Vistas de página en total

domingo, 13 de septiembre de 2015


arrancó lágrimas, la memoria de tantos ciudadanos ilustres que a"vuelo de pájaro" menciona la memoria prodigiosa de Gastón Cornejo que reclama del Directorio del Club Social, la reposición del legendario almuerzo criollo, que a las 12.00 en punto del 14 de septiembre solía tener lugar, con la concurrencia del Presidente de la República, las primeras autoridades e invitados de honor.
asistí a uno de esos almuerzos, del brazo de Gastón Cornejo, en ocasión de escuchar al presidente de la Institución Jorge Rojas Tardío, que en un exquisito lenguaje quéchua, saludaba la fecha y a "todos los llajtamasis", el menú del tradicional almuerzo era siempre el mismo, y las bebidas y los brindis y la fraternidad de los "kóchalas" proverbial y progresista. Gracias, compadre!



EL CLUB SOCIAL Y EL 14 DE SEPTIEMBRE


Gente de honor y de hidalguía, cruzados de simpatía y de cochabambinidad fueron sus directores, recordaré a los más conocidos comenzando por Simón López, Benjamín Blanco, Ramón Rivero, Carlos Salamanca, Jorge Galindo, Nicolás Eterovic, José López, Agustín Morales, Cleómedes Blanco Galindo, Aurelio Melean Camacho, Carlos Araníbar Orosco, José Quiroga Gutiérrez, Enrique Tardío Quiroga, Octavio La Faye Sanjinés, Fidel Anze Soria, Julio César Canelas, Carlos d´Avis Saínz, Federico Anze Guzmán, Hugo Morales Asúa, Luis d´Avis Sainz, Alfredo Hopp Castro, Jorge Blanco d´Arlach, Osvaldo Quiroga Rivas, Alberto Requena Taborga, Jorge Gamarra, Rufo Miranda, Roger Ruiz, Arturo Barrientos, Alberto Requena Urioste, Pedro Béccar Díaz, Edgar Prudencio Velasco, Eduardo Lezana L. colaborados por otros distinguidos ciudadanos, forjaron encumbrados horizontes en los espacios culturales, la tradición y el señorío de Cochabamba. Templo de cultura. civismo y respetabilidad.

Con Mario Guzmán Morales, Jorge Blanco d´Arlach y otros nobles de alma, reflexionamos a propósito de los objetivos de la benemérita institución. Ejemplo trascendente de valores humanos y respetabilidad. Tribuna donde los presidentes del Estado daban cuenta de su labor política, y entregaban los regalos debidos a Cochabamba en su Efeméride querida.

En su mejor tiempo, el cortejo de ingreso a los eventos históricos estaba conformado por los personajes más conspicuos, primero ingresaba el ex Presidente Carlos Blanco Galindo y su esposa doña Alicia d´Arlach; lo mejor de las autoridades edilicias: Rivero, La Torre, Montenegro continuados de Walter Galindo Quiroga, Aurelio Meleán Camacho, Cleómedes Blanco Galindo, deslumbrantes cochabambinos siempre acompañados de sus bellísimas esposas. Y el baile concluía con una elegante cueca danzada por la pareja de mayor donaire Mercedes Cornejo y René Bascopé Quiroga.

Previo al acto social e histórico del encuentro de la cochabambinidad, los socios del Club Social, quienes amamos a nuestra “Llajta” y respetamos la tradición y la pródiga gestión de nuestros padres, autores indiscutibles del progreso de Cochabamba, en un reiterado gesto anual, asistíamos en la mañana del 14 de Septiembre a la Misa de Acción de Gracias oficiada por Monseñor Walter Rosales quien lanzaba las mejores admoniciones a los mandatarios presentes; luego, el homenaje a los Héroes en la Columna de Honor de la Plaza de Armas donde depositábamos una ofrenda floral a los Ascuí, Ferrufino, Gandarillas, Moyano, Antezana, Arze, Rivero. El cóndor ensayaba abrir las alas y elevarse en vuelo.

A medio día, el tradicional “Almuerzo de Caballeros” con la asistencia del Presidente de Bolivia de turno y sus ministros principales. En la portada, Héctor Soria, Pepe Canedo, nos saludaban efusivamente. Instalados los socios, el Club Social nos recibía con un riquísimo plato de Jabaspejtu, coloridos yungueños, “jakhalahua”, y un delicioso picante mixto, y todo aquello, rociado con la amarilla, la dulce chicha de huillcaparu o la colorada de canela y “Taquiña” fresca en repetidos vasos al infinito. Pródigos abrazos entre socios, familiares e invitados, caballeros de renombre nacional orgullosos de su ancestro, del apellido impoluto en honestidad y en prosapia.

El Presidente de la benemérita institución abría el acto saludando al gobernante, a las autoridades civiles, militares, religiosas y a todos los socios respetable y elegantemente congregados. Un reconocido historiador rememoraba los Fastos del 14 de Septiembre: Revivían Esteban Arze, Francisco del Rivero, Mariano Antezana, el cura Oquendo, Viedma, Gonzales de Prada, Tadeo Haenke, la Virgen Heroína y todas los seres eternos de nuestra historia sagrada de criollos, mestizos e indígenas vallunos. Don Augusto Guzmán, don Humberto Guzmán, emocionados, enardecían el ambiente. Teófilo Vargas y Benjamín Blanco daban cumbre espiritual con el Himno viril cantado de pie y a capella con el mayor fervor patriota. Tomaba la palabra don Fidel, Pepe G. Quiroga, Ocampo Moscoso y en los últimos años resonaba fuerte la voz de Tito Hoz de Vila; recitaban Javier del Granado, Mario Guzmán Morales y Alberto Guzmán “Tomate” en quichua, y Man Césped era evocado por el heroico Mario Padilla. Y a continuación respetuosa “Tribuna Libre”.

Remataba el acto sublime las palabras del Presidente de Bolivia que humilde saludaba la presencia cívica de Cochabamba, informaba los logros de la gestión realizada y regalaba la esperanza de mejores días para la Villa de Oropesa. Cuando era menester pedía disculpas y cosechaba aplausos y la adhesión política y humana de Cochabamba entera.

Muchas veces viví esta extraordinaria experiencia feliz con mis entrañables hijos varones, o abrazando a mis hermanos Juan Abujder, José Cassab, Rafo Mendoza, Jaime Aparicio, Manolo Porro, Guido Torrez, “Chahualo” Canedo, seres fraternales que enriquecieron mi existencia.

Finalizado el Almuerzo de Caballeros, el Directorio convocaba al desfile departamental con la bandera del Club portada orgullosamente. Alguna vez desfilé entre los dos Caballeros más queridos, don Donato Cornejo Soliz, el terrateniente rey de la papa y el Dr. Alberto Cornejo Solíz, el ex combatiente, abogado de alma sublime.  Mi interioridad plena rebasaba de orgullo.

Ese el resabio de nobleza. Ahora, apenas una cena bailable sin proyección cultural ni trascendencia cívica, suprimida la tradición centenaria del Almuerzo de Caballeros por el gélido Directorio a quien sugiero enmendar esta falencia imperdonable.

Me aqueja la nostalgia ante la disolución fatal de una institución tan querida. Quiero morir guardando esta cálida imagen de evocación sellada en impronta de fuego en mi corazón.


Gastón Cornejo Bascopé

14 de septiembre 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario