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sábado, 28 de enero de 2017

Lupe Cajías puntualiza ciertos hechos históricos que el MAS pretende desconocer o distorsionar y que tienen que ver con la auténtica Historia de Bolivia y lo obrado por VPE antes de los últimos 11 años masis


Once años después

En abril de 1963, Víctor Paz Estenssoro –ya decadente– conmemoraba las medidas que 11 años antes habían cambiado las relaciones del Estado con la sociedad boliviana. Aunque la más mediatizada había sido la nacionalización de las minas –después de la del petróleo en los años 30 y de similar audacia mexicana–, era la Reforma Agraria la más revolucionaria.

Era tal el impacto en el continente que muchos estudiosos llegaron a Bolivia para proponerla en países como Colombia o Guatemala. Las Naciones Unidas comprendieron que era un ejemplo mundial y fue parte de su agenda, tanto que diferentes bolivianos participaron en esos debates. Cuando llegaron los militares no pudieron revertir la entrega de tierras que firmó el MNR.

En los años 90, Bolivia impulsó otra larga ola para reencauzar esa medida de tantas consecuencias sociales y económicas. Entre ellas estuvo la ampliación de los parques nacionales (áreas protegidas) iniciados en 1939 y la creación de las Tierras Comunitarias de Origen. Recién en 2011 un gobierno se atrevió a dividirlos con carreteras y a liberarlos para la exploración petrolera a cargo de empresas foráneas (venezolanas).

Paz también recordó otras leyes que subvirtieron el orden republicano, el voto universal que permitió desde 1956 la participación política de analfabetos, mujeres, de personas sin renta. Aunque ya desde la Constituyente de 1938 hubo presencia obrera, en los nuevos parlamentos también participaron campesinos. Paz sabía que ningún futuro gobierno anularía la conquista, con o sin él.

El derecho de ser elegido fue empoderado en Bolivia con la Ley de Participación Popular. Esa medida sufrió varios embates, pero ningún partido pudo derogar el proceso de municipalización de Bolivia, la entrega de la coparticipación tributaria y la participación de las bases. Cuando cumplió 11 años, países de América (toda Centroamérica) y de África habían imitado a los bolivianos. Igualmente, el sistema mundial reforzó la experiencia boliviana de poder local y descentralización.

En 1963, Bolivia había logrado una presencia única en el proceso de descolonización en Asia y África. Por eso Argelia creó una plaza con su nombre y Etiopía/Eritrea se beneficiaron con esa gestión. Hay textos de (verdaderos) diplomáticos bolivianos que relatan esa labor.

Y en cultura…. el MNR había facilitado la multiplicación de las radios sindicales, a pesar de que tanto lo atacaban. Creó el Instituto Cinematográfico, que produjo lo mejor del cine boliviano (sin censuras ni loas), promovió el muralismo en los edificios públicos y museos de arte, ajenos a la vida de sus jefes.

miércoles, 11 de enero de 2017

Bernard Gutiérrez en su propuesta de divulgación de asuntos que interesan a la Comunidad de Cochabamba difunde este testimonio en honor a la verdad de lo ocurrido el 11 de nero del 2007 en la ciudad de Cochabamba. ver inclusive el video y conocer la verdad, o parte de la misma de una testigo que ha sido amenazada por divulgar la violencia masista de los seguidores de Evo Morales.


11 de enero

Benedetti dijo que el olvido es una forma velada de burlarse de la historia. Alguien también dice que el olvido es una terapia contra la crueldad del pasado, pero nuestro pasado, el del 11 de enero de 2007, está aún presente, plagado de verbos con efectos que no han cesado; un pretérito imperfecto en el más puro sentido. Esas cosas que ocurren de un momento a otro, que se convierten en hitos y estos en certezas, para el caso, en una certeza de que las cosas no volverían a ser iguales.

Si me preguntan, yo diría que el olvido es un recurso del alma para no intoxicarse con el veneno de los malos recuerdos, lo que no puede ocurrir es que el olvido se convierta en complicidad y, lo que es peor, que el silencio aliente la impunidad.

