa madrugada.
Parte de la nota:
Un ingeniero brasileño que estaba en el mismo piso del hotel de Santa Cruz cuando Michael Dwyer recibió un disparo mortal de la policía en 2009 ha surgido contradiciendo la versión de las autoridades bolivianas sobre los sucesos que rodearon la muerte del hombre de Tipperary (el pueblo natal del irlandés).
Marcos Brandt dijo a The Irish Times que no hubo tiroteo, como afirma la policía, y corrobora evidencias sobre la posibilidad de que las autoridades bolivianas manipularon el escenario para sostener la tesis de que Dwyer y dos de sus compañeros murieron en un tiroteo.
El gobierno boliviano insiste que las tres personas murieron tras abrir fuego sobre la policía que iba a detenerlos. Sostiene también que Dwyer era parte de un grupo encabezado Eduardo Rózsa Flores, un aventurero que planeaba una violencia separatista en los llanos orientales. Dwyer, Rózsa y el húngaro Arpad Magyarosi murieron durante la incursión en la que otras dos personas fueron arrestadas.
La familia Dwyer afirma que tiene evidencias de que éste fue ejecutado sumariamente por fuerzas del estado boliviano y exige una investigación internacional. El vicepresidente boliviano aseguró que el grupo con el que estaba Dwyer fue seguido hasta el hotel donde ocurrió el tiroteo. Pero el ingeniero brasileño sostiene que había calma en el hotel donde, en días de trabajo, compartía una habitación con un colega. Ambos han hablado por primera vez en público sobre lo que escucharon aquella noche desde el mismo cuarto del mismo piso del hotel la noche en que Dwyer fue muerto. Nunca fueron entrevistados por el fiscal que debía establecer los hechos sobre lo que pasó con Dwyer y los otros dos que murieron esa noche. Ambos hablaron con The IrishTimes sobre el incidente, así como la persona que estaba aquella noche a cargo de hotel.
Brandt estaba iba a darse una ducha para tomar un vuelo temprano a La Paz cuando el edificio fue sacudido por una fuerte explosión. “Primero pensé que el calentador había explotado. Miré por la ventana del baño que da a un atrio central y me vi ante un soldado que me apuntaba con su rifle. Me ordenó abrir la puerta del dormitorio”.
Nuevas interrogantes
El uniformado, probablemente de la unidad policial especializada UTARC, ordenó a él y a su colega tenderse al piso manos en la cabeza. Brandt dice que tras la explosión siguieron varios minutos de calma en el piso del hotel. En esos instantes escuchó varias voces. “Era normal (lo que escuchaba), no gritos, solo voces hablando. Solo entonces empezó el tiroteo.”
Calcula que entre la explosión y el tiroteo pasaron de dos a cinco minutos, lo que trae nuevas preguntas sobre el intercambio que tuvo la policía con el grupo de Dwyer inmediatamente antes de matar a tres de ellos. Describe el tiroteo como intenso y continuo pero inconsistente con un fuego cruzado. “No sonaba como un tiroteo. No se escuchaban disparos provenientes de diferentes posiciones de tiro”. También describe gran parte del fuego como tiros de fogueo. “Tenía ese sonido propio de los disparos con balas de fogueo. Era como si dispararan seguido para asustar.”
Considerando el número de disparos que había escuchado, Brandt quedó sorprendido al salir de la habitación cuando la policía se fue del piso. “Lo que era extraño era que había pocas signos de daños del tiroteo, pese a la cantidad de disparos que escuché. Fue ahí que estuve seguro que se trataba de municiones de fogueo.”
El informe balístico boliviano reportó pocos impactos de bala pese a que el personal del hotel también informó sobre un intenso y prolongado tiroteo como el descrito por Brandt. Su creencia de haber escuchado “disparos de tipos diferentes de armas de fuego” parcialmente disimulados por disparos prolongados de subametralladoras podría ser relevante en vista del informe de la autopsia sobre el cadáver de Dwyer emitido por la patologista del estado irlandés. Éste sugiere que fue ejecutado sumariamente con un disparo al corazón por alguien que estaba sobre él.
Brandt dice que al dejar su habitación se dio cuenta que la explosión que había escuchado fue una serie de estallidos simultáneos en las puertas de los cuartos donde estaban Dwyer y sus compañeros. Dijo que no vio daños en el corredor donde estaban Dwyer y su grupo, corroborando lo que el gerente del hotel, Hernán Rossell, dijo a The Irish Times inmediatamente después de la acción policial.
Este testimonio contradice el informe balístico boliviano que listaba impactos de bala en la pared del corredor afuera del cuarto de Dwyer. Un video filtrado que filmó la UTARC tras la incursión muestra claramente que no hay daños en la pared, lo que fortalece las sospechas de que las autoridades manipularon la escena para apoyar su tesis sobre lo ocurrido.
The Irish Times habló también con el colega de Brandt, un mecánico brasileño que le ayudaba a instalar una maquinaria para un cliente boliviano. Su recuerdo coincide en general con el de Brandt, aunque señala que no podría afirmar si hubo intercambio de fuego.
Los testimonios de los dos hombres coliden en un punto crucial. Brandt asegura que su colega le dijo que escuchó a alguien implorar por su vida y luego nuevos disparos. “Me dijo que había escuchado “por favor, no me maten” y luego más disparos y ningún otro ruego”. Hablando la semana pasada desde Bolivia, Rossell, el gerente, dijo a The Irish Times que Brandt le dijo lo mismo, citando a su colega. Pero en una entrevista en su casa en Brasil, el segundo hombre negó haber escuchado a alguien implorar por su vida o que lo hubiera dicho a Brandt. Dijo que no podía explicar los recuerdos de su colega respecto a lo ocurrido. Esfuerzos posteriores para volver a entrevistar al hombre fueron infructíferos.
Pese a los años, Brandt pudo dibujar un sketch del piso del hotel e identificar los cuartos donde Dwyer y los otros dos murieron. Dijo que le parecía que la policía estaba en control total desde el comienzo. “No vinieron a arrestarlos; querían matar”.
En los días que siguieron a la incursión, funcionarios del hotel dijeron que el grupo de Dwyer estaba solo en el hotel. El gerente Rossell dijo que el que los dos brasileños hubieran estado en el cuarto al otro lado del atrio probablemente los hizo pasar inadvertidos. The Irish Times pudo ver una copia del registro del hotel en la que figuran los dos huéspedes. Brandt y su colega tenían que dejar sus nombres, contactos, copias de sus pasaportes y planes de viaje antes de salir del hotel. Ambos dicen que ninguna autoridad intentó contactarlos después.
“La policía nunca me informó sobre estos hombres”, dijo Marcelo Soza, al ser entrevistado en su exilio en Brasilia. El ex fiscal, que presidió las investigaciones dijo: “Este es otro ejemplo de cómo retuvieron información para mi investigación. ¿Por qué lo harían si no estuvieran tratando de encubrir lo que hicieron?” Soza procura asilo en Brasil, donde fugó. Ahora sostiene que Dwyer fue asesinado.
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