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lunes, 16 de septiembre de 2013

Beatriz de López Videla escribe sobre los 88 años del LAB "Embajadora de Bolivia y su bandera ante el mundo". Algún dia surcara los cielos de la Patria.

Empiezo con este refrán “La esperanza es lo último que se pierde”. Este 15 de septiembre el LAB cumplió 88 años de historia y quiero hacer llegar a esos pocos trabajadores que quedan mis felicitaciones, a todos ellos que todavía siguen en pie como buenos centinelas afrontando la indiferencia de un Gobierno que lo único que quiere es que el LAB desaparezca y convertirse en un tarajchi (pájaro que le quita su nido al hornero) para apoderarse de este gigante. 

Vuelve la nostalgia en esta fecha memorable de esos años prósperos, que se fue logrando en base al trabajo constante de superación y perseverancia, constituyéndose en un credencial internacional y gracias a ese recurso humano que le puso fuerza y voluntad. Por esta compañía aérea pasaron muchas familias cochabambinas y fue la época maravillosa para el LAB, un orgullo nacional.

Lamentablemente los cochabambinos aceptamos con indiferencia y perdimos la única compañía de aeronavegación que llegó a ser catalogada como Embajador de la Patria y representante ante el mundo. Somos un país mediterráneo sin acceso al mar, no tenemos habilitada la línea férrea y se pierde el medio de transporte aéreo del LAB. Es bueno puntualizar que por decreto ley de 1972, la aerolínea fue nombrada como “La línea aérea Bandera de Bolivia”. Por los convenios internacionales sobre transporte, el LAB tuvo el mérito de abrir los cielos de Bolivia y consolidarse en mercado de transporte internacional. Las causas que llevaron al descalabro a esta empresa tuvieron muchas interrogantes. Sólo para recordar: ¿Dónde están los dos pilotos que dirigieron todo el barullo? y otros que sacaron buena tajada de todo este embrollo. Surge también como un acto de venganza contra el LAB; si así fue se cometió una maldad porque recayó sobre miles de trabajadores que tuvieron que buscar trabajo afrontando una situación muy difícil para sus familias. Hoy la empresa está huérfana sin que nadie abogue una solución. El LAB seguirá manteniendo la sigla porque es el emblema cochabambino. Es un pedazo de nuestro corazón, tiene historia y la historia se respeta; no es una aerolínea que se creó de la noche a la mañana como otras líneas aéreas. Por el Lloyd Aéreo Boliviano han pasado muchas generaciones de profesionales capaces y preparados en aeronavegación tanto en lo administrativo, como en esa generación gallarda de tripulantes que estuvo al mando con los mejores pilotos del mundo por ese calificativo y reconocimiento varios de ellos tuvieron que emigrar a otros países .

Cochabamba siempre se identificará con el Lloyd. Todos abrigamos una solución por esta aerolínea veterana que tarde o temprano surcará nuevamente los cielos de Bolivia y el mundo. Este es nuestro optimismo.   

Corolario. M.A. Aunque no hemos escrito antes, vale la pena repetirlo hoy en esta fecha emblemática para las alas bolivianas. Dos recursos tiene el LAB para su reposición. Uno. El derecho propietario de enormes extensiones de tierra conferidas en diversas épocas. Es un patrimonio que bien utilizado puede ofrecer liquidez y solvencia futuras. Dos. La explotación de "licencias internacionales que no han expirado y que siguen teniendo valor, entre ellas los derechos aéreos que el LAB explotó en su momento y que son arma recurrente futura.
            

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