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sábado, 25 de enero de 2014

no extraña que hoy, como hace siglo y medio Bolivia, con su gobierno populista de hoy Morales y de entonces Belzu protestase contra el Imperio, entonces Inglaterra hoy EEUU y pretendiese inclusive "una acción bélica". Manfred Kemppf apela al historiador Roberto Querejazu como fuente.

Nadie puede poner en duda la seriedad de un diplomático e historiador del nivel de don Roberto Querejazu Calvo, quien nos dejó obras tan importantes como “Masamaclay”, “Guano, Salitre, Sangre”, “Llallagua”, “Chuquisaca” y otras más. Pues en estos días tan ajetreados, entre la celebración de un aniversario más del Estado Plurinacional, la elección de las directivas en la Asamblea, el papelón de los opositores en la misma Asamblea, y la visita a Santa Cruz de Mario Vargas Llosa, he leído pasajes de “Bolivia y los Ingleses“ del referido autor y lo cierto es que me ha impactado, porque parece que la mentalidad de los bolivianos no hubiera cambiado en más de un siglo y medio, desde las épocas del populista general Belzu.
Si observamos a los regímenes populistas en el continente advertimos que un denominador común es su rechazo a lo extranjero, que, en algunos casos, se convierte en una verdadera xenofobia. En las épocas de Belzu la hostilidad hacia lo foráneo era tal, que no solamente se agredía a los diplomáticos de naciones vecinas, sino que ya por entonces se le tenía inquina a los EE.UU. y se maltrataba a su representante, además de la especial fobia que Belzu sentía por Inglaterra, por entonces la primera potencia del mundo.
A tal extremo llegó el enfrentamiento entre el gobierno boliviano y el encargado de negocios británico, coronel John Augustus Lloyd, que, a raíz de eso, surgió la historia de que la reina Victoria, avisada de que Bolivia no tenía puertos para que su poderosa escuadra los pulverizara a cañonazos, habría expresado indignada: “¡Entonces hay que borrar a Bolivia del mapa!”. Cierto o falso, este episodio que es conocido mundialmente, no pasaría de ser una “leyenda”, según Querejazu, aunque tampoco es rotundo en negar que algo parecido pudo salir de boca de Su Graciosa Majestad.
Todo el problema con el representante inglés surgió a raíz de una exigencia de indemnización que la empresa británica Hogan, rescatadora de barrillas de cobre en Corocoro le planteó al gobierno nacional, exigencia que respondió el canciller Rafael Bustillo en términos durísimos. Entre otras cosas la nota boliviana advertía a la legación británica, que, “…el señor presidente (Belzu) me ha ordenado expresarle que ha visto con suma extrañeza la singular ligereza de V.S. para acoger e interponer ante el gobierno de la república reclamos tan injustificables y temerarios, que por tanto, espera que V.S., con la circunspección y tino que debe caracterizar al encargado de negocios de la Gran Bretaña, no querrá, en adelante, prestar su apoyo a este género de pretensiones, ni hacer valer su influencia y posición para cosas evidentemente injustas (las indemnizaciones) y que en ningún caso podrá el gobierno aceptarlas; permitiéndose de la sagacidad de V.S. que esta sea la última vez que manifieste tales pretensiones”.
El coronel Lloyd, además de asombrado por el ultimátum, quedó indignado, convencido, de que ninguna represalia se podría tomar aprovechando el poder de la Royal Navy  ya que las cuatro casuchas de Cobija no merecían ni una salva de cañonazos. Impotente ante lo que consideraba una ofensa, Lloyd escribía al Foreign Office, según Querejazu: “He comunicado las circunstancias del deliberado e inconfundible insulto hecho a esta legación por el presidente y su ministro. Para dar satisfacción a la ferocidad del pueblo contra los extranjeros y los herejes, el presidente ha mirado deliberadamente la mejor víctima. La representación en nombre de la casa Hogan constituyó una excusa para interpretar erróneamente mi reclamación y la respuesta del ministro ha sido publicada como un triunfo del partido cholo, para mostrar la independencia respecto a una potencia europea…”. Nos preguntamos: ¿no vemos cosas similares en Bolivia un siglo y medio después? ¿No se buscan golpes escénicos para contentar al pueblo y hacerle creer que Bolivia no se doblega ni ante la primera potencia del mundo? ¿Algo de novedoso existe en los berrinches populistas de la actualidad?
Los informes de Lloyd a su cancillería sobre los malos tratos en Bolivia contra diplomáticos brasileños, peruanos, chilenos, norteamericanos, franceses, y, finalmente, hasta la negativa de ratificar un concordato con el Papa, son preocupantes. Este, el encargado de negocios inglés, era, como decir hoy, el embajador de los Estados Unidos. Ni los ingleses bombardearon la caleta de Cobija entonces, ni a los norteamericanos, mucho menos, se les ocurriría tomar medidas drásticas contra Bolivia. El coronel Lloyd tomó sus bártulos y se marchó a Arica ante el temor a represalias. Nada más sucedió, según Roberto Querejazu, hasta que tuvieron que pasar 50 años para que los ingleses reanudaran relaciones con ese país díscolo, tan lejano y enclaustrado que podía insolentarse ante Su Graciosa Majestad,  porque, hasta arriba de los cerros,  no llegaban los cañonazos de su flota.
 

