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miércoles, 27 de mayo de 2015

nos recuerda Ninoska Córdova el Dia dela Madre, 30 mujeres que reciben homenaje por su heroicidad y defensa de la cochabambinidad lideradas por Manuela Josefa Gandarillas. Notable que la lucha contra la colonia, en esta parte de América fue librada por mujeres, por madres e hijas que escribieron la historia.

Este hecho bélico demuestra que el sexo femenino también expresa su valor y entrega a su patria y que gracias a ellas, no sólo podemos sentir el gozo de la libertad sino adoptar un hecho tan loable el “27 de Mayo” como símbolo de homenaje a las mamás
El Día de la Madre en Bolivia, declarado por ley en 1920, es una conmemoración histórica por la vida que ofrendaron las 30 mujeres que fueron masacradas por el Ejército realista español en la Coronilla y un reconocimiento a la labor desinteresada y abnegada de las mamás y no sólo un festejo por lucro económico.
Pasan más de 200 años de la participación de la mujer en la sociedad boliviana, no sólo como madre y esposa sino también como revolucionaria valerosa para defender los principios de libertad y derechos humanos del país del régimen opresor de la colonia.
Revisando la historia existen muchas líderes mujeres bolivianas que dirigieron con fe, coraje y determinación para unir y salvar la patria de los enemigos que invadieron el territorio. Estas valerosas mujeres fueron entre otras: Bartolina Sisa, Juana Azurduy de Padilla y las mujeres cochabambinas lideradas por Manuela Josefa Gandarillas.
Sin embargo, es sorprendente como la historia puede ser modificada tan fácilmente en nuestro país, porque alguna escritora manifiesta que Manuela Gandarillas no fue la que lideró la lucha violenta y desigual contra los invasores, donde las mujeres tomaron los puestos de sus maridos e hijos, para ser masacradas sin ninguna consideración. Sostiene que existe otra líder que comandó y alentó a las mujeres, llamada “Doña Chepa Flores”, siendo esta aseveración irrelevante, lo importante que nos llena de altivez, es que este levantamiento de la independencia fue dirigido por una mujer ciega y anciana que olvidándose de su discapacidad y edad guió exaltando a las que le seguían su patriotismo hasta ofrendar sus vidas. Este es un mérito y orgullo cochabambino y boliviano, que debemos apreciar y resaltar no importando el nombre de quien lo hizo, sino más bien que las mujeres toman un papel importante en nuestra sociedad de Bolivia.
Este hecho bélico demuestra que el sexo femenino también expresa su valor y entrega a su patria y que gracias a ellas, no sólo podemos sentir el gozo de la libertad sino adoptar justificadamente con un hecho tan loable el “27 de Mayo” como símbolo de homenaje a las mamás.
La autora es escritora.

jueves, 21 de mayo de 2015

1956 inicio de fabricación de cocaína en Bolivia. 1970 grandes inversiones de narcos en Beni y Pando. 1980 auge de la cocaína con implicaciones oficiales...1980 nace "el narco estado" con García Meza y Arze Gómez. hoy gran producción que se sospecha es encubierta y solapada del oficialismo...combinan la corrupción, el narcotráfico y el poder.




