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miércoles, 4 de mayo de 2016

compartir el exilio en Buenos Aires con Alfredo Obando Candia fue una experiencia enriquecedora. conocer sus criterios sobre temas como "la drogadicción", la "corrupción" "el contrabando de armas" y la politiquería barrientista, me dieron tema para largas meditaciones y profundizar en campos vitales para mi formación política.

pasé mis primeros 180 dias de exiliado del dictador Luis García Meza en Buenos Aires, donde por esas ironías del destino y gracias al Embajador Eufronio Padilla, pude compartir muchos dias de fraternidad en la casa del diplomático, su digna esposa y oh! casualidad con el primo de ambos, Alfredo Obando Candia quién al regresar de Madrid con destino a La Paz, fue cordialmente interceptado por Eufronio, "mira Alfredo, lo mejor por tu propia seguridad es permanecer en Buenos Aires hasta tener unas indicaciones de La Paz, y la garantía mínima de tu resguardo personal" Obando Candia, un hombre lleno de bondad y de paciencia, aceptó de buen grado el consejo de su pariente. Mientras Elsita su esposa había adelantado el paso, presentándose en la sede de Gobierno y tomando el control de la casa que ambos poseían en la zona de San Jorge.

aproveché el tiempo "perdido" del exilio, mientras yo mismo esperaba una resolución del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, y la respuesta a mi solicitud de asilo en un tercer país. me puse de acuerdo con el General, ex-presidente de la Junta Militar de Gobierno y ahora mismo ex-embajador de Bolivia en Madrid.

en pocos dias nació una profunda amistad compartida por el aciago destino común de un exilio inexplicable, mientras el diplomático había escrito al Palacio de Gobierno via diplomática pidiendo una confirmación de mi condición de expulsado de Bolivia. mientras la respuesta demoraba bastantes semanas, don Alfredo y mi persona, acudíamos a nuestra cita diaria, a veces para almorzar juntos en casa del Embajador, otra para disfrutar de interminables tertulias sobre apasionantes temas de la política boliviana, merced a la nutrida información de Clarin y La Nación los principales de Argentina que todos los dias, traían noticias de Bolivia y de la acción de "los revolucionarios militares" que se habían tomado el poder el 17 de julio de 1980 "para siempre jamás" como declaró García Meza, porque se produciría "una inédita revolución con al menos 20 años luz".

"Mauricio. toc, toc, toc" llamaba el General Obando a la puerta del hotelito que me albergó por esos dias en Suipacha y Corrientes, a menos de 100 metros de un edificio en cuyo interior vivió el padre del Che Guevara durante varios anos. "Ya voy, General, ya voy" y a los pocos minutos con la barba algo crecida me reunía con el meritorio militar descendíamos los dos pisos y ya en Corrientes nos llegábamos hasta la esquina próxima. Un café muy famoso y concurrido y dale que dale, horas de tertulia, relatos, experiencias, e historias vividas especialmente por el viejo general, tan lleno de sabiduría y de vivos recuerdos, algunas de esas historias están narradas en mi libro "Gotemburgo Destino Final" que es una especial de film, muy ágil, sobre aquellos 180 dias en Buenos Aires.

hoy quiero ocuparme de un tema que curiosamente retorna a la actualidad en la política boliviana y es "compartir las Fuerzas Armadas, el monopolio de las armas en este caso con los sindicatos mineros que expresan apoyo al autocrático Evo Morales, quién sin duda desconoce la historia que paso a describir como algo real, vivido por el pueblo boliviano y experimentado por los uniformados.
(sigue en texto dos. "Obando se opone a la idea de Fuerzas Especiales de Barrientos.)



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