La calificación de “Estado Plurinacional”, que tiene nuestro país, no surgió por disposición de la actual Constitución Política del Estado que emitió Evo Morales sino por la que promulgó Gonzalo Sánchez de Lozada que, aunque mantuvo la tradicional denominación de “República de Bolivia”, declaró en su artículo 1° que Bolivia es “multiétnica y plurinacional” .
Recientemente, Carlos Mesa, quien relevó a Sánchez de Lozada como primer mandatario a consecuencia de los actos sediciosos de octubre de 2003, manifestó que, gracias a la política que dicho gobernante aplicó en diferentes ámbitos de la vida pública, económica y social del país, fue posible la existencia del Estado Plurinacional. En ese sentido, destacó el proceso de la Participación Popular, la Reforma Educativa, el reconocimiento de Tierras Comunitarias de Origen, y la creación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos.
Después de tales expresiones, Carlos Mesa agregó que Evo Morales debe entender que no es comprensible su presencia sin el periodo democrático previo, en atención a lo cual “debe a Sánchez de Lozada más de lo que se atreve a reconocer”.
Es importante recordar que los denominados “movimientos sociales” de febrero y octubre de 2003, que fueron la causa inmediata de la renuncia de Sánchez de Lozada a su función de gobernante, son calificados por el Artículo 123 del Código Penal como delito de sedición, respecto al cual, según el mismo artículo, también cometen delito “los funcionarios públicos que no hubieren resistido una rebelión o sedición por todos los medios a su alcance”.
Muy poco tiempo después del momento en que el vicepresidente Carlos Mesa asumió la función de Presidente de la República en su calidad de sucesor legal del gobernante renunciante, se reiniciaron las acciones de violencia. Refiriéndose a esos hechos, él, en su libro “Presidencia Sitiada”, claramente explica que “el vandalismo había hecho presa de la ciudad con agresiones callejeras, destrucción de automóviles y bloqueo total de circulación vehicular y peatonal” , hasta el extremo de “asfixiar el centro del poder” . Luego, ante esos hechos, señaló “que ya no tenía caso seguir en esa locura desatada” , y, en consecuencia, renunció a sus funciones para demostrar “que el desprendimiento es no sólo posible sino indispensable cuando uno de verdad quiere por encima de todo la ventura de vivir en el lugar que ama”.
Es incuestionable el hecho de que el actual régimen de gobierno no surgió por generación espontánea, sino que tuvo origen inmediato en acciones y decisiones de esos años, y que, en verdad, debe mucho a quienes gobernaron el país entre los años 2002 y 2005.
El autor es abogado, fue profesor universitario y ministro de la Corte Suprema de Justicia.
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