arrancó lágrimas, la memoria de tantos ciudadanos ilustres que a"vuelo de pájaro" menciona la memoria prodigiosa de Gastón Cornejo que reclama del Directorio del Club Social, la reposición del legendario almuerzo criollo, que a las 12.00 en punto del 14 de septiembre solía tener lugar, con la concurrencia del Presidente de la República, las primeras autoridades e invitados de honor.
asistí a uno de esos almuerzos, del brazo de Gastón Cornejo, en ocasión de escuchar al presidente de la Institución Jorge Rojas Tardío, que en un exquisito lenguaje quéchua, saludaba la fecha y a "todos los llajtamasis", el menú del tradicional almuerzo era siempre el mismo, y las bebidas y los brindis y la fraternidad de los "kóchalas" proverbial y progresista. Gracias, compadre!
EL
CLUB SOCIAL Y EL 14 DE SEPTIEMBRE
Gente de honor y
de hidalguía, cruzados de simpatía y de cochabambinidad fueron sus directores,
recordaré a los más conocidos comenzando por Simón López, Benjamín Blanco,
Ramón Rivero, Carlos Salamanca, Jorge Galindo, Nicolás Eterovic, José López,
Agustín Morales, Cleómedes Blanco Galindo, Aurelio Melean Camacho, Carlos
Araníbar Orosco, José Quiroga Gutiérrez, Enrique Tardío Quiroga, Octavio La
Faye Sanjinés, Fidel Anze Soria, Julio César Canelas, Carlos d´Avis Saínz,
Federico Anze Guzmán, Hugo Morales Asúa, Luis d´Avis Sainz, Alfredo Hopp
Castro, Jorge Blanco d´Arlach, Osvaldo Quiroga Rivas, Alberto Requena Taborga,
Jorge Gamarra, Rufo Miranda, Roger Ruiz, Arturo Barrientos, Alberto Requena
Urioste, Pedro Béccar Díaz, Edgar Prudencio Velasco, Eduardo Lezana L. colaborados
por otros distinguidos ciudadanos, forjaron encumbrados horizontes en los
espacios culturales, la tradición y el señorío de Cochabamba. Templo de
cultura. civismo y respetabilidad.
Con Mario Guzmán
Morales, Jorge Blanco d´Arlach y otros nobles de alma, reflexionamos a
propósito de los objetivos de la benemérita institución. Ejemplo trascendente
de valores humanos y respetabilidad. Tribuna donde los presidentes del Estado daban
cuenta de su labor política, y entregaban los regalos debidos a Cochabamba en
su Efeméride querida.
En su mejor
tiempo, el cortejo de ingreso a los eventos históricos estaba conformado por los
personajes más conspicuos, primero ingresaba el ex Presidente Carlos Blanco
Galindo y su esposa doña Alicia d´Arlach; lo mejor de las autoridades
edilicias: Rivero, La Torre, Montenegro continuados de Walter Galindo Quiroga,
Aurelio Meleán Camacho, Cleómedes Blanco Galindo, deslumbrantes cochabambinos siempre
acompañados de sus bellísimas esposas. Y el baile concluía con una elegante
cueca danzada por la pareja de mayor donaire Mercedes Cornejo y René Bascopé
Quiroga.
Previo al acto
social e histórico del encuentro de la cochabambinidad, los socios del Club Social,
quienes amamos a nuestra “Llajta” y respetamos la tradición y la pródiga
gestión de nuestros padres, autores indiscutibles del progreso de Cochabamba,
en un reiterado gesto anual, asistíamos en la mañana del 14 de Septiembre a la
Misa de Acción de Gracias oficiada por Monseñor Walter Rosales quien lanzaba
las mejores admoniciones a los mandatarios presentes; luego, el homenaje a los
Héroes en la Columna de Honor de la Plaza de Armas donde depositábamos una
ofrenda floral a los Ascuí, Ferrufino, Gandarillas, Moyano, Antezana, Arze,
Rivero. El cóndor ensayaba abrir las alas y elevarse en vuelo.
A medio día, el tradicional
“Almuerzo de Caballeros” con la asistencia del Presidente de Bolivia de turno y
sus ministros principales. En la portada, Héctor Soria, Pepe Canedo, nos
saludaban efusivamente. Instalados los socios, el Club Social nos recibía con
un riquísimo plato de Jabaspejtu, coloridos yungueños, “jakhalahua”, y un
delicioso picante mixto, y todo aquello, rociado con la amarilla, la dulce chicha
de huillcaparu o la colorada de canela y “Taquiña” fresca en repetidos vasos al
infinito. Pródigos abrazos entre socios, familiares e invitados, caballeros de
renombre nacional orgullosos de su ancestro, del apellido impoluto en honestidad
y en prosapia.
El Presidente de
la benemérita institución abría el acto saludando al gobernante, a las autoridades
civiles, militares, religiosas y a todos los socios respetable y elegantemente
congregados. Un reconocido historiador rememoraba los Fastos del 14 de Septiembre:
Revivían Esteban Arze, Francisco del Rivero, Mariano Antezana, el cura Oquendo,
Viedma, Gonzales de Prada, Tadeo Haenke, la Virgen Heroína y todas los seres eternos
de nuestra historia sagrada de criollos, mestizos e indígenas vallunos. Don
Augusto Guzmán, don Humberto Guzmán, emocionados, enardecían el ambiente.
Teófilo Vargas y Benjamín Blanco daban cumbre espiritual con el Himno viril
cantado de pie y a capella con el mayor fervor patriota. Tomaba la palabra don Fidel,
Pepe G. Quiroga, Ocampo Moscoso y en los últimos años resonaba fuerte la voz de
Tito Hoz de Vila; recitaban Javier del Granado, Mario Guzmán Morales y Alberto
Guzmán “Tomate” en quichua, y Man Césped era evocado por el heroico Mario
Padilla. Y a continuación respetuosa “Tribuna Libre”.
Remataba el acto
sublime las palabras del Presidente de Bolivia que humilde saludaba la
presencia cívica de Cochabamba, informaba los logros de la gestión realizada y
regalaba la esperanza de mejores días para la Villa de Oropesa. Cuando era
menester pedía disculpas y cosechaba aplausos y la adhesión política y humana
de Cochabamba entera.
Muchas veces
viví esta extraordinaria experiencia feliz con mis entrañables hijos varones, o
abrazando a mis hermanos Juan Abujder, José Cassab, Rafo Mendoza, Jaime
Aparicio, Manolo Porro, Guido Torrez, “Chahualo” Canedo, seres fraternales que
enriquecieron mi existencia.
Finalizado el
Almuerzo de Caballeros, el Directorio convocaba al desfile departamental con la
bandera del Club portada orgullosamente. Alguna vez desfilé entre los dos
Caballeros más queridos, don Donato Cornejo Soliz, el terrateniente rey de la
papa y el Dr. Alberto Cornejo Solíz, el ex combatiente, abogado de alma
sublime. Mi interioridad plena rebasaba
de orgullo.
Ese el resabio
de nobleza. Ahora, apenas una cena bailable sin proyección cultural ni
trascendencia cívica, suprimida la tradición centenaria del Almuerzo de
Caballeros por el gélido Directorio a quien sugiero enmendar esta falencia
imperdonable.
Me aqueja la
nostalgia ante la disolución fatal de una institución tan querida. Quiero morir
guardando esta cálida imagen de evocación sellada en impronta de fuego en mi
corazón.
Gastón
Cornejo Bascopé
14
de septiembre 2015
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