viernes, 17 de enero de 2014

admiro al autor Victor Gutiérrez, que desde OPINION se atreve a llamar a las cosas por su nombre y muestra cómo el Dakar fue propaganda, convertir mentiras en grandes verdades, y aunque todo sigue como antes, sería saludable saber su costo elevado para el Tesoro.

Teniendo presente que en un anterior artículo hicimos referencia que a nadie le interesó el que la Gobernación destinara más de medio millón de bolivianos para promocionar el “Dakar” y que dichos dineros fueron retirados nada menos que del “Programa de Ayuda Médica Destinado a Gente de Escasos Recursos” dependiente del Hospital Viedma, es lógico pensar en consecuencia en que a partir de ahora y por un buen tiempo les ofrecerán y proporcionarán con seguridad a los enfermos de escasos recursos económicos como la gran receta para la cura de todos sus males pastillas de Dakar. 

Ya pasó el “Dakar” y ahora invito a muchos de nuestros lectores a que se pregunten cuánto le costó al Estado Boliviano las más de 130 operaciones aéreas realizadas para desplegar toda la parafernalia alrededor del “Dakar”, y en la que se utilizaron toda clase de medios aéreos desde aviones, helicópteros y avionetas, la cantidad de efectivos policiales y militares que fueron movilizados en ese cometido, el despliegue de un ejército de agentes de seguridad para el presidente Evo Morales. Saber cuánto costó poner estos servicios en funcionamiento sería de gran utilidad por cuanto estamos seguros que con esos dineros se hubieran resuelto muchas necesidades de mucha gente en todo el territorio nacional, desde atender demandas de mejor salud, mejor educación, así como otorgar y destinar recursos económicos para combatir a la inseguridad ciudadana en la que vivimos como resultado del alto índice de violencia y criminalidad que hoy azotan a nuestro país. Y es que este tipo de asignaciones y tareas que nosotros consideramos más importantes a realizar parecen no ser la vía ideal como para obtener más votos para el oficialismo gobernante.

Con lo que queda claro que la fórmula que el oficialismo gobernante ha escogido como el camino ideal para encontrar un apoyo masivo a su postulación presidencial, es la propaganda mediática hasta el punto de la saturación, tratando así de convertir las mentiras en grandes verdades, con lo que también queda demostrado que el aparato de propaganda oficial es bastante eficaz. Lo penoso de todo esto que comentamos es que después que ya se fuera el Dakar todo sigue como estaba antes: gente en las calles sin empleo, sin seguridad ciudadana, sin la debida cobertura de salud, con inseguridad jurídica, entre otros factores, por falta de recursos económicos, gente en completo desamparo debido a los desastres naturales; y a toda esta gente lo que le hace falta es precisamente recursos económicos para enfrentar en mejores condiciones las adversidades de la vida. 

domingo, 12 de enero de 2014

Susana Seleme recomienda poder "reconocer al enemigo" en la lucha política para no llamarse a engaños y en base a la unidad de partidos y sociedad poner freno a Morales y su poder sin fecha ni hora no calendario alguno

Así como en la guerra hay que identificar al enemigo, en política hay que reconocer al enemigo principal y distinguirlo del resto de adversarios ocasionales. Reconocer al enemigo principal requiere mirar hacia atrás y discernir desde el presente para construir el futuro posible, no siempre el más deseado. Ese reconocimiento, aquí y en cualquier lugar del mundo, obliga al análisis de la correlación de fuerzas políticas.
La oposición democrática en Bolivia debe hacer ese reconocimiento descarnado con miras a la contienda electoral del próximo 2014. Y debe hacerlo sabiendo que el país vive una dictadura revestida de democracia reducida al voto, dejándola expuesta a extorsiones jurídico-políticas y económicas que sacrifican el largo plazo para ganar poder y tiempo a corto plazo.
Sin embargo, la democracia es mucho más que el voto. Es la preservación del Estado de Derecho que ampara al ciudadano de las perversidades del poder y de la concentración de todos los poderes en una sola persona: Evo Morales, el autócrata. El maneja el poder Ejecutivo, el Judicial, el Legislativo, el Electoral, el militar, el policial y los movimientos sociales, cuya cabeza son los cocaleros que cultivan la materia prima de la cocaína. Es decir, la hoja de coca, más maldita que sagrada, y de ahí la visible presencia del narcotráfico y su poder cada vez más fatídico.
En ese mar de indefensión político-jurídica, donde rige el “Métanle, por encima de lo jurídico, está lo político” ¿cómo enfrentar el andamiaje de ilegalidad, informalidad y corrupción institucionalizada, sin transparencia y sin rendir cuentas, incluida la millonaria propaganda oficialista desde hace 8 años? Con semejante concentración del poder ¿qué posibilidades tiene la oposición política de disputar el poder en octubre de 2014 y evitar el continuismo en 2019 hasta 2025?
Desde la unidad de los partidos políticos democráticos y desde la sociedad civil: todas y cada uno de los ciudadanos, debe ponerle freno a Morales y a su proyecto de poder sin fecha ni horario en el calendario. Desde la unidad se debe trabajar para restituir el Estado de Derecho de la República, la independencia de poderes, equilibrar la correlación de fuerzas y garantizar el pluralismo político, el respeto a los Derechos Humanos, el cese de la persecución política, la libertad de los presos y el retorno al país de los más de 700 exiliados políticos a quienes el régimen les negó la presunción de inocencia, el debido proceso y un juicio justo.
En este ya no prematuro tiempo electoral, reconocer al enemigo principal y a su poder político electorero, continuista y demagogo, exige la unidad política y social para enfrentarlo.

miércoles, 8 de enero de 2014

los chinos son tan o más duros que los yanquis a la hora de hacer negocios. el MAS los presenta como "los chinitos que nos dan todo por semejanzas ideollógicas" no hay tal. "los negocios son negocios"

En Bolivia los negocios con China son vendidos como un asunto ideológico y los más ingenuos (o vivos, que ven al resto con cara de tontos) se atreven a decir que es mejor hacer tratos con los chinos comunistas que con los imperialistas del norte porque los chinitos son bondadosos y que van a hacer fuerza para que nos desarrollemos, vivamos felices, comiendo perdices, bla, bla. 

Lo cierto es que desde hace mucho China solo aplica el comunismo para evitar que haya librepensantes y se maneja en el mundo con el lenguaje del capitalismo más agresivo. China no solo se ha convertido en el principal socio comercial de Bolivia a fuerza de comprar materia prima y vender todo tipo de chatarras y baratijas, sino también es el principal negociante en Brasil, en Perú, el segundo en Argentina, en México y Colombia y por supuesto está a punto de convertirse en el que más vende y compra en Estados Unidos y Europa. 

Hace mucho que China aplica el refrán del líder que tiró a la basura la cháchara ideológica, Deng Xiaoping, quien afirmó que “No importa el color del gato pues lo importante es que cace ratones”. Hay que ser muy roedor, desde el punto de vista mental como para andar pensando de otra manera o al menos tratar de negar que la tierra es hoy más redonda que nunca.