Narcotráfico poder y corrupción
Mauricio Aira

Lecturas de grandes diarios vinculadas a Venezuela, al chavismo, al Ingeniero militar Diosdado, provocan estremecimiento. Primero fue la sensación de incredulidad, luego según salen detalles a la superficie, las denuncias adquieren cuerpo y se concluye que sí, que bien pueden ser ciertas habida cuenta de nuestra propia, dramática experiencia boliviana.
Cuando el 11 de mayo de 1981 Emilio Lanza alzó su rebeldía en contra del autoritario Garcia Meza que algunas semanas después se vio obligado al abandono del Gran Cuartel de Miraflores desde donde gobernó aquellos pocos meses subsiguientes al 17 de julio de 1980, y borrar de la historia su feroz promesa “de gobernar al menos por 20 años”, Lanza encontró a Roberto Jordán Pando que le expresó. ”Coronel debe dar gracias a Dios que conserva la vida, porque usted no derrotó sólo a Garcia Meza, usted se enfrentó a la mafia del narcotráfico, a su estructura delictiva que se había encumbrado en el poder.
Jordán Pando como otros líderes políticos de aquel momento había tomado plena conciencia que el real soporte del tirano estaba en el narcotráfico entroncado por desgracias en las Fuerzas Armadas, en la Policía, en los grupos de paramilitares a cargo del “trabajo sucio represor y asesino” responsable de las masacres de la COB y de Sopocachi. Es que en sólo 20 años los narcos habían perforado la malla protectora del Estado y penetrado sus entrañas. 
Quedó atrás la historia del primer narco Luis Gonzáles Aguilera que difícilmente mereció alguna nota mediática por sus denuncias de extorsión por el coronel Montes de Oca, y la caída en prisión de chilenos, peruanos, alemanes, españoles, húngaros y griegos que lograron “exportar la cocaína”, no obstante fue en los 60 que cobró celebridad mundial y surgió la economía negra la década siguiente en que aparece detenido en EEUU el primer narco boliviano Alfredo “Cutuchi” Gutierrez vinculado a Hugo Bánzer en los 80. “Cutuchi” pagó una fianza de un millón de dólares, en lugar de tres que había fijado el Juez.  Roberto Gasser cobró relieve al ser detenido con 9 millones de dólares.  Gasser regresó a Bolivia y el fiscal Sullivan (acusador del general Noriega raptado y preso siendo Jefe del Estado de Panamá) le pidió disculpas, cuando declaraba que su lucha había sido inútil por la complicidad de la DEA y de la CIA con “poderosas mafias narcotraficantes”.  Grandes titulares surgen en otro episodio del cónsul boliviano en Miami, Guillermo Bánzer Ojopi, primo hermano del militar. Varios otros civiles y militares del entorno de Bánzer aparecen vinculados al poder y al narcotráfico.
Imposible ignorar a Guillermo “Sacate” Justiniano que había estado al mando del “Cártel de Mamoré” durante 20 años, altos jefes de la Naval fueron detenidos aunque la sospecha de tener respaldo en el Palacio subsistió sin llegar a clarificarse. Sendas publicaciones abonan la afirmación de haber existido vínculos del narco con notables personajes de entonces.  Citamos  al Instituto de Estudios Politicos para America Latina y Africa con sede en Madrid y al Latin American Bureau de Londres que en 1982 publicaron el irrebatible informe que circuló traducido a varios idiomas.
Cuando sea escrita la historia de la cocaína no podrán faltar las reminiscencias a Roberto Suárez “el rey de la cocaína” célebre por su ofrecimiento de pagar la deuda externa de Bolivia, émulo del legendario narco colombiano Escóbar,  el episodio de Oliver North y Huanchaca, la febril actividad de los narcos en el primer tiempo de Bánzer y Paz Zamora y el segundo periodo con los lemas “Coca Cero” y “Erradicación Forzosa” y el episodio del narcoavión detenido en Perú.
Tampoco se podrá ignorar el 17 de julio de 1980 “sangriento cuartelazo con Arze Gómez y García Meza al mando” además de Waldo Bernal y Alberto Sainz Klinski  de la alta cúpula militar (Datos de Waldo Peña en su Teoría y Práctica de la Corrupción) Al cabo de 10 meses fueron derrocados por sus propios camaradas y el oprobio quedó como “El Narco Estado” hasta llegar a Evo Morales que sacó a la DEA, rompió con Estados Unidos y “permitió la proliferación de los sembradíos de hojas de coca” origen de la cocaína. Morales informa a menudo de la destrucción de factorías aquí y allá y de la detención de narcotraficantes, aunque no hay memoria de “peces gordos” que estén tras las rejas.

Todos estos antecedentes hacen aceptable las versiones del ABC de Madrid y del Wall Street Journal de hallar responsable al presidente del Parlamento venezolano en narcotráfico a gran escala con la participación de los productores de la cocaína de Bolivia, Colombia y Perú. Todo abona, por desgracia de estarse repitiendo la dramática experiencia boliviana en que se conjugan el poder, la corrupción y el narcotráfico.

domingo, 17 de mayo de 2015

notable el trabajo de Carlos Antonio Carrasco. sus observaciones acertadas y aplaudimos cuando reconoce que la delegación a la Corte de Justicia se mantuvo silenciosa.