Cochabamba, corazón de Bolivia, fue víctima de un brutal atentado perpetrado por el Régimen de Evo Morales, el 11 de enero de 2007, apenas un año después de su arribo al poder, movilizando a miles de productores de hoja de coca excedentaria de quienes se ha valido para llegar, primero al Parlamento y luego a la Presidencia. La estrategia consistía en eliminar a la oposición política del País y la táctica estaba orientada en primera instancia a derrocar a la máxima autoridad del departamento, el Prefecto electo por voto popular, Manfred Reyes Villa. Tomaron la ciudad, se apostaron en ella, incendiaron el edificio principal de la Prefectura, para luego enfrentarse de manera violenta con una población urbana que reaccionó contra el abuso y la manipulación gubernamental. La crónica de ese tiempo habla de 450 heridos, la ruptura del orden democrático y un mártir asesinado de la forma más violenta e inhumana: Christian Urresti Ferrel.

Años después, el delito no se ha investigado y los responsables están quedando en la impunidad. No es extraño que así sea, el sistema de administración de justicia está sometido al poder político, como están los otros órganos del Estado. Esa impunidad habla de una realidad que se esconde detrás de medidas populistas que esconden el verdadero temperamento autocrático de quienes dicen, llegaron al poder para quedarse -a cualquier precio- habría que agregar. A los hechos de Cochabamba le sucedieron el derrocamiento del Prefecto de Pando con la matanza de Porvenir y el montaje del caso Terrorismo en Santa Cruz de la Sierra, cuya responsabilidad no puede sino atribuirse a una lógica perversa que tiene mucho que ver con la receta de dominio importada de Caracas y la Habana.

El domingo pasado fue publicada una entrevista a la madre de Christian Urresti, una mujer admirable que ha encontrando en su fe la brújula para navegar por el mar del dolor y en el trabajo social que realiza, el argumento para demostrarle al mundo que en el corazón de una madre puede encontrarse la única y verdadera razón por la cual los seres humanos aún no nos hemos aniquilado unos a otros al punto de exterminarnos y, por lo tanto, es posible continuar creyendo en nuestra especie; que hay esperanza para el mundo, una esperanza similar a la que Dios debe tener en nosotros, por gente como ella.

La señora Urresti, ha hecho de Cochabamba, su Plaza de Mayo. No se viste de blanco ni pasea con carteles todos los días, lo de ella es alimentar a los niños de la calle, como si en cada pieza de pan que reparte, entregara un pedazo de ese corazón de madre infinito, como si cada sonrisa de un niño que alimenta, le devolviera la sonrisa del hijo que ha perdido. Es un mensaje silencioso, de amor y perdón, ese perdón que no se expresa con palabras y que se hace carne y cobra vida con acciones.

A nuestro pueblo le corresponde el no olvidar, no para ir por venganza, sí por justicia, pero además y fundamentalmente, porque tenemos la obligación de mantener ese hecho en nuestra memoria colectiva para evitar que nuestros hijos vuelvan a vivir la amenaza de otro 11 de enero; para preservar la vida. No encuentro otra manera de honrar la memoria de Christian Urresti.
Un par de archivos como referencia:

viernes, 6 de enero de 2017

"los ponchos rojos" bien pueden ser "los de la Mazorca" del colectivo argentino inmortalizada por Mármol y que W.Estremadoiro menciona hoy de pasada y que nosotros habíamos anota hace mucho.

Previus: Cuando Estremadoiro se refiere de pasada a "la Mazorca" en su versión de "los movimientos sociales" de Evo y el MAS, nos recuerda lo que escribiera hace tiempo Marcelo Ostria con todo acierto ya en 2012, o nuestras variadas referencias a La Mazorca del tirano Rosas en Argentina comparándolos con los Ponchos Rojos, dados a la vorágine y la violencia, que sin embargo fueron derrotados en La Calancha por aguerridos jóvenes chuquisaqueños que les hicieron poner pies en polvorosa y huir del escenario sucrense del cual los Ponchos...creyeron haberse adueñado, episodio que bien recuerda Eurodoro Galindo Jr., en su histórico "el legado maldito", por ello y para continuar nuestras referencias y comparaciones, empezamos por reproducir este jugoso texto:

