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domingo, 4 de mayo de 2014

bien por El Deber, que ofrece crónica sobre la rebelión de los Sargentos y resume toda una semana de noticias. destaca el gráfico que dice mucho del tumultuoso desplante de los militares de baja graduación.

Sin acatar órdenes superiores, contraviniendo el dogma principal de las FFAA, los suboficiales lograron doblegar a sus superiores y sentarlos a una mesa de negociación para conseguir un mejor trato. Para lograrlo comenzaron a ventilar los escándalos de una institución vertical, clave para la gobernabilidad del Estado

Marcelo Tedesqui V.  - marcelo.tedesqui@eldeber.com.bo
Las órdenes y las jerarquías se acatan en las Fuerzas Armadas, más allá de cualquier consideración. Esa consigna, avalada por la ley orgánica de la institución castrense desencadenó un conflicto que enfrentó a los oficiales con sargentos y suboficiales que exigen, con el título de descolonización, un mejor trato en varios sentidos. Después de una pugna que llegó a las calles con marchas y huelgas de hambre, la luz al final del túnel aparece cuando se admite la necesidad de modernizar esa normativa.
Los sargentos y suboficiales rompieron la cadena de mando, y sacaron los trapitos sucios. Se manifestaron cansados de tener que pedir permiso hasta para casarse; de que sus superiores les soliciten (ordenen) pagar cuotas para las fiestas de sus superiores o sus esposas y que los mantengan relegados en un rincón del salón, entre muchas otras cosas.
Hay denuncias, también, que apuntan a oficiales que se han aprovechado o presionado a mujeres, esposas o damas militares, y han destruido hogares que supuestamente eran sólidos, incluso con casos de violación y extorsión en el medio.
En representación del Alto Mando Militar, el jefe de Estado Mayor, general Fernando Aramayo, el segundo a bordo después del comandante, desmintió algunos de estos excesos, pero no descartó que algunos abusos se produzcan, pero que son la excepción y no la regla.
Los casos
Al menos tres suboficiales denunciaron que tuvieron que pedir permiso para casarse.
El general Fernando Aramayo respondió que él también lo hizo. “La profesión militar amerita y establece en su estructura una serie de aspectos diferentes a la vida civil. Todo el mundo en las FFAA debe solicitar permiso para cambiar de estado civil a su comandante; presenta una documentación y hasta un informe de la pareja. El jefe de la unidad debe tener una reunión con los dos y presentar un informe reservado. Ese documento lo deriva al Ministerio de Defensa, que emite una resolución” ministerial, explicó.
Los militares de bajo rango denunciaron un caso ocurrido en el departamento de La Paz. Un suboficial fue enviado “en comisión” a Pando. Su esposa se quedó en la unidad militar, cerca del lago Titicaca y fue invitada a una celebración. Las fuentes señalan que el comandante se aprovechó de que la señora estaba en estado de ebriedad para violarla y filmarla. Un video fue mostrado a este medio, en el que se ve que la mujer está casi inconsciente. Según los relatos, fue el oficial que filmó el hecho supuestamente para extorsionarla. El esposo se enteró posteriormente de lo sucedido. Con el tiempo la mujer inició una relación sentimental con el jefe militar, y se separó de su cónyuge. Los suboficiales denunciaron que de esa forma los superiores destruyen hogares y para ello se aprovechan de sus rangos altos, aunque informaron también que la mujer vive ahora en La Paz, mientras que los dos hombres involucrados en el caso tienen destinos en otras regiones del país.
Se denunció también presión a postulantes mujeres a la Escuela de Sargentos, como el caso específico de una persona que señaló a un jefe militar que le cobró “una suma alta” para agilizar su ingreso. A los pocos meses fue dada de baja y cuando ella presuntamente lo buscó para pedirle la devolución del dinero, este demandó a su padre y a ella por el delito de calumnia.  El señor fue condenado a un año de prisión y la denunciante a tres meses de trabajo supervisado.
Sobre estas supuestas violaciones, el jefe de Estado Mayor no tocó temas específicos, pero sí respondió a lo general, y señaló que “pueden darse algunos casos aislados, las FFAA están conformadas por 30 mil personas, hay distintas personalidades y militares de distinta graduación que tienen formas de actuar diferente. En la totalidad de las FFAA hay normas de conducta, de comportamiento, vigencia de los DDHH. Pero no perseguimos a nadie”, manifestó.
Atrás quedaron los baños y los casinos reservados para unos u otros, pero los oficiales
de bajo rango advirtieron que los emisarios del comandantede las unidades piden cuotas altas, de 200 a 300 bolivianos, para celebrar el cumpleaños del jefe o hasta de su esposa. “Nos obligan, y hay un sector reservado para ellos y otro para nosotros. Dividen el salón y nos mandan a un rincón”, aseveró.
“En el salón estamos todos, si es que hay testera, allí siempre está el suboficial comando”, respondió el jefe militar consultado, quien volvió a repetir que pueden presentarse algunas excepciones.
Tras la crisis, hay una comisión que ambos bandos discuten y revisan la Ley Orgánica, el jefe de Estado Mayor dice que estos aspectos se debatirán en esa instancia. El debate sigue pendiente, pero los suboficiales ganaron una batalla, y por ahora sentaron a sus superiores a la mesa de negociación

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