Hay la percepción generalizada de que Evo Morales, el rústico dirigente de los sindicatos de cocaleros del Chapare, no tiene condiciones para dirigir un país; y que es, por añadidura, ignorante, agresivo e irracional. Esto, no hay duda, es cierto.
También hay otra idea, aceptada por muchos, que puede ser peligrosa: el gobierno del Movimiento al Socialismo, MAS, es caótico, sin objetivos y sin rumbo. Creer en esta apreciación es, por lo menos, ignorar la dimensión y las posibilidades de un adversario empeñado en sojuzgar a los bolivianos, usando una estrategia continental largamente gestada.
Esto requiere algún análisis. En verdad, hay un plan común para América Latina que ya está avanzado en los países miembros de la ALBA. No fue creado por los que conforman el entorno chavista y menos evista. Fue cuidadosamente preparado por la izquierda nostálgica continental, reunida en el Foro de San Pablo. Por los resultados obtenidos hasta ahora, esta estrategia ha demostrado ser más efectiva que la que desató las guerrillas foquistas en la región que, al fin, sólo pudo consolidarse en un país: la Cuba de los Castro, que ya entró en decadencia.
La actual estrategia de los radicales de izquierda está cuidadosamente delineada. Los que la llevan adelante, siguen el designio de mostrar que, al haber triunfado en elecciones, sus regímenes son el producto auténtico de la voluntad ciudadana. Descubrieron que, una vez capturado el poder, las elecciones periódicas (Chávez en su gestión ya ha celebrado 18 comicios y 6 Evo Morales) renovará, en sucesivos episodios, su pretendida condición democrática. Esta deformación en la percepción general se da porque no se toma en consideración que la vida democrática no se limita a elecciones. Por otra parte, las que se realizaron en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador resultaron, las más de las veces, en comicios escandalosamente fraudulentos.
Estamos ante un plan cuya preparación estaba lejos de las capacidades de Morales y de sus áulicos. Hay una especie de “perros de la guerra”, en este caso de la política de enfrentamiento, que más o menos silenciosamente urden los modelos dictatoriales comunes a la nueva izquierda marxista – leninista. Estos, son los asesores extranjeros en la Cancillería, los redactores españoles de la constitución “plurinacional”, el peruano prófugo a cargo de la política de comunicaciones, los militares venezolanos al servicio del chavismo, algunos periodistas extranjeros, como el argentino Stefano que alquila su pluma y un desquiciado español vendido como testigo de un sórdido hecho de sangre, y tantos otros que actúan de acuerdo con las orientaciones de los mercenarios intelectuales, entre estos el alemán Dieterich, inventor del socialismo del siglo XXI para ignaros y aventureros, como Chávez, Ortega, Morales y Correa, a los que se había unido el bobalicón de Zelaya; y todos dispuestos a seguir el libreto.
El gobierno de Bolivia es un aplicado seguidor del chavismo y copia con esmero el plan de ese peculiar socialismo, al que agregó disparatados elementos autóctonos como la pretensión de asentar en el país la hegemonía aimara.
Si nos damos cuenta de que este es un plan bien definido para llegar paulatinamente a una dictadura, habremos comprendido que estamos en una grave encrucijada. El imperativo, entonces, es la unidad de los libres y vencer. (Extraído de Hoy.Bolivia Sergio Luis)