En 1835, el general argentino Juan Manuel de Rosas fue investido con la suma del poder político que le fuera otorgado por la legislatura. Esto incluía la facultad irrestricta de ejercer los tres poderes del Estado –según se dijo– para “conservar, defender y proteger la religión católica” y para “sostener la causa nacional de la federación”. Lo curioso es que ese poder fue ratificado en comicios populares, con 9.713 votos a favor y siete en contra, consolidando en el mando de la nación al que iba a ser uno de los tiranos más temidos en Hispanoamérica, hasta su caída en, 1852.
La suma del poder político, que se concentra en una persona, aún está vigente. Con frecuencia esto se esconde tras circunstanciales mayorías y con leyes que consagran esta anomalía de la democracia. Desde Rosas en Argentina y Melgarejo en Bolivia, los tiempos han cambiado, pero no los métodos. Se sigue justificando la suma del poder–hay que repetirlo– por un supuesto consenso ciudadano que acepta el sometimiento del pueblo a la voluntad caprichosa del caudillo. Y así, nace otra figura execrable: la del culto a la personalidad, la del ‘jefe’, atribuyéndole todas las virtudes y justificando todos sus yerros.
Pero muchos somos impenitentes optimistas y audaces en el empeño de que vuelva la sensatez. Creemos que, pasadas las fiestas de fin de año, que siempre despiertan esperanzas, llega el tiempo propicio para la reflexión y para actuar con realismo. Los buenos deseos que compartimos requieren, para que se cumplan, de condiciones favorables y de un propósito de enmienda.
Que se produzca esa rectificación depende de la conducta que sigan en adelante los que ahora tienen en sus manos ese amplio poder de decisión, es decir, una renovada suma del poder político a través de una sólida mayoría oficial en el Parlamento, de la paulatina captura de las gobernaciones, del predominio abrumador en los organismos de control público, de la subordinación total de los organismos armados y, finalmente, de una peculiar administración de justicia recién conformada. Estos son los elementos de esa suma del poder.
Habrá que tomar conciencia de lo errada que es la justificación de que el mando político irrestricto es indispensable para transformar las estructuras del Estado; que, sin el poder omnímodo, correría riesgos el manido ‘proceso de cambio’ para llevar adelante una curiosa revolución llamada cultural; que la torpeza y arbitrariedad son parte de un plan de ‘descolonización’ que, en realidad, solo nos está aislando de la sociedad internacional que –quiérase o no– está globalizada; que todo esto nos está llevando a tomar partido en favor de dictaduras teocráticas, como la de los ayatolás iraníes, y de las otras que están urdiendo eternizarse en el poder, y que ya han conseguido, como Hugo Chávez, esa ominosa suma del poder que se empeña en reditar.
No son muchas las medidas para devolver la sensatez y la confianza: el abandono de la soberbia que se manifiesta en la imposición y dejar la creencia de que quienes señalan errores y proponen caminos políticos distintos son enemigos del pueblo. Es más: hay que aceptar que el poder eterno es una quimera y que “la alternancia fecunda el suelo de la democracia”, ya que esta –la democracia– “es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, excepto todos los demás” (Winston L. S. Churchill).
Si se comprendiera parte de lo que se requiere para asegurar a libertad, no habría más ‘iluminados’ y el futuro sería prometedor.
Pero, ¿no será todo esto pedir peras al olmo?

* Abogado y diplomático

domingo, 1 de enero de 2017

con la precisión de un cirujano, el historiador Carlos Mesa dibuja el perfil resumido de los 10 gobiernos más largos desde Santa Cruz a Morales, aunque de éste último dice "correr mucha agua" antes del juicio definitivo. Ilustrativo.