La fase oral en el juicio que sigue Bolivia contra Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya se ha registrado con notable rapidez en las lenguas oficiales de ese organismo, en las que los expositores recitaron sus alegatos. Esos documentos denominados “Verbatim Record” suman 220 páginas (más anexos) y comprenden las cuatro sesiones celebradas del 4 al 8 de mayo de 2015. Servirán de base a las reflexiones internas para la dictación del fallo de la Corte y reposarán en los archivos históricos de ese organismo. A continuación, se ofrece cuatro crónicas sobre aspectos llamativos de las sesiones.



Un británico que fue juez y parte

Ninguna pregunta formulada a las partes, por algún juez en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), es totalmente cándida o inocente. Casi siempre trae consigo una carga explosiva que, dependiendo de su contestación, puede causar destrozos a veces irreparables en el desprevenido litigante. En 2012, cuando el magistrado marroquí Mohamed Bennouna (72) interrogó “si Chile o Perú considerarían de acuerdo a la Declaración de Santiago (1952) a fijar un territorio soberano de jurisdicción exclusiva”, esa simple duda le estaba otorgando, virtualmente, al Perú 22.000 kilómetros cuadrados para ampliar su frontera marina.

Mientras Sir Christopher Greenwood (62), miembro de la Corte desde 2006, lanzó el 4 de mayo su pregunta capciosa “¿en qué fecha mantiene Bolivia que se concluyó un acuerdo respecto a la negociación relativa al acceso soberano?” no pensaba satisfacer una curiosidad histórica o poner en orden su calendario de eventos. Su intención fue precisamente obtener una respuesta no de la parte boliviana, sino de dar oportunidad al contrincante chileno de refutar, como en efecto lo hizo su compatriota-litigante, cuando negó la existencia real de un acuerdo que hubiese comprometido la fe del Estado chileno en la posible cesión a Bolivia de una salida soberana al mar.
El presidente Evo Morales, justamente alarmado, confesó públicamente su estupor ante la falta de ética del inglés, por haber soslayado el hecho de haber servido profesionalmente a Chile durante su pleito con el Perú. En cambio, su colega James Crawford (Australia), más honesto, se excusó del caso, por idéntico motivo. Elemental preocupación que señala descuido de quienes deberían haber monitoreado los antecedentes de Greenwood y actuar en consecuencia, como lo hizo Perú en 2012, pues una posible  recusación gestionada por Bolivia hubiese sido enteramente pertinente.
En todo caso, asombra y asusta que antes de que Bolivia respondiese al desafío, fuese Chile que, mediante uno de sus abogados (también británico), tuviese el comedimiento de contestar aquella pregunta que no le estaba destinada. Ese entronque huele a una comedia premeditada.
En este enredo judicial, la conexión chileno-británica (o anglo-sajona) es sorprendentemente notoria. Cuatro miembros del colectivo jurídico de Chile son de ese origen que, por cierto, se alinean por su lógica legal, por la secuencia en sus procedimientos y hasta por sus empolvadas pelucas en esa escuela de pensamiento. Por añadidura, también inglés, es un monje negro que solo sale de la niebla londinense cuando es menester y de quien nos ocupamos en otra nota.
Un lord inglés al servicio de Chile
La fascinación chilena por la pérfida Albión (antiguo nombre de la isla de Gran Bretaña) es antigua y consistente. Comenzó antes de la Guerra del Pacífico, pues Inglaterra provocó ese conflicto, se enriqueció con los minerales explotados en los territorios conquistados e influyó en los hábitos y costumbres trasandinos hasta bien entrada la etapa republicana. Esa circunstancia explica la adhesión encubierta de Chile, al lado de Londres, durante la Guerra de las Malvinas, cuando sus infidencias contra la Argentina, transmitidas al Almirantazgo, posibilitó el hundimiento de barcos argentinos, con centenas de bajas en alta mar. Más tarde, en ocasión del asedio en Londres al general Augusto Pinochet, perseguido por la Justicia, la Dama de hierro, Margaret Thatcher, visitó ostensiblemente la cueva del dictador, exclamando que éste había sido un leal amigo del Imperio.