Evo Morales encabezó lo que él mismo denomina como “Proceso de Cambio”, cuyos rasgos relevantes son la Constitución de 2009, el empoderamiento indígena y una bonanza económica sin precedentes. Queda aún mucha agua por correr para hacer un juicio definitivo sobre su gestión
El 24 de diciembre de 2016 el presidente Evo Morales ha superado en permanencia en el Gobierno a Hugo Banzer, quien en dos Gobiernos sumó un total de 10 años, 11 meses y un día en el mando. Morales es ya el segundo gobernante con más tiempo en el poder después de Víctor Paz quien, en cuatro periodos presidenciales, gobernó 12 años y seis meses, y es el primero con más tiempo continuo en el poder.
Veamos de manera somera la significación de los 10 hombres que han gobernado más tiempo a Bolivia. Andrés Santa Cruz que gobernó nueve años y 10 meses (1829-1831/1831-1835/1835-1839), fue –sin duda-- el organizador de los fundamentos de la República después de la aguda crisis económica que enfrentó Sucre como producto de la Guerra de Independencia. Consolidó Tarija para Bolivia al crear el Departamento de ese nombre y derrotar definitivamente a la Argentina en la guerra de 1838 que garantizó la permanencia tarijeña en nuestra heredad. Fue quien concibió la idea de una gran República Panandina a través de la Confederación Perú-Boliviana, que tras tres años de vida fue desbaratada por la estrategia chilena de Portales. Fue, en suma, uno de los proyectos nacionales más significativos de nuestro pasado.
José Ballivián, quien presidió el país por seis años y tres meses (1841-1847), dio el giro definitivo al destino nacional al consolidar con el triunfo de Ingavi la idea de Bolivia como una nación separada de Lima y de Buenos Aires. Continuó con éxito el proyecto crucista de la organización del Estado y sus instituciones. La creación del Departamento del Beni fue el primer gran esfuerzo desde el centro del poder por integrar el noreste de nuestro territorio.
Manuel Isidoro Belzu que rigió los destinos de Bolivia por seis años y ocho meses (1848-1855), condujo el primer Gobierno que apoyó su fuerza en los sectores populares urbanos, los gremios, los artesanos y los más desposeídos con un discurso con algo del socialismo utópico. A pesar de su acción liberal con relación a las concesiones de la explotación de la quina, fue asumido como el pionero de las ideas nacionalistas.
Mariano Melgarejo, presidente por seis años (1865-1871), es un arquetipo del dictador atrabiliario anclado en el caudillismo más ramplón. Los tres rasgos que lo estigmatizan son los tratados internacionales con el Brasil y con Chile, que cercenaron por la vía diplomática significativas partes de nuestro territorio y el inicio de la política de expoliación de las tierras de indígenas de comunidad.
 José Manuel Pando, primer mandatario durante cinco años y cinco meses (1899/1899-1904), es una de las figuras señeras del liberalismo, etapa crucial de la historia del país. Conductor de los “federales” paceños en la Guerra Civil, representa la paradoja del estratega y el político brillante en contrasta con su decisión de romper el pacto con Zárate Villca tras el gran levantamiento indígena. Pando, ideólogo liberal, explorador del norte, fue combatiente en primera fila en la Guerra del Acre siendo ya Presidente del país.
Ismael Montes que gobernó nueve años (1904-1909/1913-1917), fue reputado como el liberal por excelencia. Pragmático y amigo de la modernidad, condujo el país a reformas fundamentales como la educativa, la financiera y la militar, pero lleva en su espalda el imperdonable baldón de la firma del Tratado de 1904.
Víctor Paz Estenssoro, primer mandatario durante 12 años y medio (1952-1956/1960-1964/1964/1985-1989), es la figura principal del siglo XX, condujo el país en tres momentos distintos, el de la Revolución Nacional de 1952 hito imprescindible del siglo pasado que cambió el país para siempre, condujo luego la institucionalización y “moderación” del proceso al despuntar los años 60 e, irónicamente, llevó a cabo el salvataje de una nación quebrada económicamente, que abrió las puertas al renacimiento del liberalismo económico tras la derrota de la hiperinflación.
Hernán Siles Zuazo, su sucesor, que encabezó el país durante seis años y nueve meses (1956-1960/1982-1985), es con Paz Estenssoro. como el espejo de la dupla Pando-Montes. Le tocó reordenar la economía tras los cambios de 1952 y fue el gran artífice de la recuperación de los valores democráticos el 10 de octubre de 1982, lamentablemente a costa de un colapso económico sin precedentes.
Hugo Banzer, gobernante por 10 años y 11 meses (1971-1978/1997-2001), representó la férrea dictadura que resolvió en sangre la polarización del país y la articulación del proceso democrático. Su segundo Gobierno se ahogó en una aguda crisis económica con la que comenzó la crisis política de octubre.
Evo Morales que gobierna ya por 10 años y 11 meses, encabezó lo que él mismo denomina como “Proceso de Cambio”, cuyos rasgos relevantes son la Constitución de 2009, el empoderamiento indígena y una bonanza económica sin precedentes. Queda aún mucho agua por correr para hacer un juicio definitivo sobre su gestión.

El autor fue Presidente de la República.
http://carlosdmesa.com/ 
Twitter: @carlosdmesag