Esos escarceos románticos ahora continúan con la contratación de abogados de la corona para enfrentar a Bolivia en la CIJ, pero también con el reclutamiento de Mark Malloch Brown, que bajo el título de “consultor en comunicación” (FTI-Consulting Strategic Communication) o algo por el estilo, brinda su linaje y su libreta de direcciones al servicio de Santiago y de sus intereses. Es alquiler módico en comparación con la ejecución positiva de las tareas encomendadas a un alfil con la copiosa hoja de vida de Sir Mark, quien fue sucesivamente editor de The Economist, asesor de Sawyer Miller para el referéndum en Chile, en la campaña de Vargas Llosa (1990), en las elecciones en Bolivia (1989), y otras, antes de enrolarse en el Banco Mundial, y luego penetrar en la ONU, donde llegó a Subsecretario General, y después trepar al Ministro del Reino Unido (gobierno de Gordon Brown).
Mozo inteligente y con talento para hacer el bien y todo lo contrario (enfrentó acusaciones en el escándalo “petróleo por alimentos”). Apto en relaciones públicas, hábil en lenguas, esposo de una americana rica y amigo de George Soros. O sea, todas las cualidades reunidas para hacer un lobby discreto pero eficaz en los corrillos oficiales y oficiosos de La Haya, en Londres, que tiene en el bolsillo, en Nueva York (allí frecuentó en el PNUD a Heraldo Muñoz) y en Washington, donde usará al máximo esa ligazón umbilical con el Reino Unido, apellidada “special relationship”, que traducida al léxico diplomático quiere decir “cubrirse recíprocamente las travesuras legales y de las otras”. Este acápite es significativo, en momentos en que los vínculos americanos con La Paz no son de los mejores. Con entrada en la gran prensa de Fleet Street y más allá, no es difícil para él plantar artículos y comentarios en The Economist, Foreign Affairs y otros medios que los jueces de la CIJ leen, para alimentarlos e intoxicarlos con información y desinformación del diferendo boliviano-chileno.
En la acera del frente, Bolivia batalla con las armas que le provee su diplomacia artesanal, sin vinculaciones ni la sofisticación que el caso exige y excluyendo de su equipo jugadores de primera liga, por no vestir la casaca de moda.
El coreano misterioso
Originaria de un lado de Corea, su familia emigró a los Estados Unidos, donde hace 62 años nació Harold Hongju Koh, quien, cual sus hermanos, logró el sueño americano al dotarse de una educación universitaria. Pero como ese escalón es solo el primero para subir a la cumbre, el joven Koh, luego de vencer aquella poliomielitis que lo dejó rengo, se afilió al Partido Demócrata y se incrustó de asesor en el Departamento de Estado, de donde fue reclutado por Clinton para convertirlo en Subsecretario de Derechos Humanos. Más tarde, Obama lo nombraría su consejero en ese mismo campo, antes que el ambicioso asiático decida reciclarse como profesor en la Universidad de Yale.
Fabricante de la arquitectura legal para justificar los mortíferos aeroplanos apodados “drones”, no pudo vencer el veto con que los estudiantes de la NYU ( New York University) bloquearon su acceso a la Facultad de Derecho. Hábil decorador de interiores, el Canciller chileno aceptó prontamente la sugerencia de contratarlo como parte de su equipo legal ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Aparte de ser un mensaje subliminal y lambiscón a la Casa Blanca, ese rostro asiático adornaría el pelotón chileno. Así pues, en la distribución de tareas del alegato contra Bolivia, quién mejor que Koh para lanzar la velada advertencia a la Corte, cuando en su turno del 7 de mayo dice: “la demanda de Bolivia tiene amplias implicaciones para la santidad de los tratados y la capacidad de las naciones a entablar libremente discusiones diplomáticas, sin prejuicios sobre lo que ya se había acordado” (Verbatim Record 2015/20, página 39)
Su mensaje fue claro y fuerte: una amenaza casada con chantaje. Si la CIJ admitía su competencia para conocer la demanda boliviana, acudirían ante ella muchos países ansiosos de rectificar sus fronteras, comenzando por la propia Bolivia, que tenía vigentes 12 tratados suscritos con sus vecinos. Es más, dijo, si la CIJ acepta la demanda boliviana se estimulará a “re-litigar la historia del continente y sus fronteras”.Su desplante me causó estupor y, en un encuentro casual en el pórtico del Palacio de la Paz, me permití interpelarlo, para indagar el verdadero alcance de su bizarra advertencia, dada la naturaleza del pasaporte del que era portador y su apego a la eficacia de los “drones”. Su respuesta tan lacónica estuvo acompañada de su sonrisa budista: “No coments”.
Sala de prensa
Los chilenos cuando invaden, lo hacen masivamente, y La Haya no fue excepción alguna en ocasión de las audiencias orales realizadas entre el 4 y el 8 de mayo de 2015. Aparte de Telesur (antena sevillana), el evento no interesaba a otros medios que no sean chilenos o bolivianos. Los primeros estuvieron representados por diez canales y 35 periodistas de todo pelambre. Bolivia, tímidamente, por cuatro cadenas televisivas casi unipersonales y otros  cuantos corresponsales. Pero en las dos salas de prensa imperaba la integración con anécdotas, bromas e ironías —por igual— a costa de los tiesos delegados gubernamentales y de la fauna parlamentaria que a uno y a otro costado de los Andes, transita con parecido apetito de figuración y ostensible vacuidad.
CHILENOS. Inquietos por la crisis ministerial provocada por iracunda mandataria Michelle Bachelet, la frondosa delegación, que incluía además de su heraldo Canciller, al alto y desgarbado presidente del Senado, Patricio Walker, a su esmirriado y locuaz portaestandarte de la Cámara de Diputados, Marco Antonio Núñez, quien para hablar con Carlos Mesa subía incesantemente de grada en grada la escalinata del Palacio de la Paz, sin lograr sobrepasar la cintura de su interlocutor. También merodeaba los corrillos Jorge Tarud, avaro de estatura, fumador empedernido, cuya incontinencia hasta le comprometió la  lengua; ese es el parlamentario que más exuda antibolivianismo. En cambio, la diputada por Valparaíso, Andrea Molina, con sus ojos verdes esmeralda, me cautivó tanto como las olas del mar cautivo.
Entre la gente de prensa, sobresalía por su perspicacia y hondo saber de la realidad nacional, Tamara Avetikian, columnista de El Mercurio; José Luis Repenning, de la cadena Mega Tv, que me regaló con su familiaridad sobre la Guerra del Pacifico. Me explicaron, con cautela, que el problema para Bolivia no sería convencer a la costra gobernante, sino a la opinión pública chilena.
BOLIVIANOS. Una sabia decisión impuso a todos los miembros de la delegación un riguroso embargo en sus declaraciones a la prensa. Creo que su silencio fue la más grande contribución a la causa marítima. Primero, porque los doctos eran los menos y los profanos, abrumadora mayoría. Eso se comprobó en el decurso del juicio, cuando la parte contraria, en su alegato, citaba en su beneficio las imprudentes opiniones que recogió la prensa a lo largo de los años. Centralizar en el vocero Carlos Mesa la posición oficial del país fue una  atinada medida que protegió a Bolivia de improvisadas estridencias. Los medios nacionales, con sus escasas herramientas disponibles, cubrieron las noticias, al igual que sus pares chilenos, en el límite de sus posibilidades, en la fase oral, pues dependían de una desastrosa interpretación al español, repetidas veces señalada por la CIJ como “no oficial”. Un botón de muestra fue que al más articulado de los abogados bolivianos, el profesor Payan Akhavan, se lo hizo aparecer como tartamudo por la incapacidad del intérprete de seguir su fluida disertación y por no captar su fino humor.

domingo, 3 de mayo de 2015

la "década dorada de América Latina ya pasó" asegura Carlos Mesa que analiza el comportamiento económico del continente...lamenta que pasó ya la bonanza, ahora viene la adecuación. se detiene en México y Brasil dos colosos que sin embargo están sometidos a la economía de los Estados Unidos, cita también a Australia, Canadá y Noruega de diferente matriz.

La década” de América Latina puede ser ya parte del pasado. Desde que nuestra región recuperó la democracia a fines de los años 70, hasta hoy, la década de oro de la región fue el periodo 2005-2015. Estamos entrando en un nuevo momento que no es equivalente a las etapas anteriores. No es que nos estemos adentrando en una espiral de desastre económico ni en una crisis dramática, pero sí está a la vista que estamos ante una explícita desaceleración económica que plantea retos importantes en una dimensión que –para recordar momentos críticos– no tiene las mismas características que la llamada “década perdida” de los años 80.
La década de oro debemos entenderla en el contexto de los logros históricos que representó desde el punto de vista económico, político, pero sobre todo social. Independientemente de la forma que cada país escogió para moverse en ese extraordinario escenario, nadie puede discutir que los avances sociales de América Latina en los 10 años señalados, fueron muy significativos. La lucha contra la pobreza, el ingreso de millones de personas a la clase media, la importante reducción de la indigencia, la incorporación de millones de latinoamericanos al acceso a servicios básicos, son hechos incuestionables.
Pero el más reciente informe de la Cepal sobre el tema expresa preocupación porque ese crecimiento espectacular, que no tiene comparación en la historia, se está estancando. La principal razón es obvia: el motor de ese periodo dorado cambia su comportamiento, los precios internacionales de las materias primas.
En ese escenario vale una precisión. Se relaciona con un elemento que –entre otros– ha llevado a China a la reducción de su crecimiento: el medio ambiente. La realidad del cambio climático ha puesto en evidencia que China se ha convertido en el país más contaminante del mundo y que debe reformular su propio modelo de crecimiento, porque ese modelo es devastador para la propia China y el mundo entero.
Es en ese contexto que los países de América Latina tienen que readecuar su inserción en el mundo globalizado. La evidencia indica que todavía no hemos podido responder una pregunta que nos venimos haciendo desde que comenzó la bonanza económica. Desde entonces nos hemos preguntado si es sostenible en el largo plazo suponer que América Latina podría apoyar su éxito en los precios internacionales de las materias primas. Y la respuesta sistemática, desde entonces ha sido: no, no es posible. Pero esa respuesta no traía aparejados los caminos para darle un giro ambiental y un valor agregado a nuestra matriz productiva. No hay secreto, la respuesta está en dos conceptos: innovación y desarrollo tecnológico.
Un elemento interesante para el análisis es la necesidad de combinar un cambio de matriz productiva con una diversificación de mercados. Para poner un par de ejemplos ilustrativos: México ha desarrollado bien el valor agregado, la tecnología y el proceso de industrialización con innovación. ¿Cuál es su problema? Una dependencia dramática de un gran mercado como es EEUU, que lo arrastra inevitablemente a sus propios vaivenes internos. Brasil ha conseguido un proceso de diversificación menor, es muy dependiente de las materias primas, pero tiene una ventaja comparativa: tiene una mayor diversificación de mercados internacionales. Hablamos de las dos mayores economías de América Latina que han seguido caminos distintos y que enfrentan crisis distintas también, pero que demuestran que no hay recetas únicas.
Lo que está claro es que ni los dos gigantes regionales ni el resto –salvo excepciones en nichos específicos más que en economías nacionales–, hemos hecho lo suficiente para hacer verdad que innovación y tecnología nos permitan revolucionar nuestras matrices de producción y prever los efectos devastadores que nuestros modos de producción ejercen sobre el medio ambiente y contribuyen al cambio climático.
En otras palabras, no es lógico suponer que podemos prescindir de las materias primas. No prescinde de ellas Canadá, no prescinde Noruega, no prescinde Australia. Las materias primas no son en sí mismas un freno, tal como no son en sí mismas una solución. Marcan una realidad con la que tenemos no solamente que convivir, sino a la que tenemos que sacarle partido. No repitamos de manera incesante la idea de que las materias primas a la larga son una maldición, si entendemos que nuestro cambio de matriz productiva dependerá de cómo elaboramos ese proceso productivo. Ése es un aspecto fundamental a considerar si queremos reformular nuestro futuro.
El autor fue presidente de la República
http://carlosdmesa.com/